Julian Assange, el Caso Rosenberg y la Ley de Espionaje de 1917
Los rumores de que Estados Unidos se está preparando para encausar penalmente al líder de Wikileaks, Julián Assange, de conspirar para violar la Ley de Espionaje de 1917 vuelan como torbellinos. La versión moderna de esa ley establece muchas cosas, incluyendo que: cualquiera quien divulgue o publique “información relacionada con la defensa nacional para, intencionalmente, causar daño a los Estados Unidos” puede ser castigado severamente.
También establece que: “si dos o más personas conspiran para violar cualquiera de las disposiciones anteriores… cada una de las partes de la conspiración estará sujeta a la pena prevista para el delito que es el propósito de tal conspiración.” (Título XVIII, del Código de los EEUU., Capítulo 37, Sección 793.)
La Ley de Espionaje de 1917 es a mi entender un enemigo permanente. Mis padres fueron acusados, juzgados y ejecutados, después de haber sido acusados de conspiración para cometer espionaje en violación a esa ley.
El Acta de 1917 tiene una historia notable. Al principio sirvió para reprimir la oposición a las armas durante la Primera Guerra Mundial. La Ley codificó como delito la crítica a la guerra, y consecuentemente cientos de disidentes fueron enviados a la cárcel, simplemente por expresar sus opiniones. La Ley transformó la disidencia en traición a la patria.
Muchos de los críticos de esa ley señalaban que los autores de la Constitución habían limitado específicamente lo que la ley llama traición, al incluir una definición en el propio documento: “Traición a los Estados Unidos consiste en hacer guerra contra ellos o en apoyar a sus enemigos y darles ayuda y consuelo”. Los autores pensaban que esa estricta definición era necesaria para evitar que alguna acción política utilizara el concepto legal de la traición como un arma. Además, en sus debates durante la Convención Constitucional acordaron que la oposición oral estaba protegida por la Primera Enmienda y que no podría ser categorizada como traición.
Obviamente la Ley de Espionaje es inconstitucional, porque pretende hacer exactamente lo que prohíbe la Constitución. En otras palabras, es un esfuerzo para hacerle caso omiso a la Cláusula de Traición de la Constitución, que protege la libre expresión de ideas. Sin embargo, como hemos visto en momentos de estrés político, la Corte Suprema sostuvo su validez en una decisión de 5-4. Aunque posteriores decisiones parecieran criticar y limitar su alcance, la ley de Espionaje de 1917 nunca ha sido declarada inconstitucional. Hasta hoy en día, con pocas excepciones notables que incluye el Caso Rosenberg, ha sido una latente espada de Damocles, esperando la correcta coyuntura política y una Corte Suprema autoritaria para despertarse y atacar a la disidencia.
No es casualidad que Julian Assange pudiese enfrentar un cargo de “conspiración”, igual que mis padres. Lo único que la fiscalía necesitaría para probar una conspiración es presentar evidencia de que por lo menos dos personas se pusieron de acuerdo e hicieron un acto para promover un plan ilegal. Podría ser una llamada telefónica o una conversación.
En el caso de mis padres, la única evidencia que fue presentada contra mi madre fue el testimonio de David y Ruth Greenglasses, quienes afirmaron que ella estuvo presente en una reunión de espionaje crítica y que transcribió una descripción, que estaba escrita a mano por David, de un dibujo. Posteriormente se demostró que ese testimonio era falso, lo que quiere decir que los Estados Unidos ejecutó a alguien por mecanografiar.
Pero el alcance del delito de “conspiración” es aún más insidioso. Significa que cualquier persona con la cual mis padres podrían haber conversado sobre sus acciones y su política podría haber sido arrestada, acusada de cargos similares y procesada si alguien hubiese testificado que esas conversaciones incluían planes para cometer espionaje. Por eso, muchos de los miembros del Partido Comunista con quienes mis padres se reunían, interpretaron el caso como una amenaza para todos ellos.
Si vemos la situación de Wikileaks a través de esta óptica, es evidente por qué el gobierno quiere acusar a Assange de conspiración. No solamente Assange, sino cualquiera de la comunidad de Wikileaks podría ser arrestado en una redada. Igual que en el caso de mis padres, los fiscales podrían tratar de intimidar a algunos involucrados para que delaten a otros, a cambio de más favorables tratamientos. Este método de “dividir y conquistar” tiene como propósito fragmentar al grupo, sembrar semillas de desconfianza dentro de la comunidad en general, e intimidar a otros para que colaboren.
Este tipo de ataque amenaza a cada activista de izquierda. Exhorto a todos los progresistas a que salgan a defender a Julian Assange si lo acusan de violar la Ley de Espionaje de 1917.
Robert Meeropol es el hijo menor de Ethel y Julius Rosenberg. En 1953, cuando tenía seis años de edad, el gobierno de Estados Unidos ejecutó a sus padres por “conspirar para robar los secretos de la bomba atómica”. Desde 1990 ha sido el Director Ejecutivo de la Rosenberg Fund for Children (www.rfc.org ), una organización sin fines de lucro que atiende las necesidades emocionales y educativas de los jóvenes y los niños en este país, cuyos padres han sido hostigados, heridos, encarcelados, han perdido sus trabajos o han muerto desempeñando sus actividades progresistas.
Fuente: http://www.cubadebate.cu/page/2/