La paz no tiene reversa
Para Defendamos la Paz, el acuerdo final para la terminación del conflicto armado suscrito entre el Estado colombiano y las antiguas FARC, es el hecho político más importante y transformador de la historia reciente de Colombia; es la más grande oportunidad de hacer realidad el Estado Social y Democrático de Derecho, en los territorios azotados por décadas
de violencia y desigualdad.
La agenda plasmada en el acuerdo de paz -que incluye trasformaciones para el campo y la política, la terminación de la producción y tráfico de drogas ilícitas, y el cumplimiento de los derechos de las víctimas- sigue vigente y es urgente su implementación.
Defendamos la Paz conmemora el quinto aniversario de la firma del Acuerdo de Paz, con una convicción clara: la paz no tiene reversa. La firma del acuerdo nos mostró que es posible llegar a la paz por la vía del diálogo; rescató la esperanza en medio del miedo y del dolor que genera la guerra; puso la paz como prioridad de la agenda política, y a pesar de las grandes dificultades y de los muchos obstáculos generados por el gobierno actual, la paz llegó para quedarse, y no hay vuelta atrás.
Defendamos la Paz rinde homenaje y reconocimiento a las cerca de 1300 personas que ejercían liderazgo social, y a las 300 firmantes del acuerdo de paz que han sido asesinadas en los últimos cinco años.
Son muchos y muy valiosos lo logros alcanzados en estos cinco años: bastaría decir que ha valido la pena, porque se han salvado miles de vidas. Colombia es hoy un país mejor, que puede mirar otro horizonte; imagina y ve posible un futuro en el que la diversidad y las diferencias enriquezcan y fortalezcan la sociedad, y la guerra no articule la política.
Haber logrado terminar el conflicto armado con las antiguas FARC fue un paso fundamental para darle un giro a una historia que nos estaba resignando a la guerra eterna. El acuerdo les abrió paso a los métodos pacíficos para enunciar y resolver los conflictos, sin estigmatización ni violencia.
El acuerdo ha sido fundamental para ampliar el espacio democrático; le ha dado impulso a las movilizaciones y a las agendas de cambio social. Gracias a esto, las propuestas de políticas públicas que atiendan las desigualdades y las exclusiones-antes relegadas por la guerra- son hoy parte fundamental del debate político.
El acuerdo dio un nuevo impulso y lugar a los derechos de las víctimas, una paz con justicia, sin intercambio de impunidades, a través de la puesta en marcha del sistema integral de verdad, justicia y reparación que ya cuenta con importantes avances en el esclarecimiento de la verdad sobre los graves crímenes cometidos en el marco del conflicto armado.
Un logro muy importante ha sido el inmenso respaldo internacional al acuerdo: la ONU, su Consejo de Seguridad y su Misión de Verificación, la Unión Europea, y varios países siguen colaborando y acompañando activamente los esfuerzos para mantener nuestro país en el urgente y complejo tránsito hacia la paz.
No han sido pocos los obstáculos en esta traumática transición; sabíamos de las tensiones que traería la implementación del Acuerdo de Paz, sumado a un gobierno nacional que se ha resistido a cumplir lo pactado, y no asumió su responsabilidad como un compromiso de Estado, ni incorporó en el Plan Nacional de Desarrollo las acciones y las metas establecidas en el Plan Marco de Implementación. En lugar de hacerlo, el gobierno ha promovido la mal llamada “Paz con Legalidad”, una narrativa que pretende echar al olvido más del 90% de lo dispuesto en el acuerdo de paz.
Se ha pretendido bloquear los esfuerzos de la sociedad para participar en la construcción de la paz; son incesantes los ataques contra las instituciones de la justicia transicional; se ha desfinanciado la prometida presencia social del Estado en los territorios con la reforma rural integral y la sustitución de cultivos de uso ilícito, y se le puso freno al funcionamiento de las instancias creadas con el Acuerdo y a las reformas para ampliar y modernizar la política y la participación ciudadana. Sin embargo, muchas autoridades locales incluyeron es sus planes de desarrollo el impulso a políticas de paz y se han aliado con la sociedad civil y la comunidad internacional, para mantener vigentes algunas de las medidas planteadas en el acuerdo.
Persisten conflictos armados subregionales focalizados, que generan violencia sobre personas que lideran procesos sociales. Sin embargo, si se compara la situación actual con la de antes de las negociaciones de paz, se observa que ningún indicador llega al nivel de violencia que se presentaba antes del 2016.
Sabemos que los grandes problemas y limitaciones en estos 5 años no significan ni el fracaso del acuerdo de paz ni el retorno a otro ciclo de violencia; atravesamos un momento crucial, donde la gran oportunidad está en lograr pasar a una etapa histórica sin guerra, sin conflictos armados. Tenemos 10 años para seguir impulsando con más energía la implementación del acuerdo. En estos años se ha fortalecido la opinión pública y las fuerzas políticas y sociales respaldan la paz, mucho más que un catastrófico regreso a la guerra. La tarea que tenemos como país es persistir y lograr la paz total; dar los pasos para la reconciliación, para rencontrarnos desde nuestra diversidad y diferencias Como Defendamos la Paz entendemos los inmensos retos y desafíos para mantener la paz en el horizonte; tenemos que acrecentar y articular el movimiento por la Paz y llegar a más amplios consensos políticos y sociales para desterrar la violencia de la vida política y social del país.
El primer y fundamental paso es lograr unas elecciones sin violencia, y por eso desde Defendamos la Pazinsistimos en el llamado público que hicimos a todos los grupos armados para que inicien cuanto antes un cese al fuego y de hostilidades unilateral, e insta al Gobierno nacional a respetar estos gestos y adoptar acciones encaminadas a la paz total.
Finalmente, exhortamos a todas las personas que se han candidatizado a la Presidencia de la República, a que asuman el compromiso de construir y llevar a cabo una política pública de Estado dirigida al logro de la paz completa, que comprometa a los próximos gobiernos con la implementación integral del acuerdo de paz, con la efectiva protección de las personas que ejercen liderazgo social y los firmantes del acuerdo de paz, con la búsqueda de la solución negociada con los grupos guerrilleros, con retomar la mesa diálogo con el ELN, con el desmonte de los grupos armados sucesores del paramilitarismo, y con el impulso a una gran acción pedagógica por la paz y la reconciliación.
Pedimos a la ciudadanía colombiana y a la comunidad internacional que no ahorren esfuerzos: LA PAZ NO TIENE REVERSA.
Declaración DLP 24 noviembre de 2021