La ciencia según la CTNBio
Desde la creación de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio) en 2005, las multinacionales de la biotecnología se han beneficiado de aprobaciones consecutivas y sin excepción de todas las peticiones de liberación de variedades transgénicas en Brasil. Entre 2005 y final de 2009, la CTNBio dará carta blanca a la plantación comercial de dos variedades de soja, diez variedades de maíz y seis variedades de algodón, y podrá liberar una variedad de arroz de la multinacional Bayer, hecho que colocará en riesgo la seguridad alimentaria del país, de acuerdo con la Embrapa.
En la próxima reunión de la CTNBio, marcada para la próxima semana, los consejeros del órgano quieren modificar ahora la única cláusula de seguridad contra contaminaciones generalizada de cultivos y variedades convencionales por transgénicos: fue propuesta la alteración de la Resolución Normativa 05, que prevé el control de los Organismos Genéticamente Modificados (OGMs) después de su liberación comercial, para que esta exigencia deje de existir. Graves irregularidades en los procedimientos de la CTNBio fueron tema de un artículo publicado en la Revista Sem Terra – edición 53 (noviembre/diciembre 2009), y que sigue a este mensaje para amplia divulgación. El reportaje “La ciencia según la CTNBio”, firmado por la periodista Verena Glass, dibuja además – como exclusiva -un cuadro que muestra el vínculo de varios miembros de la CTNBio con multinacionales de la biotecnología.
El comportamiento de la CTNBio llega a ser ilegal, desde el punto de vista científico, teniendo en cuenta que prerrequisitos básicos, como el Principio de la Precaución, constante del Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad, del cual Brasil es firmante, son sumamente ignorados. Pero puede ser entendido teniendo en cuenta al menos nueve de los 27 consejeros del órgano tienen o tuvieron relación directa con las grandes empresas de biotecnología y sus entidades representativas. Así como también las dos instancias con mayor número de representantes en la CTNBio – la USP y la Embrapa – cuentan con acuerdos y convenios con varias empresas (la Embrapa mantiene un convenio con la Monsanto desde 1997, con vigencia hasta 2012, para el desarrollo de tecnologías para soja transgénica. De 2006 a 2009, la Monsanto ya transfirió al Fondo de Investigación de la EMBRAPA, aproximadamente 20 millones de reales).
Por ello, convocamos a la sociedad a manifestarse contra los abusos cometidos en nombre del enriquecimiento de las grandes transnacionales de transgenia y en perjuicio de la agricultura y de la bioseguridad nacionales. Es preciso que el Consejo Nacional de Bioseguridad, compuesto por varios ministerios del gobierno y cuyo papel es dirigir las decisiones de la CTNBio, asuma sus responsabilidades y evite daños irreparables al medio ambiente, antes que sea tarde.
El reportaje íntegro y la versión con diagramas pueden encontrarse en http://www.mst. org.br/node/ 8721.
LA CIENCIA SEGÚN LA CTNBio
Órgano responsable para la liberación en serie de transgénicos en Brasil no esconde relaciones con multinacionales de biotecnología y posición no-científica pro-OGMs
Por Verena Glass
Entre el final de 2009 y el inicio de 2010, es posible que el Brasil conquiste otro (triste) título en términos de innovación: será el primer país del mundo en liberar el cultivo comercial de una variedad de arroz transgénico — el LL62 de Bayer S/A. En caso de ser aprobado por la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio), el arroz de la Bayer será el 19º Organismo Genéticamente Modificado (OGM) que será cultivado comercialmente en el país — entre 2005 y final de 2009, la CTNBio dará carta blanca al cultivo comercial de dos variedades de soja, diez variedades de maíz y seis variedades de algodón —, y mantendrá inalterado el flujo de las aprobaciones consecutivas de todos los OGMs presentados a la Comisión por las multinacionales de biotecnología.
La ya manifiesta intención de la CTNBio de permitir el cultivo de arroz transgénico no merecería destacarse en este escenario, a no ser por una peculiaridad: una oposición generalizada a la liberación reunió en la misma tribuna, por primera vez, ambientalistas, investigadores pro-transgénicos y grandes productores. O sea, además de los ya tradicionales críticos a los OGMs, como Organizaciones No-Gubernamentales (ONGs) ambientalistas y de los derechos de los consumidores, se unieron contra la aprobación entidades como Empresa Brasilera de Investigación Agropecuaria (Embrapa, principal agencia pública de investigación y apoyo a la transgenia en el país), Farsul (Federación de la Agricultura del Estado de Rio Grande do Sul), Instituto Rio Grandense del Arroz (Irga) y Federación de las Asociaciones de los Arroceros de Rio Grande do Sul (Federarroz) .
Para la Embrapa y los ricicultores gauchos, la mayor amenaza del arroz de la Bayer, cuya transgenia consiste en la tolerancia al herbicida glufosinato de amonio, es la transferencia de la mutación genética al arroz rojo, considerada la principal planta invasora del cultivo de arroz irrigado. Con la contaminación, la variedad, que ya causa perjuicios a la productividad y a la calidad del arroz en áreas altamente infectadas, se volverá resistente al control químico. O sea, de acuerdo con la Embrapa, el arroz transgénico, una vez liberalizado, será una amenaza a la seguridad alimentaria del Brasil, pudiendo llegar incluso a una contaminación generalizada de las variedades de arroz silvestre del país.
Ahora, investigadores (basados en estudios científicos), productores (preocupados en cuestiones económicas), y consumidores (atentos a lo que comen — la ONG Greenpeace recogió más de 20 mil firmas para una petición contra la liberalización) se oponen a la plantación de arroz genéticamente modificado, la pregunta que surge es: ¿a qué intereses la CTNBio pretende atender con su aprobación? (pequeña observación: seria liviano afirmar que el desempeño de las ventas de grandes multinacionales de biotecnología tenga relación con las liberalizaciones de OGMs en Brasil — en su mayoría, variedades resistentes a productos de estas empresas. Un hecho más es que, según la revista Exame, la Monsanto, que tuvo nueve cultivos transgénicos aprobados, recaudó en ventas 783,9 millones US$ en 2006, 899,2 millones US$ en 2007 y 954,8 millones US$ en 2008).
¿A servicio de quién?
De acuerdo con la Ley de Bioseguridad, la CTNBio, creada en 2005, tiene como función “prestar apoyo técnico consultivo y asesoramiento al gobierno federal en la formulación, actualización y implementación de la Política Nacional de Bioseguridad relativa a los OGMs, ya sea como en el establecimiento de normas técnicas de seguridad y pareceres técnicos referentes a la protección de la salud humana, de los organismos vivos y del medio ambiente, como para actividades que impliquen la construcción, experimentación, cultivo, manipulación, transporte, comercialización, consumo, almacenamiento, liberación y descarte de OGM y derivado”.
Para la aprobación comercial de transgénicos, son necesarios 14 votos favorables (la Comisión tiene 27 miembros, y una sesión debe tener un quórum mínimo de 14 consejeros). Responsables para el análisis técnico y científico de peticiones de liberalización de OGMs, los consejeros de la CTNBio han de presentar, obligatoriamente, el título de doctor en sus respectivas áreas, ya que la gran mayoría están ligados a universidades, como la USP, UFPE, UFRJ, UFMG, Unicamp, UNB, UFV, UFRGS, UFES, PUC-RS, UFAL, Unifesp y UEL. La Embrapa “contribuyó”, por el momento, con cinco miembros.
De acuerdo con las entidades de la sociedad civil que están acompañando el trabajo de la CTNBio, como las ONGs Asesoría y Servicio a Proyectos en Agricultura Alternativa (AS-PTA), Tierra de Derechos y Greenpeace, muchos de los análisis técnicos en los procesos de liberalización de OGMs carecieron de rigor científico y de adopción del Principio de Precaución, previsto en el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad, además de investigaciones en suelo brasileño que comprueben la seguridad de la plantación comercial de las variedades aprobadas. Por otro lado, afirman las ONGs, una característica permanente de la mayoría de los consejeros de la Comisión ha sido un posicionamiento abiertamente favorable a las tecnologías transgénicas. En 2003, ocho de los actuales miembros de la CTNBio (Alexandre Lima Nepomuceno, Edilson Paiva, Flavio Finardi Filho, Francisco José Lima Aragão, Kenny Bonfim, Luiz Antonio Barreto de Castro, Maria Lucia Carneiro Vieira, y Paulo Augusto Vianna Barroso) suscribieron la “Carta Abierta de los Científicos Brasileiros”, en la que afirmaron que “Brasil no puede renunciar a la tecnología de organismos transgénicos”, una vez que “es imprescindible para la sustentabilidad y competitividad del agronegocio brasileño y la agricultura familiar” y “ repercutirá en beneficios sociales y económicos para el país”.
Entre los actuales consejeros, varios también tienen o tuvieron, personalmente, alguna relación con las empresas de biotecnología (o con entidades financiadas por las multinacionales, como el Consejo de Informaciones sobre Biotecnología/ CIB y la Asociación Nacional de Bioseguridad/ Anbio, entidades de lobby pro-transgénicos que tienen entre sus asociados Basf, Bayer, Cargill Agrícola, Dow Agrosciences, DuPont de Brasil, Monsanto de Brasil, Pioneer Sementes Ltda, y Syngenta Seeds, entre otros).
Contaminación
En lo tocante a la observación de criterios científicos adecuados en los procesos de liberalización de OGMS o en el establecimiento de normas de seguridad para prevenir la contaminación de cultivos no transgénicos por variedades genéticamente modificadas, la CTNBio ha sido repetidamente cuestionada por diversas instituciones.
En 2007, las liberalizaciones de los maíz transgénicos Liberty Link, de Bayer, e MON 810, de Monsanto (prohibido en Francia, Austria, Grecia, Luxemburgo, Hungría, Italia, Polonia y Alemania), fueron cuestionadas por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) y por el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama), que apuntaron errores en los pareceres técnicos que fundamentaron las aprobaciones. Para la Anvisa, entre las irregularidades en el proceso de Bayer constan la insuficiencia o inexistencia de estudios toxicológicos o de alergias para comprobar la seguridad del maíz transgénico para el consumo humano. Según el Ibama, el CTNBio ignoró la inexistencia de estudio previo de impacto ambiental realizado en las condiciones edafoclimáticas del país y la ausencia de evaluación de riesgo, caso a caso, entre otros problemas. De acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente, tampoco constaban en el proceso “estudios o literatura que comprobara la ausencia de daños ambientales, razón por la cual la decisión técnica no podría haber sido emitida”. Los recursos contra las liberalizaciones fueron presentados al Consejo Nacional de Bioseguridad (CNBS), que optó por ignorar las irregularidades.
Poco tiempo después de estas denuncias, una acción civil pública de entidades de la sociedad civil llevó a la Justicia a exigir de la CTNBio la creación de reglas de coexistencia por medio de una resolución normativa que, en teoría, protegería a los cultivos no transgénicos de maíz de la contaminación de los OGMs. O sea, fueron establecidas distancias mínimas de aislamiento entre cultivos transgénicos y no transgénicos que, para garantizar la total seguridad contra la contaminación, serían “igual o superior a 100 metros o, alternativamente, 20 metros, aumentada desde las orillas con, como mínimo, 10 hileras de plantas de maíz convencional de porte y ciclo vegetativo similar al maíz genéticamente modificado”.
Varios casos de contaminación de cultivos no transgénicas por OGMs fueron denunciados a lo largo de los últimos tres años por ONGs y por la prensa, pero a mediados de 2009, la conclusión de un control de flujo génico de maíz transgénico en Paraná, realizado por el Departamento de Fiscalización y Defensa Agropecuaria del Estado para verificar la eficacia de la Resolución Normativa de la CTNBio, comprobó oficialmente que las normas de seguridad son ineficaces, una vez que es detectada la contaminación en todas las áreas controladas. “Los resultados preliminares indican que, mantenida la norma actual, es imposible asegurar la coexistencia segura entre los cultivos transgénicos, tradicionales y orgánicos, ya que, hasta el momento presente, todas las áreas controladas fueron polinizadas por polen transgénico a distancia muy superior a la reglamentada”, afirma un documento de la Secretaria de Agricultura del Estado.
Ante estos datos, al final de octubre varias organizaciones de la sociedad civil propusieron una acción civil pública que pide la suspensión de las liberalizaciones comerciales de maíz transgénico hasta que sea editada una norma coherente como principio de precaución. El proceso se tramita en la Jurisdicción Federal Ambiental de Curitiba y aguarda decisión del juez.