Jacinto Quiroga Castañeda
“Nací campesino, como todos mis abuelos; labro la tierra para el sustento, vivo de la agricultura de subsistencia”
Un líder cívico, que asumió en sus apuestas socio políticas, la exigencia y el trabajo por la justicia social en las tierras del municipio Bolívar en Santander. Jacinto Quiroga Castañeda fue asesinado por efectivos del Batallón de Ingeniería No 5 Galán de la 5a Brigada del Ejército Nacional en el caserío Guamal es otro rostro del crimen de Estado que permanece en la impunidad jurídica pero no en el olvido.
Fue un lunes, en área rural del municipio de Bolívar, Santander, un día después de la celebración de su cumpleaños número 46, cuando fue asesinado. Jacinto, campesino, creyente de la comunidad cristiana de base, cristiano político del Movimiento de Unidad Campesina, buscó romper la dicotomía entre fe y política dando respuesta al hambre y la injusticia material.
En la época del Estatuto de Seguridad por su actividad política de dirigente cívico fue injustamente encarcelado por integrantes de la 5a Brigada del Ejército Nacional. En septiembre de 1979 Jacinto fue detenido arbitrariamente, sometido a un sin número de torturas y vejámenes durante los primeros ocho días de su detención. Desde ese día y durante más de 10 años fue objeto de una despiadada persecución con amenazas constantes.
Las amenazas de muerte no surtieron efecto, Jacinto continuó buscando la integración y el desarrollo de la comunidad. Sin embargo, en la madrugada del 10 de septiembre de 1990 el operativo militar llegó a su casa, irrumpiendo en la cotidianidad.
Uno de sus 8 hijos con estas palabras recuerda esa madrugada “Toda la casa estaba rodeada por el ejército y para nosotros todo era confusión y caos. Mi mamá se acercó a mi papá y trataba de prestarle primeros auxilios. Mi papá estaba muy mal herido, los disparos le habían quebrado la columna a la altura de la cintura y el brazo izquierdo a la altura del codo y para mover la cabeza se agarraba el cabello con la mano derecha y se jalaba. Hablaba con todos los que estábamos ahí, especialmente con mi mamá y le decía: “animo mija a mí me jodieron, me mataron pero ahí están los hijos y lo único que les puedo dejar son las abejas para que los saque adelante”.
La Procuraduría Delegada para las Fuerzas Militares inició la respectiva investigación por estos hechos bajo el radicado No. 022-10843, la cual resolvió en julio de 1995, sancionar al Suboficial que fue reconocido como el culpable por disparar contra Jacinto Quiroga con suspensión en el ejercicio del cargo por el término de cinco años.
En materia de justicia e investigaciones no han existido más asomos, la formalidad de investigar asegurando la impunidad, silenciando el proyecto social construido desde abajo ha sido la premisa. Por eso la ruana que cobijó a Jacinto, la ruana con la que murió es hoy una reliquia que revive ese tejido de hermandad, ese tejido de justicia social por el que vivió.
J acinto
A l heredarnos su legado
C ierto en sus altruistas ideas
I ncólume, incorregible e incorruptible
N ada, ni nadie logró chantajearle
T anto en lo material como también espiritual
O sando ante arrogancias y prepotencias poderosas
Q ue ingenuamente creyeron
U nirle en el mayor ostracismo
I gnorando las leyes naturales
R ebasaron los límites de tolerancia
O pacando su brillante existencia
G enerando eso sí, el efecto inverso
A l inmortalizarle integralmente
C arne sangre y alma
A portados con un solo propósito
S umaron los componentes fundamentales
T razándonos el camino a transitar
A nte la tortuosa realidad
Ñ udo de vínculos de identidad
E starán siempre en las mentes
D e quienes decidan avanzar
A l ideal de cambio con justicia social
(Tomado de Memorias de Jacinto Quiroga: Animador de la fé de los pueblos).
Jacinto Quiroga en la Memoria
Jacinto Quiroga Sin Olvido