La autodefensa de AUV

Una cosa es escuchar de Carlos Castaño que en este país no hay garantías judiciales y otra muy diferente es oírsela a un ex presidente de la República.


Por María Jimena Duzán
OPINIÓNUna cosa es escuchar de Carlos Castaño que en este país no hay garantías judiciales y otra muy diferente es oírsela a un ex presidente de la República.
Sábado 27 Noviembre 2010

La defensa que el ex presidente Álvaro Uribe está haciendo de su gobierno y de sus ex funcionarios incursos en investigaciones no tiene precedentes en la historia de nuestro país: esta es la primera vez que un ex presidente se atreve a convertir su defensa en una ‘autodefensa’.

Y aunque Uribe todo lo puede, me temo que esta vez al ex presidente le salieron las cosas mal. El comunicado de 11 puntos con que nos sorprendió esta semana, en el que instaba a todos los ex funcionarios incursos en investigaciones a pedir asilo porque en el país no había garantías, produjo un repudio en todos los círculos políticos y sociales comparable solo al que produjo la demanda contra el Estado de Íngrid Betancourt.

Su obsesión por graduar a todos sus contradictores y a todos los fiscales, jueces y procuradores que han abierto investigaciones penales o disciplinarias contra ex funcionarios de su gobierno como esbirros del terrorismo o como idiotas útiles de las Farc no concitó esta vez ni al uribismo más militante, y, contra todos los pronósticos, lo dividió. Hasta el procurador Alejandro Ordóñez, un uribista de corazón y de convicción, resultó víctima de la obsesión paranoide del ex presidente Uribe. Por haber destituido a su ex ministro del Interior y de Justicia Sabas Pretelt, Uribe terminó señalándolo en el comunicado de marras de ser un Procurador de bolsillo de la Corte Suprema de Justicia, que solo actúa por coacción de ese alto tribunal, al que el ex presidente sindica de estar impulsando “la hipótesis sin fundamento de un propósito criminal en la Presidencia para desacreditar al órgano de Justicia”.

Por el comunicado de los 11 puntos se desprende que el ex presidente Uribe vive en otro país, así no se haya asilado. Todas las declaraciones, pruebas e indagaciones que han sustentado la audiencia de imputación que la Fiscalía acaba de hacer contra la ex directora del DAS y el ex secretario general de la Presidencia Bernardo Moreno no son reconocidas por el ex presidente Uribe. Él solo reconoce la verdad que ellos le dijeron a la justicia. Pero como la justicia, en lugar de creerles, decidió investigar, esa justicia no es garantía de nada. Y que alguien se atreva a decirle lo contrario, porque les pega en la jeta.

En todo caso, la prueba de que las cosas le están saliendo mal a Uribe es que por primera vez hay un pronunciamiento del procurador Alejandro Ordóñez con el que estoy de acuerdo. A pesar de su uribismo, salió a desautorizar a su ex presidente querido con un argumento poderoso que comparto de pe a pa. Le dijo en sus narices que su dignidad presidencial no la podía usar para irse contra el Estado de derecho. Y, entre líneas, le dejó saber que su conducta lo sacaba de la Constitución. En otras palabras, que su estrategia de defensa estaba ubicándolo al margen de la ley, como sucede con los paras y la guerrilla.

Una cosa es escuchar en boca de Carlos Castaño que en este país no hay garantías judiciales y otra, muy distinta, es oírsela a un ex presidente de la República. Una cosa es escuchar a Mancuso decir que a ellos la sociedad en lugar de castigarlos debería condecorarlos por haberse enfrentado a las Farc y otra, muy distinta, es oír ese mismo argumento en boca de un ex presidente que juró defender el Estado de derecho y que se ufana en Twitter de que en su gobierno se protegió incluso a sus difamadores.

Ni siquiera el ex presidente Ernesto Samper en los peores momentos del 8000 llegó a estos extremos. En esa ocasión, Samper nos graduó a sus críticos de conspiradores y de títeres del imperio. Sin embargo, ni en los peores momentos el presidente Samper les aconsejó a sus funcionarios cuestionados por la justicia que se fuesen a buscar asilo porque en el país no había garantías.

La ‘autodefensa’ de AUV es un hecho. Pero también me temo que esta puede ser la primera ‘autodefensa’ que va a ser repudiada hasta por los uribistas más recalcitrantes.