Juana Bautista Angulo Hinestroza
Juana Bautista Hinestroza, afrodescendiente torturada, violada sexualmente y asesinada el 14 de abril de 2001, durante el desplazamiento forzado en el Bajo Naya por paramilitares del Bloque Calima
Memoria y Justicia
Diez años afirmando la memoria de esta mujer afronayera, denunciando este horrendo crimen, exigiendo justicia y esclarecimiento de los hechos en los que participaron paramilitares del Bloque Calima con la aquiescencia y tolerancia de unidades militares de la Brigada 3 del ejército y de la fuerza Naval de Buenaventura.
Diez años de dignificación de la vida de una mujer, afro, quien hoy es reivindicada por la familia y su comunidad como la expresión de la vida del territorio ancestral que fue violentado por la acción militar criminal a través de la estrategia paramilitar.
Después de dos años de abrir una investigación previa por parte de la Fiscalía, en respuesta a un derecho de petición presentado por nuestra Comisión de Justicia y Paz sobre el estado de las investigaciones, ésta aún no genera resultados concretos frente a la responsabilidad estatal en el crimen de JUANA y el desplazamiento forzado del Bajo Naya.
En el marco de la ley 975 de 2005, en la Unidad Nacional de Justicia y Paz de la Fiscalía General de la Nación, se adelantaron diligencias de versión libre de miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia que tenían poder en la zona. El confeso paramilitar EVER VELOSA, comandante del Bloque Calima desde el 2000, ordenó la Masacre. En las versiones libres afirmó: “las Autodefensas llegaron al Valle a mediados de 2000, por solicitud expresa de algunas familias y algunos empresarios de Cauca y Valle del Cauca, en momentos en que la guerrilla arremetía con más fuerza en la región y ante hechos perpetrados por el Eln como el secuestro masivo de unas 150 personas dentro de la Iglesia La María, de Cali, en mayo de 1999[1].
EVER VELOSA también señaló al General FRANCISCO RENÉ PEDRAZA PELAEZ, ex comandante de la Tercera Brigada del Ejército para la época de los hechos, como uno de los colaboradores, ya que, según su versión, habría ordenado “limpiar el camino para que los paramilitares llegaran hasta el Naya”[2]. El General PEDRAZA PELAEZ fue detenido el 10 de septiembre del 2009 por su presunta participación en los hechos del Alto Naya, pero por conflicto de competencias fue dejado en libertad nuevamente.
El 5 de marzo de 2009, un día antes de iniciarse la investigación previa por el crimen de JUANA BAUTISTA, el gobierno colombiano extraditó al EVER VELOSA, Alias “H.H” a los Estados Unidos. Aún no se ha realizado la diligencia de Indagatoria, que lo vincularía formalmente a la investigación que se sigue por la tortura, acceso carnal violento y asesinato de JUANA BAUTISTA ANGULO HINESTROZA.
En la investigación previa, iniciada 8 años después de la denuncia de los hechos, la Fiscalía no ha vinculado a ningún funcionario público, que indican la participación por acción y omisión de altos mandos del ejército, como es el caso del General Pedraza.
La incursión paramilitar contó con la anuencia, tolerancia y complicidad de unidades militares adscritas a los Batallón “Pichincha”, al mando del coronel TONY ALBERTO VARGAS PETECUA y el Capitán ANDRÉS ZAMBRANO y unidades militares del Batallón Palacé de Buga, ambos pertenecientes a la Tercera Brigada del ejército con sede en Cali.
Era viernes santo, un 13 de abril del 2001, cuando las amenazas de muerte llegaron hacia las 5:30 p.m. a través de la presencia de los primeros tres paramilitares. Uno de ellos era un ex guerrillero del ELN conocido como “Peligro”. Los armados anunciaron la llegada de más de un centenar de paramilitares que se encontraban en el sitio conocido como “El Saltillo” y desde ese momento se generó el desplazamiento forzado en el bajo Naya.
El sábado Santo 14 de abril del 2001, mientras se desplazaban forzadamente los últimos pobladores, quedando muy pocos presentes en el caserío La Concepción, los paramilitares que seguían llegando desde el día anterior se dedicaron al festejo, se embriagaron, hurtaron y dañaron lo que encontraron a su paso. Un grupo de esos paramilitares se dirigió al caserío de Cascajito y encontraron a JUANA BAUTISTA ANGULO HINESTROZA, sola, porque su familia se había desplazado desde la noche anterior y ella no se unió a ellos porque no valoró el peligro, sufría de problemas mentales.
JUANA BAUTISTA, afrodescendiente de 45 años de edad, quien a pesar de su retardo mental, fue abordada por los paramilitares, accedida carnalmente de manera violenta, torturada y posteriormente asesinada. JUANA BAUTISTA vivía con sus hermanas en la casa materna, ella se dedicaba a labores agrícolas familiares, la pesca en el río con catanga o nasa, utensilio tejido de paja utilizado como trampa de camarones, lavaba ropa en el río, en batea y se transportaba en su potrillo, embarcación de madera. JUANA BAUTISTA, no siempre sufrió problemas mentales, éstos llegaron años atrás, como secuela de los golpes recibidos por su pareja, quien ya no vivía con ella.
Su cuerpo sin vida permaneció dos días a la intemperie, los paramilitares permanecieron en el caserío durante este tiempo e impidieron a los pobladores que se acercaran.
Solo hasta el lunes 16 de abril de 2001, los paramilitares salieron del lugar y se trasladaron hacia los caseríos ubicados río abajo, entre Las Pavas y Dos Quebradas, donde saquearon y destruyeron bienes de los habitantes siguiendo su camino hacia el caserío de San Francisco Naya.
Ese lunes, ocho pobladores que se habían desplazado, regresaron al caserío de Casacajito. Hallaron el cuerpo de la afronayera con los grabados de la barbarie, de los tratos crueles y degradantes.
El martes 17 de abril, hacia las 10:00 a.m., JUANA BAUTISTA ANGULO HINESTROZA fue sepultada en el cementerio comunitario, ubicado en el sector de Guasdualito.
Mientras JUANA BAUTISTA era sepultada, muchos afrodescendientes continuaron en condición de desplazamiento forzado, de caserío en caserío, huyendo, buscando refugio ante la avanzada de los paramilitares por el bajo Naya.
Diez años después, la memoria de JUANA BAUTISTA impregna las vidas y el territorio del bajo Naya, la cual será celebrada el viernes 22 de abril en el caserío La Concepción – Naya.
Hoy la memoria hace posible la pervivencia como pueblo tribal, memoria de las esclavitudes de hace 330 años y las nuevas esclavitudes generadas por el Estado colombiano a través de las políticas de “seguridad” y “Prosperidad Democrática”. Una memoria que es sentido de dignificación en el territorio1.
Bogotá, D.C Abril 13 de 2011
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz