José Eduardo Umaña Mendoza, El luchador en soledad por el humanismo social y una nueva sociedad
#23AñosEnMemoriaConEduardo
A esta hora hace 23 años fue asesinado Eduardo, José Eduardo Umaña Mendoza, en el apartamento que hasta semana antes era su hogar, y oficina, y luego solo la oficina, a pocos metros de distancia de su padre Eduardo Umaña Luna y su madre la querida “Chely”.
Estaba con su secretaria trabajando en alguno de esos procesos acartonados de injusticia de la justicia colombiana, cuando de la portería del edificio, le anunciaron la llegada de unos periodistas. Como siempre, autorizó la entrada, muy pocas se negó a hacerlo, a tiempo y a destiempo atendía a quién solicitara su opinión, su palabra, siempre leal a sus amigos, que con el tiempo fueron siendo pocos. Desencuentros los propios de la vida que generan distancias, pero lo más doloroso, la traición y la deslealtad, las infestadas de odios, de mentiras y de dolores convertidos en sufrimientos. ¡Así es la vida¡.
Hace 23 años, algunos de esos pocos de tus amigos, llegaron unos minutos después a la oficina en Nicolás de Federman. Esos pocos, con modestia, sin mayores pretensiones protagónicas, inundados de llanto, a veces contenido, te pudieron ver tirado en ese lugar, a pocos centímetros del escritorio en donde un mes antes, dijiste casi que proféticamente: “si vienen por mí, yo no me dejó llevar, yo no me dejo desaparecer, yo he vivido el dolor de los familiares de los desaparecidos”. Y así fue, cumpliste tu palabra. No te dejaste llevar.¡ Te mataron¡¡.
Hoy sigues siendo vida, en muchas y muchos. Sigues siendo pensamiento acción de los derechos humanos en la perspectiva de los derechos de los pueblos. Derechos de los Pueblos hoy horizonte en un avasallante mundo del mercado en el que la solidaridad y la fraternidad son la salida. Hoy la critica a un sistema de justicia sigue siendo necesaria pues se ha ido desmoronando aquella imagen inmaculada para mostrar su rostro de corrupción y politización a favor de los responsables y beneficiaros de crímenes de lesa humanidad. Hoy es necesaria esa voz crítica ante una justicia transicional lenta, tardía, con una burocratización excesiva que deja herencias insanas de impunidad
Hoy esos amigos, como tu hacen falta. En estos tiempos en que la orgía se disfraza de humanismo, atacando sin examen lo qué se ordena de otro modo. Hoy, cuando las verdades se hacen creíbles ocultando todas las sombras de mentiras hace falta tu palabra. Hoy cuando las redes ofician de justicieras en tiempos en que la impunidad institucional de los de arriba está asegurada, hace falta tu rigor. Esas redes son tribuna de justicia, la nueva justicia sin rostro, en toda la reingeniería de los sentidos de la justicia. Allí ante la miserable condición humana unos posan con una altura moral por encima de los demás con las nuevas formas de inquisición a nombre de transformaciones. Las narrativas de transformación parapetan a los otros poderosos de la economía, de la politiquería para simular que hacen justicia, en realidad sin que lo propongan para mantener todo en el desorden que asegura su ambición, y la fragmentación neoliberal. Acá ni la fraternidad ni el derecho existen. Y es ahí en donde recordamos la conferencia en la Universidad Javeriana, cuando expresaste: “los derechos humanos como derechos de los pueblos son un encuentro de soledades”, en la soledad de denunciar todo el proyecto paraestatal del Carmen y San Vicente de Chucurí.
Gracias Eduardo por lo enseñado y por lo que escuchaste, Gracias Eduardo por lo tejido. Gracias por ser maestro, compañero y amigo. Gracias por haber compartido con nosotros tu humanidad, con todas tus luces y las sombras, porque fuiste y eres amigo, en todo momento, en todo tiempo y lugar, porque seguimos honrando tu memoria con alegría con esas comunidades que son pueblo en afirmación de vida y dignidad. Para la vida, toda la vida, para la vida la dignidad, así seguimos cantando..
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— Sin Olvido (@SINOLVIDO) April 18, 2021