Las ocurrencias del nuevo ministro de Defensa
La afirmación de que Colombia “ha pasado de los grandes carteles al microtráfico” es una reducción simplista de un fenómeno que tiene detrás una serie de redes criminales de gran envergadura.
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Por Juan Diego Restrepo E. (*)
“En Colombia ya derrotamos el crimen organizado”, dijo Luis Carlos Villegas en Harvard hace unas semanas. Me alegra su nombramiento en esa cartera, para que tenga una mejor perspectiva del país.
A finales del pasado mes de abril tuve la oportunidad de escuchar en la Universidad de Harvard, en Boston, al entonces embajador de Colombia ante el gobierno de Estados Unidos, Luis Carlos Villegas. El diplomático le habló a un auditorio compuesto en su mayoría por estudiantes colombianos que cursan sus estudios de posgrado en ese prestigioso centro académico.
En un tono bastante optimista, por momentos exagerado, habló de las nuevas realidades del país, cuyos resultados económicos comparó, guardadas las proporciones, con los de Brasil y China. Pero lo que más me llamó la atención de la intervención del diplomático, nombrado anoche ministro de Defensa, fue su afirmación “en Colombia ya derrotamos el crimen organizado”.
Desde hace varios años vengo estudiando ese tema y claro, una aseveración de ese calibre no podía pasar inadvertida. Una vez concluyó su intervención y respondió varias preguntas de algunos asistentes, yo le pedí el favor de que explicara cuáles eran las características del crimen organizado que, según él, ya se derrotó en el país, y proyectara sus alcances a un eventual escenario de posconflicto.
“Usted me oyó decir derrotado el crimen organizado, no erradicado, primera diferencia”, me respondió Villegas. “No es comparable lo que tenemos en crimen organizado hoy en Colombia con lo que teníamos en 1993 o 1992, o 1991. Es otro tamaño y otra amenaza del crimen organizado. Un crimen organizado que estaba poniendo en peligro la existencia del Estado, hoy es un crimen organizado que pone en peligro la política de seguridad del Estado para los ciudadanos”.
Continuando con su respuesta, el funcionario precisó que el crimen organizado en Colombia “ha pasado de los grandes carteles al microtráfico”, lo que es una reducción simplista de un fenómeno que tiene detrás una serie de redes criminales de gran envergadura que se sostienen en el tiempo y amplían su oferta.
En su explicación, para reforzar su argumento, Villegas entregó una cifra que me dejó desconcertado por su imprecisión. Dijo que el debilitamiento del crimen organizado ha sido de tal magnitud, que, por ejemplo, los cultivos de hoja de coca para uso ilícito en el Valle del Cauca pasaron de “200.000 hectáreas a tener 40.000”, sin precisar el período, y agregó: “el efecto sólo de caja del crimen organizado de bajar en esa proporción las hectáreas de cultivos ilícitos es realmente un impacto en cualquier empresa, lícita o ilícita, realmente reciente”.
Como dudé de la cifra, consulté los archivos de la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito (UNODC) desde el 2004 y encontré que el mayor pico de extensión de siembra ha sido de 2.089 hectáreas en el 2008. Antes de ese año y hasta el 2013 el área ha sido menor a mil hectáreas. ¿Cuál es la fuente del nuevo ministro de Defensa?
En su respuesta abordó el tema de la aceptación del crimen organizado, particularmente entre la juventud, y dijo que “en Colombia es bastante menor que la que teníamos hace 25 años. Para el imaginario de la juventud colombiana hoy el crimen organizado no es la opción uno, ni la opción dos, ni creo que esté en las primeras siete o diez opciones de la juventud. Sí lo estaba hace 25 años”. ¿Podrá ser eso cierto? ¿Hay estudios que avalen esa apreciación o, simplemente, es la apreciación de un burócrata afincado en Washington, donde las comodidades le cambian la perspectiva de la realidad del país?
En su ejercicio comparativo, Villegas también abordó el tema de la infiltración en el Estado y al respecto dijo: “yo creo que tenemos muchos defectos y cosas para hacer en la justicia, reformarla, pero creo que eso es una justicia menos invadida por el crimen organizado hoy que hace 25 años. Y creo que el Gobierno está menos infiltrado hoy que hace 25 años. Y creo que hemos hecho dos esfuerzos de lavado, cómo se llamará, de mejoría en el Congreso, dos en apenas 15 años, para sacar de nuestro Congreso el crimen organizado, con éxito”.
Por tales razones, el nuevo jefe de la cartera de Defensa reiteró: “Creo plenamente que Colombia puede decir con todas sus letras que derrotó el crimen organizado y que lo que queda va a ser objeto de una nueva política institucional de la fuerza pública lanzada por el presidente en una semana tal vez para que esas manifestaciones que están más en las regiones que en lo urbano, más en la Colombia cercana a lo rural que en lo urbano, para que sea un último envión y poder salir del crimen organizado”. ¿Acaso reducir el fenómeno en discusión al ámbito rural no es una manera simplista de aislarlo de las ciudades, donde se mueven los capitales ilícitos, y mostrar una falsa realidad?
Con respecto a la relación de posconflicto y crimen organizado, aseveró que, según sus lecturas, “lo que florece en el posconflicto es la delincuencia común, no el crimen organizado. Lo que ha pasado en Centroamérica creo que es la consecuencia de haber desbaratado la fuerza pública y eso es un ejercicio que se hizo allá a conciencia, pero 25 años después todo el mundo está arrepentido, todo el mundo bregando por institucionalizar una fuerza pública que valga la pena en Centroamérica”.
Ese panorama, de acuerdo con Villegas, es una enseñanza para Colombia: “Nosotros vamos a necesitar una robusta fuerza pública en el posconflicto que les garantice su salida a esos colombianos que entran al posconflicto. Simplemente quitar las manos de la fuerza pública de esos territorios es hacer que suceda lo que está sucediendo en Centroamérica, que es la desinstitucionalización, donde no hay capacidad de luchar contra el crimen, ni el crimen común ni el crimen organizado”.
El nuevo ministro de Defensa sostuvo que en nuestro país lo que tendremos es la amenaza de que crezcan el crimen ordinario y la delincuencia común: “Ya estamos empezando a verlo en algunos sitios que ya están en posconflicto prácticamente, pero para eso la solución es una eficiente política de seguridad ciudadana, no tiene nada que ver con la geopolítica, ni siquiera con la denominación de política, es una política pública para el ciudadano”.
Finalmente dijo que en el posconflicto colombiano todo eso es posible “siempre y cuando a las comunidades se les tenga primero una gran conexión para comunicarles, qué es lo que se va a hacer, y segundo, que haya victorias tempranas que mostrar, que la gente sienta, como lo dije hace un momento, que vive mejor en ese momento que el día anterior de firmar cualquier acuerdo”.
Así piensa el nuevo ministro de Defensa de nuestro país. Ya cada lector juzgará si el presidente Juan Manuel Santos acertó en este nombramiento. Yo, por mi parte, creo que no.
(*) Periodista y docente universitario