Los ‘lobystas’ de Palacio
PERFILDetrás de los escándalos de ‘Job’ y DMG, hay dos misteriosos personajes con un inusual acceso al poder. ¿Quiénes son?
Los nombres de dos desconocidos, el abogado laboralista Óscar Iván Palacio y el tecnólogo mecánico Fidencio Mena Perea, han salido a la luz pública tras conocerse su protagonismo en algunas de los recientes escándalos que han conmocionado al país. Por ejemplo, el primero participó en la llamada reunión de ‘la Casa de Nari’, con el paramilitar desmovilizado alías ‘Job’, mientras el segundo llevó a David Murcia Guzmán, de DMG, a una reunión política a la casa de la mamá del Alcalde de Bogotá. Hechos con los que quedó en evidencia su inusual acceso al poder.
Palacio y Mena son amigos de hace años y sus vidas tienen varios puntos en común. Para ambos, el Urabá antioqueño tiene gran significado. Palacio trabajó allá como funcionario en temas laborales, durante los años más duros de la violencia. Mena nació en Chigorodó y allí hizo sus pinos en política. En su pueblo, desde 1985, comenzó su compromiso con causas electorales.
Fue a mediados de los años 90, con la llegada de Uribe a la gobernación de Antioquia, que estos personajes comenzaron a proyectarse. En esa administración Palacio fue su exitoso secretario de recursos humanos, y Mena era visto como quien le cargaba la maleta al gobernador. Desde allí establecieron una estrecha amistad con Pedro Juan Moreno y José Obdulio Gaviria, entre otros,
Por ser considerados como de los históricos del uribismo, a Palacio y Mena se les abre la puerta de muchos despachos públicos. No es extraño encontrárselos en los corredores de superintendencias como la de Industria y Comercio o del Invías. Es tanta la percepción, que sin figurar en nómina algunos los ven como asesores de la Casa de Nariño. Aun así los dos, casi con una respuesta calcada, dicen que durante las dos administraciones de Uribe si acaso han saludado al Presidente en un par de oportunidades, de manera casual en actos públicos. Pese a esta respuesta, son frecuentes visitantes a la Casa de Nariño, en especial Palacio, quien era muy cercano a Félix Alfazar González, que fue consejero presidencial para las regiones, y que salió hace poco de su cargo al ser poco claro en sus explicaciones sobre su cercanía con DMG.
También ha sido notoria su presencia en procesos tan sensibles como la desmovilización paramilitar. Aunque nadie sabe con exactitud cuál era su rol, quienes coincidieron con ellos en ese momento los relacionan con los proyectos productivos que el gobierno buscó poner en marcha.
De Mena no se conocen hasta ahora contratos con el gobierno, mientras que Palacio fue uno de los muchos abogados que llevaban procesos para el Fondo Nacional del Ahorro. Aduciendo querer evitar suspicacias, renunció recientemente a los ocho millones de pesos que sumaban los ingresos mensuales que tenía por esta actividad, y que ejercía a nombre propio y de su empresa.
A Palacio le incomoda que lo rotulen de lobysta, pues él piensa que lo que hace es “ser facilitador en las necesidades de las personas”. Dice que su actuar con ingenuidad lo ha llevado a estar en el centro de la polémica. Con esto busca explicar algunos episodios como el de hace cinco años cuando era el gerente de la aerolínea Intercontinental de Aviación, de la que era accionista el narcotraficante Gabriel Puerta. Palacio dice que sólo supo que aquel era socio después de asumir el cargo. Intercontinental ingresó a la ‘Lista Clinton’ en octubre de ese año.
No es la única relación cuestionable. Tanto él como Mena han sido amigos por mucho tiempo de Luis Guillermo “Guillo” Ángel, empresario vinculado a Pablo Escobar que obtuvo perdón de la justicia por sus delaciones a inicios de los 90 y fue uno de los llamados ‘Doce del Patíbulo’. Mena mantiene esa relación. Pero Palacio se distanció tras la muerte de su hija en un helicóptero de la compañía de Ángel, en el mismo hecho donde murió el industrial Pedro Juan Moreno, otro de los puntos en común, pues ambos fueron fieles amigos de él hasta último momento. “Hasta era el fiador del apartamento donde viven mis hijos”, dice Palacio para explicar su estrecha relación.
Sobre su papel de lobysta, Mena reconoce que sí acompaña a alcaldes a las oficinas públicas, “ayudándoles a hacer gestiones de proyectos”. Acepta, así mismo, que “en un par de ocasiones” llevó sobres al despacho presidencial con mensajes de Pedro Juan Moreno, pero niega que fuera enlace entre el Palacio de Nariño y el general retirado Rito Alejo del Río, como algunos lo veían. “Rito no necesitaba de nadie para ir allá”, dice. Quienes conocieron el aspecto descuidado y calentano de Mena a su llegada a Bogotá hace seis años, hoy se sorprenden por su frecuente apariencia de refinado cachaco, con carro blindado y chofer. Mena no esconde la fascinación que le produce ser centro de debate. A finales de la semana pasada, él mismo llamó a los medios para dar a conocer otro episodio que era previsible daría de que hablar. Mena asegura que el convocó la fiesta de celebración que tuvo Sergio Fajardo, cuando ganó la alcaldía de Medellín. Cómo si esto no fuera suficientemente llamativo, dijo que la cuenta de trece millones de pesos, que luego le redujeron a ocho, no la pagó él sino el polémico “Guillo Ángel” a través de su empresa Helicargo. Fajardo, hoy candidato presidencial habló con varios medios, y dijo que él tenía presente que la celebración la había organizado un familiar, que no fue su campaña, y que sólo supo hasta el fin de semana que la reunión la pagó Helicargo.
Ni beneficios, ni riquezas, dicen tener Mena y Palacio. Opinan que sus nombres aparecen en los recientes escándalos gracias a que los medios sobredimensionaron su papel. No quieren más exposición, sino dedicarse a sus labores privadas, dicen. Según Palacio, eso equivale a litigar en la defensa de los necesitados, y Mena, a trabajar como comisionista en la venta de propiedades, de lo que dice vivir, y en especial a vender minas de carbón y oro, su nueva actividad.
No hay duda del particular acceso al poder que tienen estos personajes, pero al parecer sólo se limita a esto sin que necesariamente se traduzca en influencia. Durante años, han logrado pasarse como Pedro por su casa en los despachos de poder, pero los hechos recientes ya les empiezan a afectar. Por ejemplo César Mauricio Velásquez, jefe de prensa de la casa presidencial y amigo de Palacio, dice de él que “ ha actuado como un ‘lobbista’ que se ha valido de artimañas para abusar de la confianza brindada”.
Habrá que ver si Palacio y Mena seguirán con sus polémicas gestiones tras la luz que hay sobre ellos a raíz de los escándalos, o si esto ya fue decisivo para cerrarles las puertas de las que tanto alardeaban. Curiosamente, el ya condenado Daniel Ángel, el asesor de David Murcia Guzmán, le dijo a esta revista hace algunas semanas: “a DMG llegaron personajes oscuros que decían tener contactos con el alto gobierno”. Se refería a Mena y a Palacio.