Julio Daniel Chaparro y Jorge Enrique Torres Rojas
Al anochecer del 24 de Abril de 1991, el periodista JULIO DANIEL CHAPARRO HURTADO y el fotógrafo JORGE ENRIQUE TORRES NAVAS, fueron asesinados en el municipio de Segovia (Antioquia) cuando realizaban una labor periodística sobre la historia de la violencia en la región para el diario El Espectador.
Asesinados el 24 de abril de 1991 en Segovia (Antioquia)
Memoria y Justicia
JULIO DANIEL participó de la Juventud Comunista (JUCO), cercano a la Unión Patriótica y desde 1990 trabajó con el periódico El Espectador; natural de Sogamoso sobresalió en las letras, en la pesia y la crónica periodística. JULIO DANIEL estudió Lingüística y Literatura en la Universidad de la Sabana, fundó la Revista Oriente en la ciudad de Villavicencio, publicó los libros “Y éramos como soles” (1986), “País de mis ojos” (1988) y “Árbol ávido” (1991) y tras su asesinato fue publicado el libro de crónicas periodísticas “Papaíto país” (1992). JORGE ENRIQUE era un reconocido fotógrafo, quien por su labor había recibido varios reconocimientos y premios, entre ellos el premio Planeta.
En una intervención del entonces Fiscal General de la Nación, Luís Camilo Osorio, en la ciudad de Ibagué, el 29 de abril del 2005, expresó frente al estado de las investigaciones sobre asesinatos a periodistas, que: “Quiero referirme, a manera de ejemplo únicamente, a dos casos en los que el paso del tiempo ha aumentado el grado de dificultad para hallar a los responsables de los hechos criminales. Tenemos que el periodista Raúl Echavarría Barrientos fue ultimado en 1986 en Cali. El caso fue asignado a la Unidad Nacional de Derechos Humanos solo en mayo de 2000. En septiembre de 2004 se incorporaron al expediente las diligencias efectuadas para identificar a los posibles responsables. La investigación continúa. El otro caso es el del homicidio del comunicador Julio Daniel Chaparro Hurtado y su reportero gráfico, durante hechos ocurridos en abril de 1991 en Segovia, Antioquia. Este proceso, al igual que el anterior, fue asignado a la Unidad Nacional de Derechos Humanos en mayo de 2000. El 27 de septiembre de 2004 se anexaron al expediente diligencias adelantadas por los investigadores. Las averiguaciones prosiguen”. Investigación preliminar, abierta nueve años después de los hechos y trece años después se practicaron pruebas iniciales, a la fecha ningún vinculado, la impunidad persiste.
En el Informe sobre Colombia del año 1993, la CIDH se refiere en el punto 6 al asesinato de Julio Daniel Chaparro y Jorge Enrique Torres Navas, expresando sobre la presunta responsabilidad del crimen que: “6. Abril 14, 1991: periodistas JULIO DANIEL CHAPARRO (29 años) y JORGE TORRES NAVAS, redactor y reportero gráfico de El Espectador, fueron asesinados por cuatro hombres que les dispararon ráfagas con armas automáticas en la calle de La Reina, Segovia, Antioquia, cuando completaban una serie de reportajes sobre los orígenes de la violencia en Colombia (El Espectador, 5 de diciembre de 1991). Eran periodistas de El Espectador desde hacía dos años. La policía le atribuye el crimen a los traficantes de drogas del cartel de Medellín. El 10 de mayo la DIJIN informó que, de acuerdo con las investigaciones, la acción fue cometida por las FARC. El 5 de diciembre El Espectador publicó en su página 12-A que unidades militares de la XIV Brigada del Ejército capturaron a Ramiro Alfonso Madrid Lezcano (23 años) y Joaquín Julián Lezcano Ortiz (40 años), solicitados por un Juzgado de Orden Público de Medellín. El diario argumenta que los dos detenidos están vinculados a Milicias Populares, célula “José Antonio Galán”, una fracción urbana del Ejército de Liberación Nacional, ELN. Los primos hermanos Lezcano, mineros, negaron su injerencia en el hecho y hasta ahora no hay un pronunciamiento oficial acerca de su detención. En abril de 1992 la Procuraduría General de la Nación concluyó que los miembros de las FARC fueron los autores del doble crimen de CHAPARRO y TORRES. El informe de la Oficina de Investigaciones Especiales descartó “… la participación de miembros del Ejército, la Policía Nacional u organismos de seguridad del Estado en este crimen”. Sostiene que fueron asesinados por equivocación al confundirlos con paramilitares. Atribuyeron el doble asesinato al IV y XXVII Frente de las FARC y a las Milicias Bolivarianas Populares “José Antonio Galán”, del ELN.”
Palabras e imágenes de DANIEL y JORGE, retazos de la memoria de la violencia en Colombia. Crímenes desde lo ilógico de la guerra, desde las paradojas de la vida y la muerte. Sus palabras e imágenes 19 años después, les devuelven el aliento, el revoloteo entre las memorias de las víctimas de los crímenes de estado de dos periodistas que registraron parte de la historia de la violencia de Colombia.
Las palabras de DANIEL, padre, a sus hijos, a los muchos hijos del movimiento que él hoy también inspira:
“NOTICIA PARA LOS HIJOS
1.
tuve una juventud que luchó por otra
/vida
por merecer al menos esta que yo tuve,
que día a día aún mantengo.
pero la vida se nos acaba y no retorna
/al fin como los soles,
como las aves que siempre descubren
/los caminos.
2.
no pude merecer siquiera un canto con
/tus hijos,
no pude reconstruir el mundo con un
/grito,
no fui capaz de dar otro sol al cielo con
/mi impulso.
3.
pero hubo un día cuando todo era posible,
todo lo podía crear en un arrebato de
/mis manos,
todo era el principio de mi carne que
/soñaba.
… hubieras visto el galope de montañas
/en mi pecho
y la tarde en que mis hembras parieron
/otro siglo
detenidas sobre mi desnudez,
sumergidas en el filo de mi alma…
4.
y no.
nada merecí. no pude ser distinto. yo
/no cambie.
nunca levanté el vuelo que me surgía
/desde adentro.
ah, se me cansa hasta la espalda y no
/me alcanza la piel
y balbuceo la nostalgia, la mastico con
/los niños.
5.
lo sé.
el tiempo se fugó entre mis manos
y el cielo no reconoció mi aliento
y esto soy yo:
un recuerdo enmohecido, un muchacho
/que sólo yo recuerdo
un rostro que extraña el tiempo en que
/pudo florecer,
un viejo que suplica juventud a carcajadas
venas nuevas otra vez, más esperanzas.
6.
yo que vomitaba el viento,
que media la anchura del mar desde mi
/boca;
y sin embargo me detuve,
no puede ser más que otro lecho,
nunca pude ir al extremo de mis sueños.
7.
asumí la decisión de reinventar a los dioses
y perdí mi vida tras un sueño.
8.
por eso me condeno.
fui un hombre común, como cualquier
/otro.
pero los hombres nada somos.
somos instantes, pasajeros infelices,
invenciones que nunca se devuelven.
somos derrotados, y sufrimos.
9.
los sueños permanecen para siempre.
los hombres no nos repetimos.
10.
hijo,
sueña siempre conmigo.
Julio Daniel Chaparro, País para mis ojos, Villavicencio (Colombia), 1987”.
Un clan para vivir renunciados del olvido
Bogotá, D.C., 20 de abril de 2010
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz