La reincorporación y reconciliación, dimensiones de la construcción de paz
Sr Fidel Cano, Director de El Espectador,
Señora Breda Lee, Consejera Política de la Delegación de la Unión Europea
Sr Joshua Mitroti, Director de la Agencia Nacional de Reincorporación y Representante del Gobierno en el Consejo Nacional de Reincorporación
Sr Pastor Alape, miembro de la dirección nacional de la FARC y su representante en el Consejo Nacional de Reincorporación
Sr Gonzalo Restrepo, Presidente de la Fundación “Éxito”
Sr Jorge Mario Díaz, Vicepresidente de la Cámara de Comercio de Bogotá
Padre Francisco de Roux, Presidente de la Comisión de la Verdad,
Introducción
Permítame en primer lugar agradecer a El Espectador por el privilegio de presentar, al inicio de este foro, nuestra visión y los resultados de nuestra verificación de la reincorporación de los ex-miembros de las FARC-EP.
Quiero añadir un reconocimiento especial a el Espectador, no solamente por su amplia cobertura, análisis y acompañamiento del proceso de paz, sino también por tomar – por segunda vez este año – la iniciativa de convocar a una reflexión sobre la reincorporación. Como se lo mencioné en el mes de mayo cuando tuve la oportunidad de tomar la palabra ante el primer foro sobre el tema, consideramos la reincorporación un aspecto clave de la consolidación de la paz, y particularmente en Colombia. No es, sin embargo, un tema que atrae naturalmente la atención de los medios, y que bueno, en este sentido, que El Espectador se preocupe de mantenerlo vigente en la opinión pública.
Como saben, nuestra Misión, que estuvo a cargo de verificar el cese al fuego y la dejación de armas hasta el fin de septiembre, está ahora dedicada a un doble mandato: la verificación de la reincorporación y de las garantías de seguridad para las comunidades en los territorios más afectados por el conflicto. La Misión tiene equipos desplegados en todos los 26 Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCRs), y es en gran parte el resultado de su verificación que voy a compartir con ustedes en esta discusión.
Balance actual: avances y retos
Para empezar ¿Dónde estamos en este momento?
Por una parte, elementos importantes de la fase inicial de la reintegración se han cumplido:
12,262 miembros de las FARC están certificados;
10,445 están bancarizados para recibir sus subsidios;
10,218 están afiliados a los sistemas de salud y de pensión.
En los ETCRs, si muchos de los campamentos no están terminados, mejoras han sido realizadas bajo la responsabilidad de la OACP, quien está a cargo de la infraestructura y la logística.
La ARN tiene presencia en todos los espacios y está coordinando las medidas para la reincorporación temprana. Y en la casi totalidad de los Espacios se han conformado Consejos Territoriales de Reincorporación, los cuales constituyen un marco descentralizado para agilizar el proceso combinando el aporte de los actores locales y un enfoque de reincorporación comunitaria.
El SENA ha realizado cursos de capacitación para la reincorporación. Otras iniciativas en materia educativa incluyen un proyecto con el Ministerio de Educación y el Consejo Noruego de Refugiados para la nivelación educativa de los ex combatientes. Por su parte, el Ministerio de Trabajo ha realizado cursos en economía solidaria para 5,300 ex guerrilleros.
Hay también avances en el involucramiento de ex miembros de las FARC en la Unidad Nacional de Protección y en actividades de desminado humanitario.
Sin embargo, al mismo tiempo, el alcance de esas medidas se ha visto limitado por una serie de factores: La falta de actualización de las bases de datos de la Policía, de la Procuraduría y del Sistema Judicial lleva a que miembros de las FARC certificados por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz están todavía detenidos por la Policía Nacional, tienen dificultades para acceder al sistema bancario o firmar contratos con el Estado.
Los servicios de salud disponibles son de limitada eficacia para los casos más graves de discapacitados, lisiados y enfermos crónicos de las FARC.
Centralidad de la reintegración productiva
Pero sobre todo, es la falta todavía de perspectiva certera de reintegración productiva a largo plazo que más afecta la confianza de los ex guerrilleros en la reincorporación. Recordemos que hasta la fecha no existe todavía un plan marco de reincorporación – el mandato central del Consejo Nacional de Reincorporación establecido hace un poco menos de un año.
En su ausencia, una serie de iniciativas han sido tomadas, o están siendo tomadas, en los ETCRs, con varios grados de éxito:
En 10 de los 26 ETCRs, existen ahora 22 proyectos productivos en curso, realizados por los ex guerrilleros, esencialmente con sus propios recursos y el apoyo de universidades, autoridades locales y actores del territorio, tanto para el auto-consumo como para comercialización. Estos abarcan distintas actividades: cultivos de yuca, plátano, piña, piscicultura, ganadería, granjas comunitarias, ecoturismo, confección textil, talleres artesanales etc.
En Antioquia, se ha creado una mesa departamental encabezada por el Gobernador que busca soluciones a los retos de la reincorporación para los ETCRs del departamento. Se creó un servicio de asesoría legal para el acceso a tierra y la formación de cooperativas, asesoría técnica para proyectos productivos, búsqueda de opciones de comercialización y de inclusión laboral de los ex combatientes etc.
En otros departamentos como el Meta y el Cesar, el sector privado ha manifestado interés en relacionarse con los proyectos existentes en los ETCRs para propiciar su comercialización.
Proyectos conjuntos con el Gobierno y la comunidad internacional están en fase de implementación en los ETCRs: un proyecto de autoabastecimiento en los 26 Espacios y un proyecto ambiental en tres Espacios de Meta y de Caquetá. La Unión Europea ha anunciado la decisión de priorizar la reincorporación en el marco del Fondo para la Paz. Formuladores de proyectos productivos han sido desplegado en la mayoría de los Espacios.
Pero todas esas actividades no pueden eclipsar el hecho que, a la fecha, un muy alto porcentaje de los ex miembros de las FARC ya no están en los ETCRs. El fenómeno llama la atención. Los ex guerrilleros eran unos 8,000 al 20 de mayo en las Zonas Veredales cuando concluye el almacenamiento de las armas de las FARC. Quedaban el 70% al 15 de agosto. Hoy estimamos a 45% los que todavía están en los ETCRs.
Estas salidas no se originan todas en la desilusión frente a la ausencia de perspectivas socioeconómicas. Lógicamente, un número de ex guerrilleros han querido reunirse con sus familias, hacer política, buscar reincorporación por su propia cuenta, entre otros.
Sin embargo, el mayor determinante de las salidas es efectivamente, de acuerdo a las entrevistas realizadas por la Misión, la pérdida de confianza en las perspectivas que ofrecen los ETCRs. Muchas expectativas incumplidas por mucho tiempo. El ETCR del Gallo y el ETCR de Policarpa han sido abandonados casi totalmente y sus residentes se han trasladado a lugares que les parecen más propicios. De otros ETCRs, que no fueron abandonadas, grupos de 20 a 50 ex guerrilleros están saliendo con el mismo propósito.
Perspectivas
En su último informe al Consejo de Seguridad, el 26 de septiembre, el Secretario General dio su valoración de los alcances de la reincorporación:
“En este momento, la reincorporación de los miembros de las FARC-EP es, sin duda, la tarea más crítica de la agenda de consolidación de la paz. Los intentos permanentes de grupos armados y actores ilegales de atraer a los excombatientes con la perspectiva de grandes beneficios, el crecimiento de las disidencias en ciertas zonas del país, sirven de recordatorio de las posibles consecuencias de un fracaso. El tiempo apremia…. Mientras la dejación de las armas se celebra como un gran logro, muchos ex miembros de las FARC-EP que se encuentran en los Espacios Territoriales siguen percibiendo con incertidumbre, o incluso con ansiedad, lo que les reserva el futuro… Es necesario que la incertidumbre dé paso a la confianza y la ansiedad a una actitud positiva, especialmente en lo que respecta al futuro productivo que espera a los miembros de la FARC de origen campesino que aspiran a reincorporarse en las zonas rurales”.
Esta valoración no ha cambiado. No se trata solamente de cumplir con un compromiso adquirido, se trata de un tema de evidente interés nacional. La reincorporación no intenta crear un segmento de privilegiados sino lograr un objetivo fundamental para toda sociedad. Nadie puede tener interés en que ex guerrilleros desilusionados de la posibilidad de integrarse a la vida civil en condiciones de seguridad y sostenibilidad vayan gravitando hacia las economías ilegales. Este fenómeno se dio en cierta medida en Colombia luego de la desmovilización de los paramilitares en los años 2000. También ha habido un buen número de experiencias de reincorporación fallida a nivel internacional que han regenerado violencia.
Las causas son a menudo similares: como lo estableció hace muchos años un grupo de estudios designado por el Consejo de Seguridad para analizar los casos de retroceso hacia la violencia en los procesos de paz: “uno de los principales factores de reversión es una economía donde predominan productos ilegales de alto rendimiento y fácil comercialización”. Difícilmente se encuentra un resumen más sucinto de la situación en muchas zonas afectadas por el conflicto y donde se desarrolla el proceso de reincorporación.
Frente a estos retos, es necesario, hoy, redoblar esfuerzos.
Urge naturalmente seguir adelante con las actividades que ya empezaron: que se finalice el plan marco de reincorporación. Que la dejación de armas y la certificación de los ex guerrilleros se traduzca efectivamente en seguridad física y jurídica.
Pero además, la experiencia muy alentadora de los proyectos productivos en varios de los ETCR pone de relieve un elemento que no figuraba en el Acuerdo de Paz y cuya relevancia es imposible de desconocer hoy: el acceso a la tierra para dar sostenibilidad a los proyectos productivos existentes, para abrir perspectivas a ex guerrilleros en otras regiones del país, para restaurar la confianza perdida en la posibilidad de lograr seguridad económica en tiempo de paz.
Como es el caso de movimientos insurgentes en otros países, pero con carácter más pronunciado en las FARC, los guerrilleros son principalmente campesinos – 77% de acuerdo al censo de los miembros de las FARC realizado por la Universidad Nacional hace unos meses. Y no es casualidad si muchos de los acuerdos de paz incluyen entre sus disposiciones el acceso a tierra. El Acuerdo de Paz de Colombia no es excepción: en su capítulo 1, dispone la creación de un fondo de tierra de 3 millones de hectáreas para aliviar la situación de pobreza extrema en las zonas de conflicto. Sin embargo, y paradójicamente, las disposiciones sobre reincorporación hacen caso omiso de este acceso. Naturalmente, el acceso a la tierra no es una garantía de prosperidad, pero ha sido indudablemente uno de los escenarios más atractivos, más convincentes para ex combatientes en muchos conflictos.
De hecho, es una realidad que desde la concentración de las FARC en las 26 zonas veredales hace unos 10 meses, para los ex guerrilleros de las FARC que provienen del
mundo campesino, el trabajo agrícola en los Espacios y los predios que hayan podido alquilar en zonas aledañas ha sido, espontáneamente, la vertiente económica de su incipiente integración a la vida legal. Invito a los medios a conocer esas experiencias para constatar la contribución que puede hacer la reincorporación al desarrollo en el área rural.
Sin prejuicio de otras formas de integración económica, no tenemos entonces dudas de que para afianzar la reincorporación frente a los desafíos de las economías ilegales, agilizar el acceso a la tierra es una prioridad. Estudios ya han sido realizados y marcos jurídicos identificados, que deberían permitir la pronta toma de las decisiones pertinentes en esa materia.
El éxito de la reincorporación es todavía posible. Nos alienta la presencia aquí de empresarios connotados. No dudamos del aporte que pueden hacer a la buena marcha del proceso con su compromiso, su experiencia, y su participación en la reintegración productiva de los ex guerrilleros y la inclusión de las áreas rurales más golpeadas por el conflicto en la economía nacional.
A pesar de las dificultades, tenemos la convicción, fortalecida por el dinamismo que hemos constatado por parte de universidades, empresarios, autoridades municipales y departamentales, asociaciones y comunidades, que la reincorporación tiene vocación para ser un catalizador de unidad de esfuerzos en torno al desarrollo territorial, y por ende, un mensaje concreto, tangible de reconciliación nacional.
Fuente: https://colombia.unmissions.org/palabras-jean-arnault-en-el-foro-de-el-espectador-%E2%80%9Cla-reincorporaci%C3%B3n-y-reconciliaci%C3%B3n-dimensiones
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