Informe visita pastoral a la familia de Manuel y Samir Ruíz y las comunidades en Curvaradó

Equipo del Programa Ecuménico de Acompañamiento en Colombia realizó visita pastoral de acompañamiento a la familia Ruiz Gallo en el Consejo Comunitario de Apartadocito, Cuenca del río Curvaradó, los días 2 al 4 de abril.


Un equipo de cinco personas en representación del Programa Ecuménico de Acompañamiento en Colombia (PEAC), de la Mesa CLAI y de la Red Ecuménica de Colombia, realizó una visita pastoral de acompañamiento a la familia Ruiz Gallo, en el lugar conocido como los Piscingos, Consejo Comunitario de Apartadocito en la cuenca de Curvaradó, localizada en el departamento del Chocó, Colombia. La visita se efectuó los días 2 al 4 de abril de 2012.

El propósito de esta misión de carácter pastoral fue por un lado, manifestar solidaridad a esta familia de parte de las organizaciones participantes, debido al asesinato de don Manuel Antonio Ruiz y su hijo Samir, de 15 años; esta acción criminal fue cometida por un grupo paramilitar, al parecer al servicio de empresarios que se han apoderado de mala fe de tierras pertenecientes a los habitantes afrodescendientes de la Cuenca del río Curvaradó. Don Manuel, como adulto mayor, integrante del Consejo Local de esta Cuenca, venía participando por delegación de esta comunidad y del gobierno colombiano, como encargado del censo que hace parte del proceso de restitución de tierras. De acuerdo con el testimonio de las personas de las comunidades que recibieron la visita pastoral, don Manuel fue asesinado para forzar la salida de su familia de este territorio, debido a que la finca habitada por su familia sería una ficha que impide cerrar el cuadro expansionista de un empresario vecino. Con esto se busca en el fondo frenar el proceso de restitución de tierras. Y por otro lado, la visita buscaba expresar su apoyo solidario al equipo de la Comisión Inter-eclesial de Justicia y Paz que acompaña a las comunidades de estos lugares.

Debido a la muerte de don Manuel y de Samir, la familia Ruiz Gallo se desplazó al municipio de Chigorodó, distante unos cien kilómetros de los Piscingos. La familia, compuesta por unas treinta personas (de las cuales 16 son niños y niñas), estuvo hospedada por espacio de tres días un hotel, contando con el apoyo económico de la alcaldía del municipio. Sin embargo, debido al cese del apoyo en este municipio, la familia debió trasladarse el día 4 de abril al vecino municipio de Apartadó. Allí el gobierno colombiano le ha ofrecido una reubicación temporal. La Iglesia Presbiteriana de Apartadó ofreció su Hogar de Paso, como lugar de habitación temporal a la familia, mientras consiguen residencia permanente.

Esta es una medida transitoria. Pues es necesario y urgente que Estado colombiano asuma la protección, seguridad y la manutención de la familia de acuerdo con la ley en Colombia de atención integral a la población desplazada. Durante la visita el equipo pudo constatar dos cosas. Por una parte, la situación de temor que se respira en las comunidades afectadas por este hecho de violencia, lo cual no les impide seguir luchando por su derechos a vivir dignamente y con libertad en su territorio; así lo manifestó la Comunidad de Las Camelias, Zona Humanitaria y de Biodiversidad, que hace parte de la Cuenca del Curvaradó. Y por otra parte, se constató la solidaridad de las comunidades y las iglesias presentes en la zona con la familia afectada; así como el acompañamiento permanente de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz y de Brigadas Internacionales de Paz (PBI). La comisión considera que es necesario seguir valorando si después de una etapa que permita a la familia superar el dolor que actualmente vive, ella pueda retornar a su lugar de origen con un acompañamiento que garantice su protección.

Durante la visita quienes participaron de la delegación mantuvieron una actitud atenta de escucha donde afloraron sentimientos de dolor y miedo. Hubo también palabras de fe y de esperanza para reafirmar el compromiso con el reclamo por el derecho a vivir en paz en el territorio dado por Dios. Estos sentimientos fueron fortalecidos por instantes de oración y de reflexión a partir de algunas experiencias de la memoria bíblica donde Dios acompaña, consuela y participa con su pueblo en la búsqueda de justicia y la vida digna para toda la comunidad.

La delegación recomienda a las organizaciones y procesos ecuménicos que organizaron esta visita pastoral continuar con el acompañamiento a las comunidades en la cuenca de Curvaradó. Asimismo, realizar acciones de incidencia para que el gobierno colombiano asuma la responsabilidad por no dar protección a Manuel y garantice la seguridad de su familia y de las comunidades que reclaman sus tierras en esta región. De igual manera, pide que se investigue, juzgue y castigue a los responsables del asesinato de Manuel y de su hijo para que estos hechos no queden en la impunidad. Se recomienda en general pedir al gobierno colombiano que si tiene interés en realizar la restitución de tierras, garantice la protección y seguridad de quienes reclaman sus tierras en las diferentes regiones del país.

La delegación agradece la acogida de las comunidades visitadas, del equipo de la Comisión inter-eclesial de Justicia y Paz y la compañía del equipo de PBI que tiene presencia en la región.

Medellín, Colombia, abril 4 de 2012