La deforestación causa más emisiones de CO2 que el petróleo o el carbón
Por: Maria F. Fitzgerald
Durante su más reciente intervención en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), el presidente Gustavo Petro aseguró que es momento de que las naciones del mundo terminen de desligarse de las economías basadas en hidrocarburos y que los mercados dejen de depender de estas industrias y transitar hacia las energías limpias.
En su discurso, el presidente aseguró que los esfuerzos políticos habían fallado en intentar dar una gestión efectiva a la emergencia por el cambio climático: “Superar la crisis climática implica dejar de consumir petróleo y carbón”.
Sin embargo, en la pugna por la transición energética, todavía hay mucho por aprender sobre la limpieza de las energías limpias.
Las baterías que alimentan a los paneles solares, por ejemplo, necesitan grandes cantidades de litio. La energía eólica requiere grandes cantidades de molinos y, por ende, grandes extensiones de tierra, lo que usualmente implica deforestar.
Estos son solo dos ejemplos del impacto ambiental de los nuevos mecanismos para generar energía renovable: “En Colombia aún no tenemos suficiente tecnología desarrollada para hacer la transición de manera adecuada. No podemos pensar en que esto se convierta en otro fenómeno como el que ocurrió bajo el gobierno de Álvaro Uribe, cuando buscamos ser potencia en biodiésel y terminamos deforestando muchas hectáreas para plantar palma de aceite, que hoy sabemos que trajo muchísimos problemas ambientales”, aseguró Catalina González, profesora del departamento de ciencias biológicas de la Universidad de los Andes y especializada en conservación ambiental.
Dependiendo del tipo de energía, hay impactos distintos. En otras zonas del mundo se ha replanteado el uso de energías como la solar, pues la extracción de metales alcalinos como el litio alteraba seriamente la naturaleza. Un ejemplo de ello ocurrió en Chile, en donde la extracción del litio dañó gravemente la fauna y la flora locales.
Natalia Pardo, directora del departamento de Geociencias de la Universidad de los Andes, dice que no se trata de darle un carácter negativo a la transición energética, sino a la falta de preparación para hacerla de manera correcta. “Si quisiéramos generar más energía solar, debemos pensar de dónde saldrán los minerales de las baterías. Si queremos generar más energía con gas, debemos pensar de dónde saldrá y cómo se movilizará este gas. Así, es un proceso que debe hacerse lentamente, para tener en cuenta todas las medidas requeridas”, aseguró; y propuso alcanzar primero la diversificación de la matriz energética, es decir, contar con múltiples fuentes de producción que permitan que no dependamos de una sola de ellas: “Lo que requerimos es una serie de estudios que tengan en cuenta la interconexión entre los sistemas y los conflictos socioambientales que se puedan provocar localmente”.
González está de acuerdo en que Colombia se integre a la transición hacia energías renovables; sin embargo, consideró que por ahora la prioridad es otra: “Colombia realmente tiene emisiones de CO2 muy bajas con esta industria. Un estudio realizado hace unos años mostró que realmente el petróleo y el carbón apenas emiten un 14 por ciento del total de las emisiones. En realidad, nuestro problema más grave está en la deforestación”.
La deforestación provoca mayor emisión
Las mayores emisiones de CO2 que produce Colombia ocurren por la deforestación. De hecho, la deforestación es la responsable del 33 por ciento de las emisiones totales. Un 22 por ciento adicional obedece a la agroindustria, una de las principales responsables de la deforestación.
González consideró que Colombia debería dar su primera batalla con la deforestación para, luego sí atender la extracción minera: “Es verdad que si queremos como mundo unirnos para enfrentar el cambio climático, es importante que pensemos en otros tipos de industrias que no prioricen el modelo capitalista de extracción. Pero esta conversación tiene que darse profundamente, para crear medidas que no terminen por convertirse en un problema, incluso mayor al que ya tenemos”.