La Paz y los Empresarios

El día 9 de abril se realizó en la ciudad de Medellín la asamblea de los empresarios del sindicato antioqueño. Allí estuvieron presentes el Presidente Juan Manuel Santos y el jefe de la delegación del gobierno en las conversaciones de paz con las FARC, Humberto de la Calle. Un tema de la asamblea lo constituyo el proceso de paz.


En opinión de la Revista Semana la asamblea tuvo gran significado en tanto que “es la primera vez que un sector tan importante de la élite empresarial del país, hace público su apoyo al proceso de paz con las FARC”. Es de anotar que el grupo empresarial antioqueño aporta el 6 por ciento del PIB de Colombia y según Semana, genera alrededor de 110 mil empleos.

Entre las conclusiones de la asamblea se manifiesta un apoyo al proceso de paz el cual debe permitir “superar ese capítulo de nuestra historia para frenar el número de víctimas, desplazamientos y pobreza que ha generado, así como poner en alto relieve el dolor de las víctimas y buscar su reparación”. (Semana abril 14).

Sin duda, la paz sigue convocando a muchos colombianos tal como quedó evidenciado en la marcha por la paz del pasado 9 de abril la cual movilizo a centenares de miles de personas en todo el país, principalmente en Bogotá, que expresó y se caracterizó por su pluriculturalidad y lo plurisocial, así como el Congreso de paz del Congreso de los Pueblos que sesionó en Bogotá los pasados días 19 al 22 de Abril, que convocó alrededor de 20 mil asistentes, destacándose una amplia delegación internacional y donde quedaron expresados mandatos por la paz de en Colombia.

Vientos de paz recorren a Colombia, sin que aún se avance en un consenso acerca de los contenidos de ella, lo que necesita un camino de debate nacional para irlo decantando. Esto es fundamental por cuanto allí se encierra el alcance de la paz, su consistencia y perdurabilidad; hacia allí se dirigen estas notas de análisis sobre las conclusiones de la asamblea del grupo empresarial antioqueño.

Nelson Mandela uno de los principales líderes del movimiento Congreso Nacional Africano y gestor de la paz en Suráfrica, refiriéndose a la experiencia de la solución negociada del conflicto en su país, ha afirmado que para alcanzar la paz, sólo es posible cuando la clase en el poder, que ha utilizado intensamente la represión a la lucha del pueblo, se convence de que el camino de la solución política negociada es menos costoso que la guerra, le cuesta mucha legitimidad al régimen por que la resistencia del pueblo no se ha podido neutralizar y se niega a someterse. Podría ser este un motivo el que lleve al grupo empresarial antioqueño, como expresión de un sentimiento de toda la oligarquía, a buscar el camino de la paz ante los altos costos de una guerra que no ha podido coronar como victoriosa, ni derrotar la lucha popular después de más de 60 años.

Esta puede ser una primera tesis que daría respuesta al porqué, por primera vez, uno de los cinco o seis gremios empresariales que han conducido los destinos del país, se decide a apoyar la paz, como un camino posible para Colombia.

Si estos es así, sería conveniente para el país y para toda la comunidad internacional que está comprometida con esta acción de reconciliación, que el grupo empresarial antioqueño, hiciera una valoración de cómo ha sido históricamente su participación en el conflicto social y armado, pues entendemos que hay causas que tienen que ver con políticas y aptitudes que han atizado la violencia.

Una reflexión de cara al país y de la sociedad, sería muy útil y contribuiría a que las palabras de apoyo a la paz sean acompañadas de una voluntad sincera de contribuir a superar el conflicto social y la guerra.

Son conocidas las condiciones de pauperización de los trabajadores y trabajadoras colombianas, con bajos salarios y negación absoluta de las libertades de expresión y organización. Esto último ha llevado a que sólo el 4 por ciento de la fuerza laboral este sindicalizada, lo cual es una desventaja ante el capital que se impone con sus políticas y expresa el aniquilamiento sistemático del movimiento sindical, que sobrepasa los 2 mil dirigentes asesinados y miles de desplazados.

Indispensable sería realizar un dialogo laboral con los 110 mil trabajadores que laboran para el Grupo Empresarial Antioqueño y evaluar su grado de sindicalización, las condiciones laborales y de seguridad social y todo lo relacionado con el disfrute de sus derechos fundamentales.

Ciertamente estamos de acuerdo en que debemos remover los problemas de hambre, desigualdad, superar las abismales diferencias entre los ricos y los pobres, esclarecer la verdad de las desapariciones, de las torturas y la ausencia de derechos humanos para que la paz sea cimentada sobre la base de la justicia social. También debe abrirsen las puertas de la democracia, para que ella sea amplia y participativa donde todas las personas que habitamos Colombia, podamos ser parte activa del diseño de las políticas sin ninguna discriminación y desigualdad. Si es así, vamos en la misma dirección.

La otra variante de este apoyo dado por el Grupo Empresarial Antioqueño puede ser para los empresarios una oportunidad para ser utilizada a favor de seguir acumulando riquezas sin una efectiva distribución de la misma para toda la sociedad, preferentemente los pobres y empobrecidos.

También puede ser parte de una estrategia relegitimadora de la guerra, y por ello, hacer parte de un libreto que le eche la culpa a la insurgencia de un posible fracaso de las conversaciones de paz. Creemos que la paz no puede ser manipulada para legitimar un nuevo ascenso de la confrontación porque sería hacerle un gran daño a las expectativas de paz que se va sembrando en el país.

Estamos seguros que lo mejor que puede pasar es que comencemos, entre todos, a decantar los colores y sabores de la paz, es decir, los contenidos sociales, económicos, políticos, culturales y de orden militar, que sean útiles para una solución a los problemas estructurales que han originado la confrontación.

Recordemos que fue un 9 de abril de 1948 cuando se da el asesinato del dirigente político Jorge Eliécer Gaitán, tiempo en que se inicia una etapa de violencia que todavía perdura en nuestro país. De allá para acá la historia es conocida. Esclarecer este asesinato político se ha convertido es una deuda de la oligarquía, base de partida para una paz estable, duradera y preñada de justicia.