Inquietud en la U. de Georgetown

Esta semana, en calidad de catedrático invitado, el ex mandatario se estrena con una asignatura sobre economía política.


Sus ocho años de gobierno, a lo largo de los cuales izó la bandera de la seguridad democrática, que entre otras cosas permitió la recuperación de la inversión extranjera en nuestro país, llamaron la atención de organismos internacionales como la ONU que, convencida de su liderazgo, designó al ahora ex presidente Álvaro Uribe como miembro de la comisión que desde el pasado 10 de agosto investiga el ataque de Israel contra una flotilla que transportaba ayuda a Gaza, incidente en el que murieron nueve personas.

Y es ese liderazgo el que le permite al ex mandatario estrenarse a partir de esta semana en su faceta como profesor invitado en la prestigiosa y tradicional Escuela de Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown (ver recuadro), donde fue nombrado como “distinguido en la práctica del liderazgo mundial”. Aunque no calificará estudiantes ni tendrá una clase propia, podrá contar desde una de las academias más prestigiosas del mundo su versión de los ocho años en que estuvo a la cabeza del gobierno en Colombia.

El presidente de la universidad, John J. DeGioia, ha dicho que “tener a un líder tan reconocido va a fortalecer la labor de los profesores y estudiantes y su conexión con importantes asuntos globales”. Sin embargo, no todos en Georgetown piensan igual y arreciaron en ácidas críticas hacia el ex mandatario, quien desde Colombia fue defendido por dos uribistas ‘purasangre’ .

“Estoy profundamente preocupada por el nombramiento del presidente Uribe. Su ataque sistemático a los derechos humanos de decenas de miles de colombianos que han sido desplazados o asesinados en ejecuciones extrajudiciales, sus relaciones con políticos que han sido acusados o condenados por vínculos con el paramilitarismo y su falta de respeto al proceso democrático a través de la condena y la persecución de indígenas y organizaciones populares, han derivado en cargos en su contra en la Corte Penal Internacional y en el sistema de justicia colombiano”, afirmó a El Espectador Joanne Rappaport, profesora PhD de los Departamentos de Antropología, Español y Portugués de la universidad y autora de cinco libros y decenas de artículos sobre la Región Andina.

“Me parece que a la luz de estas acusaciones, la universidad no está haciendo un favor a sus estudiantes y sus profesores, y está contradiciendo su compromiso de jesuitas a la paz y la justicia”, concluyó.

Ella es sólo una de las múltiples voces que han protestado. El Espectador tuvo acceso a una serie de correos electrónicos que se han estado cruzando entre profesores, debatiendo y —sobre todo— criticando con dureza la presencia de Uribe en el campus. En ellos queda clara la fuerte polémica que se ha desatado internamente. A la oficina del presidente de la universidad no dejan de llegar quejas y ya hay manifestaciones preparadas para recibirlo.

Incluso, desde Colombia, el padre jesuita Javier Giraldo envió una carta a sus colegas de Georgetown expresando su desacuerdo.

“La corrupción durante su gobierno fue más que escandalosa (…). Hoy, más de un centenar de miembros del Congreso, cercanos partidarios del presidente Uribe, están implicados en proceso penales”, dice la misiva. “La corrupción de sus hijos, que se enriquecieron mediante el uso de las ventajas del poder, escandalizó a todo el país”, agrega.

“La decisión de los jesuitas de Georgetown no sólo es profundamente ofensiva para los colombianos que todavía mantienen los principios morales, también pone en alto riesgo el desarrollo ético de los jóvenes que asisten a nuestra universidad en Washington. ¿Dónde está la ética de la Compañía de Jesús?”, concluye la carta.

Ante las críticas, la universidad ha guardado silencio. No se ha hecho ningún anuncio oficial sobre las charlas que dictará ni las clases en las que participará. Se espera que desde este miércoles esté como profesor invitado en las clases de algunos colegas. El Espectador supo que, para empezar, hablará de Libre Comercio en una cátedra de Economía Política. Mientras tanto, desde ya afronta una ardua controversia con voces a favor y en contra.

En defensa de Álvaro Uribe

Dos declarados uribistas defendieron la nueva faceta del ex presidente Uribe como docente de la Universidad de Georgetown. Dilian Francisca Toro, senadora del Partido de la U, señaló que le parecen absurdos los cuestionamientos porque, a su modo de ver, en la base de las universidades debe estar la pluralidad de pensamiento. “A quienes dicen que el presidente Uribe violó los derechos humanos, hay que recordarles que fue él mismo quien denunció los casos de falsos positivos”.

De otro lado, Ernesto Yamhure considera que las acusaciones que pesan sobre el nombre del ex presidente son ataques de los “melancólicos del comunismo y de la izquierda radical. No es un hecho aislado, Uribe es y será perseguido siempre por estos grupos, por la verticalidad que demostró para combatir a los terroristas”.

La tradición de Georgetown

La Universidad de Georgetown fue fundada por el sacerdote jesuita John Carroll en 1789. Ubicada en Washington D.C., es la universidad católica más antigua de los Estados Unidos y una de las más prestigiosas de todo el país. Forma parte de la Asociación de Universidades Jesuitas (AJCU), en la que se integran las 28 universidades que la Compañía de Jesús dirige en los Estados Unidos, y es una de las tres universidades católicas del Distrito de Columbia, al lado de la Universidad Católica de América y la Universidad de Trinity.

Vanessa de la Torre / Washington | EL ESPECTADOR