Las últimas trizas a la paz
Por: Laura Gil
El presidente intervendrá en el Consejo de Seguridad. No solo vetó a la sociedad civil colombiana, también se prepara para confrontar a Rusia antes, durante y después de la sesión sobre Colombia.
Iván Duque prepara maletas. Este 12 de abril se dirigirá al Consejo de Seguridad. A punta de medias verdades y hasta de simple y llanas mentiras, el presidente se presentará como el hombre de la paz. Con señalamientos contra Rusia antes, durante y después de una sesión sobre Colombia, pondrá en riesgo el logro internacional más preciado del proceso de paz: el consenso del Consejo de Seguridad. Así, a pocos meses de acabar su mandato, podría dar una estocada para cerrar con broche de oro la causa que adelantó durante cuatro años: la de hacer trizas la paz mientras posa de defenderla.
Nada bueno se puede esperar del show que montará este gobierno en Naciones Unidas. Vamos por partes.
Cada tres meses, la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia presenta un informe del Secretario-General a los 15 miembros del Consejo de Seguridad. Son documentos que describen el estado de la implementación y sus desafíos. Toda crítica al gobierno está empacada en un lenguaje diplomático que podría hacerla invisible ante el ojo sin entrenamiento.
Por ejemplo, señala la Misión de verificación los asesinatos de 315 excombatientes y 27 desapariciones desde la firma del Acuerdo de Paz y los homicidios de 43 líderes sociales en lo que va del año. Ante tremenda crisis de seguridad, advierte la Misión: “Los avances logrados en la reincorporación de excombatientes, la sustitución de cultivos ilícitos, la justicia transicional y las oportunidades de desarrollo en las comunidades afectadas por el conflicto seguirán siendo vulnerables a menos que se den pasos firmes y eficaces para consolidar la seguridad en todo el país de la manera integral prevista en el Acuerdo Final”. Fundamental resulta aquí identificar el dardo envenenado: no se trata solo de tomar medidas de seguridad sino de hacerlo tal como lo plantea el Acuerdo de Paz, algo que el gobierno ha rechazado en abierta transgresión del compromiso del Estado y en alineación plena con los deseos de su partido.
Así, al resumen del informe que hace el jefe de la Misión, que funge como el Representante Especial del Secretario General en Colombia, le siguen las intervenciones de los países que, uno tras otro, con mayor o menor lenguaje diplomático, dependiendo de la estrechez de las relaciones con Colombia, le hacen recomendaciones al gobierno.
En las últimas reuniones, las presidencias del Consejo de Seguridad, encargadas de definir las agendas, han invitado a voces de peso de la sociedad colombiana a intervenir. Así han hablado en ese foro la lideresa afro Clemencia Carabalí, la constructora de paz de Nariño Melisa Herrera, la líder juvenil Daniela Soto del Consejo Regional Indígena del Cauca, Bibiana Peñaranda de la Red Mariposas de Alas Nuevas y Luz Marina Giraldo, excombatiente de las Farc.
Fiel a su talante autoritario, el gobierno se movió para impedir que la presencia de la sociedad civil colombiana en la sesión le arruinara la fiesta a Duque, un gesto que ha despertado malestar entre numerosas embajadas en Colombia. Cabría, entonces, la pregunta: ¿por qué la delegación de Reino Unido, encargada de presidir este mes, habrá acogido tan irrespetuosa restricción? Llama la atención porque Reino Unido, en la jerga onusiana, siempre ha sido el pen-holder. En esa condición, se encargó de redactar el primer borrador de la resolución que crea la misión de verificación y, desde entonces, ha asumido liderazgo del proceso de paz colombiano en la ONU con las demás resoluciones.
Lo cierto es que las fuertes declaraciones de Iván Duque en contra de Rusia están causando impacto en Estados Unidos y los países de Europa, que ven en Colombia su más firme aliado en América Latina. La posición contundente en defensa de Ucrania le ha permitido a Duque ganar tracción. Además, Duque llega a Nueva York con reclamos bajo el brazo. Está molesto porque los informes de la Misión no hacen alusión a vínculos entre el ELN y las Farc.
“En Ucrania se han cometido crímenes de lesa humanidad” dijo Iván Duque. De eso no existe la menor duda. Pero, ¿qué pasará si lo repite en el Consejo de Seguridad?
El embajador ruso afirmó en la última sesión sobre Colombia: “De los 13.000 imputados en la Jurisdicción Especial para la Paz, las tres cuartas partes son excombatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo, mientras que sólo una cuarta parte pertenecen a las fuerzas de seguridad del Estado. Debemos reconocer que la totalidad de esos complejos temas no resueltos sólo permite una evaluación cautelosa de los resultados de la implementación del Acuerdo Final en su quinto aniversario… Al mismo tiempo, no podemos sino estar de acuerdo con las conclusiones del informe del Secretario General en que el proceso de consolidación de la paz en Colombia sigue en peligro.” Los rusos han hablado con cierta claridad.
¿Cómo responderá Duque a las críticas rusas? ¿Dirá que no recibe sugerencias de criminales de lesa humanidad? ¿Acusará a Rusia cuando tenga a su embajador en frente? La agresión de Rusia contra Ucrania le podría servir a Duque como estrategia de distracción. Ante los evidentes crímenes de guerra rusos, se preguntará el presidente, ¿qué podrá importar ese exterminio a cuentagotas de los firmantes de paz colombianos?
Está claro que la invasión de Ucrania debe ser rechazada por todo Estado que aspira un orden internacional regido por las normas acordadas, el respeto a la soberanía y la solidaridad. El gobierno de Vladimir Putin sí merece condena. Pero, en la acción internacional, todo momento y todo escenario debe medirse para evitar consecuencias no deseadas. Acecha peligro de que una sesión sobre Colombia se desplace hacia la conflagración en Europa.
Desde 2016, los Estados miembros del Consejo de Seguridad, del signo ideológico que sean, grandes o chicos, y hasta con disputas entre ellos, han logrado un consenso en torno a Colombia que refleja el espacio de protección política que la comunidad internacional le brinda al Acuerdo de Paz. Es la responsabilidad de los 15 miembros del Consejo de Seguridad mantenerlo.
Se nos puede venir en Nueva York una confrontación política de tamaño mayor con Rusia y la mayor víctima podrá terminar siendo el Acuerdo de Paz. Nada mal para un gobierno dispuesto a acabar la paz negociada.
*Laura Gil, politóloga e internacionalista, directora de La Línea del Medio, @lauraggils
Fuente: Las últimas trizas a la paz – La línea del medio (lalineadelmedio.com)