Incursión Militar en Cacarica

Empezaron a dar cumplimiento a sus amenazas. Incursionaron nuevamente en el Territorio de las Comunidades de la Cuenca del Cacarica, después de 51 meses del desarrollo de la “Operación Génesis” dirigida desde la Brigada XVII en febrero de 1.997 que produjo el desplazamiento de más de 3000 personas de esta Cuenca y de 10.000 de todo el bajo Atrato. La nueva incursión al Territorio Colectivo se inició el 30 de mayo y hasta el 14 junio en el marco de la estrategia paramilitar, entendida esta como la acción militar irregular de las Fuerzas Militares a través de actuaciones encubiertas y clandestinas con apoyo de civiles armados.


Bogotá, 19 de junio del 2001

Doctor
ANDRES PASTRANA ARANGO
Presidente de la República

Doctor
GUSTAVO BELL LEMUS
Vicepresidente de la República

Doctor
ARMANDO ESTRADA VILLA
Ministro del Interior

Doctor
ROMULO GONZALEZ TRUJILLO
Ministro de Justicia y Derecho

Doctor
JUAN MAIER
Ministro del Medio Ambiente

Doctor
CAMILO GOMEZ
Alto Comisionado de Paz

Doctor
ALFONSO GOMEZ MENDEZ
Fiscal General de la Nación

Doctor
PABLO ELIAS GONZALEZ
Vice Fiscal General de la Nación

Doctor
EDGARDO MAYA VILLAZON
Procurador General de la Nación

Doctor
EDUARDO CIFUENTES
Defensor Nacional del Pueblo


Ref: Incursión Militar en Cacarica

Reciban un respetuoso saludo.

Empezaron a dar cumplimiento a sus amenazas. Incursionaron nuevamente en el Territorio de las Comunidades de la Cuenca del Cacarica, después de 51 meses del desarrollo de la “Operación Génesis” dirigida desde la Brigada XVII en febrero de 1.997 que produjo el desplazamiento de más de 3000 personas de esta Cuenca y de 10.000 de todo el bajo Atrato. La nueva incursión al Territorio Colectivo se inició el 30 de mayo y hasta el 14 junio en el marco de la estrategia paramilitar, entendida esta como la acción militar irregular de las Fuerzas Militares a través de actuaciones encubiertas y clandestinas con apoyo de civiles armados.

La acción militar anunciada desde hace más de un año en el retén paramilitar de Tumaradó a través de bloqueo económico, señalamientos, amenazas, retenciones ilegales, se realizó desde la última semana de mayo en su primera fase con el reconocimiento de terreno, de la ubicación de los Asentamientos, de algunas zonas de cultivo, de los sistemas de información y alerta, del intento de “ablandamiento” psicológico y del intento del posicionamiento en el imaginario colectivo del individualismo como progreso, del marketing político militar a través del desfile de atuendos y armamentos, y los nuevos discursos del “progreso” y del “dinero” como valores socioculturales.

En esta Constancia Histórica, seguimos las huellas del teatro de terror que se inició de modo evidente a través del asesinato de LAUREANO SIERRA, (27-05-01), del desembarco armado en el sitio conocido como La Balsa, caserío del Territorio Colectivo del Cacarica (30-05-01); de las supuestas persecuciones a esta ofensiva militar a través de movimientos aéreos de la Brigada XVII, en lugares en que los armados evidentemente no se encontraban y de ametrallamientos por supuestos contactos armados con grupos “ilegales” que nunca existieron (31-05-01 ), de pretextos de no actuación de las Fuerzas Militares contra esta actuación militar en la modalidad paramilitar por la irresponsabilidad de las comunidades al encontrarse fuera de los Asentamientos y de justificaciones a la omisión del Estado por las informaciones “imprecisas” provenientes de los retornados o sus acompañantes no creer en las versiones de las víctimas (02-05-01).
En el trasfondo de todo el escenario, saliendo a flote la verdad, siempre dicha, siempre revelada, siempre negada, siempre ocultada, siempre temida de ser dicha, la evidencia de la cualificación de las estructuras del paramilitarismo como mecanismo de Estado en la Región, so pretexto de la lucha antisubversiva en una guerra cuya intensidad no va a terminar en el corto ni mediano plazo.
En sus despachos los hechos aquí brevemente descritos son el seguimiento a esa incursión militar.
* Lunes 4 de junio, aproximadamente entre las 8:10 y 8:20 hora local, seis embarcaciones de fibra con motores fuera de borda, se movilizaron una tras otra con sus conductores, una de ellas se transportaba con siete integrantes de los grupos paramilitares, las otras sin pasajeros. Las embarcaciones fueron vistas cruzando por el caserío de Tumaradó localizado sobre el río Atrato, lugar desde el cual a lo largo de más de un año estos han realizado acciones de control sobre los pobladores del Cacarica. Las pangas iban en dirección río Atrato abajo, probablemente hacia el municipio de Unguía.

De acuerdo con testigos ese mismo día en el sitio conocido como La Loma, Parque Nacional de los Katíos, límite del territorio Colectivo de las Comunidades del Cacarica, punto que conduce al caserío de Bijao Cacarica y al municipio de Unguía, entre 50 y 70 hombres fuertemente armados, vestidos con prendas militares, armas cortas y largas, desembarcaron allí, a primera hora de la mañana de ese día. En ese sitio hace más de cuatro años y medio, grupos de civiles armados junto con unidades militares de la Brigada XVII realizaron operaciones de control a través de un retén donde desaparecieron campesinos del Cacarica, restringieron el ingreso de alimentos y el paso de personas.

* Miércoles 6 de junio, en horas de la mañana, a raíz de la presencia armada de actuación paramilitar, se desplazaron forzosamente por temor a una acción contra su vida. Los campesinos se trasladaron hacia Turbo aproximadamente 30 personas que habitan en las márgenes del río Cirilo, caserío del Territorio Colectivo de las Comunidades del Cacarica.

* Jueves 7 de junio, entre las 16:30 y 17:45 horas, una comisión de la Defensoría del Pueblo y de la iglesia católica constató en el sitio conocido como La Loma, la reciente presencia de hombres en el lugar a través de huellas de botas pantaneras abriendo camino entre la maleza en dirección hacia el caserío de Bijao Cacarica, caserío del Territorio Colectivo de Comunidades Negras. En el lugar se encontraron además, desperdicios de alimentos y de artículos de aseo.

Ese mismo día, en horas de la mañana, aproximadamente a las 10:05 hora local, en sitio conocido como La Lomita, ubicado una hora de camino a pie del caserío de Bijao Cacarica, cinco campesinos de las Comunidades Retornadas al Cacarica, que habitan en el Asentamiento “Esperanza en Dios” son obligados a detenerse por un grupo de cerca de 200 hombres fuertemente armados con armas largas y cortas, granadas de fusil, M’60, lanzagranadas y granadas, visores nocturnos infrarrojos, sistemas de comunicación de punta, tiendas de campaña, vestidos todos con uniformes militares, algunos con insignias oficiales y unos pocos con brazaletes sobre puestos de las ACCU -ocultando insignias oficiales-, y tres mujeres, también armadas y uniformadas.

50 armados, aproximadamente, fueron los desembarcados en La Loma y los restantes son los provenientes del municipio de Ungía y serían los que se encuentran involucrados en el asesinato de LAUREANO SIERRA (27-05-01).

Ante la fuerte presencia militar que produjo temor, uno de los campesinos emprendió la huida ante la eventualidad de ser violentado, los otros cuatro afrocolombianos fueron obligados a cruzarlos de una orilla a la otra del río Cacarica. Los armados se presentaron ante los retornados como integrantes de las “Autodefensas Campesinas Unidas de Colombia”, exigiendo su identificación.

En la actuación paramilitar, los armados les expresaron que no tenían orden ni autorización de asesinar a campesino alguno. Los armados les insistieron en que venían para quedarse en la región. “Venimos a recuperar esta zona, y nos vamos a rotar”. Uno de los armados se presentó como el Comandante “Cristian”, quien en su camisa militar al lado derecho del pecho tenía la identificación del apellido “LOPEZ”, en el hombro izquierdo la inscripción en un parche en el que se leía: “Cacique Coyará” “ Batallón ContraGuerrilla Nro 11”, en el hombro derecho otro parche con el logo de este destacamento militar, sus botas eran de cuero, como las que usan en el ejército colombiano.

Posteriormente, obligaron a los afrocolombianos a guiarlos hasta el poblado de Bijao Cacarica, donde se ubican zonas de cultivo de productos de pan coger familiares y comunitarios de los retornados, del Territorio de Vida del Asentamiento “Esperanza en Dios”. En el trayecto, los militares y los civiles armados les manifestaron que, “deben cultivar coca, eso da billete”(…) “miren después vienen los ricos a comprar las tierras, aquí vamos a ver billete” (…) “venimos a recuperar la zona”. De modo permanente intervinieron e insistieron en que “ahora sí, se van a llenar de billetes”(…) “el trabajo con machete no da plata”. Antes de llegar al caserío, uno de los militares expresó: “detrás de nosotros viene más ejército. Nosotros venimos de Unguía” (…)“algunos hemos sido entrenados en Cartagena”

Hacia las 14:00 horas, los 200 hombres armados llegaron al caserío y se dispersaron en el mismo hasta rodearlo, reteniendo a 26 campesinos, entre ellos seis menores de edad y tres mujeres. Luego de tener dominado el caserío, a los retornados del Cacarica les dijeron que desde ese momento tenían la orden de no moverse sin autorización de alguno de los comandantes.

En un primer momento, las unidades armadas dentro de la estrategia paramilitar, se presentaron como integrantes de la insurgencia armada “somos de la guerrilla”. Minutos después, otro expresó: “no se asusten somos los paras”. Preguntaron luego a los integrantes de la comunidad por la presencia guerrillera. Entre tanto, uno de los campesinos que se encontraba de trabajo en la zona de cultivo ante el temor por tanta presencia militar intentó huir por un camino, siendo detenido por un hombre fuertemente armado que lo amenazó con el arma y le expresó: “a dónde va h.p guerrillero?”. Lo obligó a devolverse al caserío. Allí le preguntó a los demás integrantes de la comunidad, si lo conocían, si era o no un guerrillero. Los pobladores retornados expresaron que él era de los integrantes del Proyecto de Vida.

En la actuación paramilitar, le expresaron a los retenidos respecto a la explotación maderera que se realiza en el Territorio Colectivo del Cacarica que: “No dejen que la Empresa explote, y antes que empiece a cortar, hagan acuerdos con ellos”. Al mismo tiempo le solicitaron información sobre las zonas de cultivos de pan coger del Territorio de Vida, y sobre los demás pobladores de la Cuenca del Cacarica. Los armados en la estrategia paramilitar decidieron entonces convocar a una reunión para el siguiente día con la presencia de todos los pobladores que se encuentren en los alrededores de la zona.

Hora y media después, a las 15 45 hora local, uno de los retornados, solicitó al Comandante de la actuación paramilitar, permitir a sus tres hijos menores de edad, dos niñas y un niño, regresar al Asentamiento “Esperanza en Dios”, pues ellos habían venido solamente por unos plátanos para comer. El armado le negó esa posibilidad y le manifestó que al siguiente día iban a salir todos.

Aproximadamente a las 15:30 hora local, uno de los retenidos llegó al Asentamiento “Esperanza en Dios” preso del terror a adquirir cigarrillos para los participantes en la incursión armada, pues así lo solicitaron. La orden que tenía era regresar inmediatamente a Bijao Cacarica y “no abrir la boca”•.

* Viernes 8 de junio, en horas de la mañana, un grupo de los armados se trasladó a una hora del caserío Bijao. En una de las fincas pidieron a su propietario comprar o vender una res. Le dijeron que necesitaban mejor dos y que para compensar, él debería tomar una res del hato del vecino. Aunque el campesino se negó a ese acuerdo, los armados se le llevaron dos reses que fueron llevadas hasta Bijao, donde las sacrificaron. De camino, los pobladores intimidados fueron interrogados por la identidad de los acompañantes de la iglesia católica que se encuentran en los Asentamientos.

Ese mismo día, en el caserío de Bijao, nuevamente el padre de familia, solicitó a uno de los comandantes, la autorización para que dejaran en libertad a sus tres hijos menores de edad. La respuesta volvió a ser la misma del día anterior.

En horas de la tarde, a las 15:30 hora local, el Comandante llamado “Cristian” reunió a la Comunidad retenida que se encontraba en Bijao. Expresó que a través de la radio escuchó que se estaba diciendo que habían matado a 25 personas en ese caserío. Media hora más tarde, a las 16:00 horas, aproximadamente, decidió entonces enviar a tres integrantes de la comunidad hacia el Asentamiento “Esperanza en Dios” exigiéndoles que dijeran que: “el Teniente del ejército quiere reunirse con la comunidad y sus coordinadores”. Agrega “esto se va a arreglar, vamos a salir de esta situación” (…),” vamos a sembrar coca, dentro de un mes esto se va a poner bueno”. Los tres pobladores se movilizaron al asentamiento “Esperanza en Dios”, a las 17: 10 hora local, llevando el mensaje y regresando a la zona de cultivo de Bijao Cacarica, Territorio de Vida, en horas de la noche

A las 17:00 horas, un grupo de avanzada de 50 hombres armados, al mando de un hombre llamado “David”, se ubicaron a 25 minutos, a pie del Asentamiento “Esperanza en Dios”.

* Sábado 9 de junio, a las 7:05 hora local, estos armados se ubicaron a la margen derecha del río Peranchito enfrente de la primera calle del Asentamiento “Esperanza en Dios”, zona habitacional del Territorio de Vida, aproximadamente 50 hombres armados con prendas militares de camuflado de distinto tipo, al mando del comandante llamado “David” y “El Tigre”. Este último en el año 1997, cuando se realizó el operativo militar del desplazamiento se apodaba “El Viejo” o “El Abuelo”. A su lado se encontraba otro armado que portaba una gorra con la identificación de una marquilla que dice: “Contra guerrilla”, a su lado, una mujer que le llaman “La Morena”, con una pañoleta similar. Al ser interrogados por el uso de las mismas, expresaron: “es que somos contraguerrilla” En este primer grupo dos llevan brazaletes en fondo azul y letras blancas con las letras ACCU, tras de los que se ocultaban, parcialmente, las marquillas de unidades regulares del Ejército Nacional.

Desde la otra orilla, la del Asentamiento, ubicado al margen izquierdo, uno de los Patriarcas de la comunidad intentó recoger el casco para evitar el ingreso de los participantes en el operativo militar. Es entonces intimidado por el llamado “David”, quién posteriormente es mostrado como otro comandante de los paramilitares, expresándole, “qué le pasa viejo, no quiere que crucemos? En tono fuerte exigió a un menor de edad cruzarlos, mientras la comunidad se encontraba toda reunida detrás de la Defensora del Pueblo, los acompañantes internacionales de Peace Brigades International, y del Equipo Misionero. La funcionaria estatal y el equipo misionero plantearon que el Territorio de Vida, es un lugar humanitario en medio de la guerra, que es reconocido por el Estado y que sus habitantes tienen una serie de Normas y Principios. Se expresa que su presencia está violando los derechos de la comunidad y les exigen respetarlo.

El llamado “David” afirmó que: “atrás viene el Comandante para dialogar con el Asentamiento” Mientras los 50 cruzaron el río y se ubicaron en uno de los extremos del asentamiento que conduce al caserío de Bogotá, el armado expresó que: “se ve mucha pobreza, eso de trabajar juntos no da resultados” (…), “hay muy pocos cultivos, vi solo tres, y así no se alimentan mil personas”(…) “lo mejor es que cada quien se vaya a su parcela”. “Nosotros traemos el progreso”(… )“Esta tierra es nuestra, venimos a quedarnos en esta tierra, gústele a quien le guste” (…). El otro comandante expresó que: “esto es una vía pública y nadie nos puede impedir andar por un camino” Pregunta por la ubicación del caserío de San Higinio, Territorio Colectivo del Cacarica

Aproximadamente a las 7:00 hora local, los 150 uniformados que se encontraban en la zona de cultivo del Territorio Colectivo en Bijao, desmontaron el campamento e iniciaron su recorrido hacia el Asentamiento “Esperanza en Dios”.

Entre las 8:30 y 9:00 hora local, los habitantes del Cacarica que se encontraban en la zona de cultivo del caserío Quebrada del Medio regresaron al Asentamiento “Esperanza en Dios”, luego de tres días de buscar refugio entre los cultivos de plátano. Entre ellos se encontraban 12 menores de edad y 9 adultos. La Comunidad había expresado su preocupación por su posible retención, debido a que este caserío es colindante de Bijao Cacarica, a una hora de camino a pie.

A las 8:50 hora local, ingresa por el mismo camino y el mismo cruce del río Peranchito, enfrente del Asentamiento “Esperanza en Dios” un segundo grupo de aproximadamente 150 hombres, entre ellos se encontraba el armado llamado “Cristian”, quien es llamado desde la otra orilla por otro uniformado, con la expresión castrense de “Teniente”. En un tono fuerte el llamado “Cristian” aparece portando el mismo vestido militar de los días anteriores, plantea que: “han puesto mucho problema. Venimos mostrando la cara”. Y ordenó a uno de los armados que se encontraba con una capucha quitársela diciendo: “h.p quítesela que eso nos daña la imagen”. El encapuchado es el joven JAIME TORO RAMIREZ Posteriormente, hizo movilizar a un grupo, gritando: “Aniquiladores muévanse con el otro grupo”. A los armados “Cristian”, “David”, “El Tigre” se unen otros “Rolando”, “Mauricio”, “Mario”, “VICENTE MUENTES”, este último civil participó como uniformado en la “Operación Génesis” de la Brigada XVII realizada en febrero de 1.997, generando el desplazamiento de la población en ese momento. En la conversación entre los comandantes expresaron su extrañeza porque no encontraron el puente que existía hace más de cuatro años y medio.

La funcionaria estatal y los misioneros insisten en que se retiren del Territorio de Vida, como lo expresan las vallas. El llamado “Cristian” expresó: “leímos las vallas, ellas dicen todo, no venimos mirando al piso” El llamado “Tigre” dice si sabemos que estamos violando las normas pero esto es un camino”

Los uniformados y armados, rodearon entonces todo el asentamiento, vuelven a repetir a uno de los acompañantes de la iglesia católica que: “aquí nos quedamos gústele a quién le guste”. El apodado “Cristian” expresó que necesitaban reunirse con la comunidad, exigencia a la que no se accedió. Reiteró que venían a quedarse, “traemos desarrollo a la Comunidad”(…) “la gente no tiene comida. Estar sembrando en conjunto, eso no les da” (…) “es mejor que cada quien trabaje en su finca”.(…) “Solamente vimos tres cultivos pequeños de arroz para tanta gente que hay, las mil personas, eso es miseria, se ve pobreza”. Hablando fuertemente para ser escuchado por la Comunidad expresó que: “muévanse, cada quien en su finca les va mejor. Cada quien siembre en su parcela, siembren cosas distintas”.(…) “Nosotros venimos a traer desarrollo” (…) “Cada quien se mueva a sus fincas (…) ” No les vamos a hacer nada”(…) “Queremos es que trabajen”(…) “Nosotros damos la seguridad” Agregó que, “este es el bloque que se va a quedar en la región. Les presento a los comandantes , para que cuando los vean no se asusten”, “no vamos a dejar esto solo, vamos a protegerlos, para que trabajen” “Nosotros no vamos a dejar esto solo”. El civil armado que se encontraba vestido de camuflado apodado “El Tigre” afirmó: “No somos los de antes. Hemos recibido curso de derecho internacional humanitario con esta gente señalando con la mirada e indicando con la mano a “Cristian” (…) “Los cursos los hicimos con la Cruz Roja y la Defensoría del Pueblo”. Insistieron en reunirse con la comunidad a lo que no se accedió pues de este modo se infringen los Principios y las Normas de la Comunidad.

Mientras se dispersaron por el Asentamiento, los armados preguntaron a la comunidad si existía o no tienda comunitaria, preguntaron por las entidades que entregan los alimentos, por el sistema de comunicación de los “gringos” – refiriéndose a Peace Brigades International-, por la cantidad de personas que habitan en “Esperanza en Dios”, las razones por las cuales no trabajan en sus fincas, por la construcción de las viviendas, por la existencia de tienda comunitaria, quisieron comprar cigarrillos y ofrecieron dinero. Uno de ellos, VICENTE MUENTES, afirmó: “en los próximos 15 días esto se pone bueno”

A través de comunicación de radio de alcance corto, el “Teniente” llamado “Cristian” dio la orden de concentrarse en la parte extrema derecha del Asentamiento. Minutos después, a eso de la 10:20 hora local se retiraron del caserío y se ubican a cinco minutos de la zona habitacional del Territorio de Vida. Allí permanecieron cocinando y bañándose en el río Peranchito hasta las 15: 05, hora en la que se movilizaron en dirección al Asentamiento “Nueva Vida”

Hacia las 16:00 horas, las menores de edad y el restante número de afrocolombianos retornados que se encontraban retenidos regresaron al Asentamiento “Esperanza en Dios”

* Domingo 10 de junio a las 6:20, a las 6:30 y a las 6: 40 hora local, se escuchó el sobrevuelo de un helicóptero sobre la zona de Bijao Cacarica, Asentamiento “Esperanza en Dios”, muy distante del lugar donde se encontraban los 200 participantes del operativo militar en la estrategia paramilitar por tierra que en ese lapso de tiempo estaban merodeando el Asentamiento “Nueva Vida” en el sitio de construcción de vivienda.

A las 6:45 hora local los armados, aproximadamente 50, ingresaron a la finca comunitaria donde construyen las viviendas del Asentamiento “Nueva Vida”. En el sitio preguntaron por los líderes de la comunidad, por los coordinadores de las reuniones, por los habitantes de las casas recién construidas, por el lugar de presencia masiva de la comunidad. Algunos de ellos se identificaron como integrantes de las “Autodefensas Unidas de Colombia”, tres portaron brazaletes con la sigla ACCU, cubriendo insignias de las Fuerzas Militares, alcanzando a divisarse el Nro 11. En este lugar del territorio de vida de la comunidad, sustrajeron algunos alimentos, entre ellos, aceite de cocina.

A las 7:00 hora local ingresaron al lugar de habitación provisional del Territorio de Vida de la Comunidad de “Nueva Vida” se encontraron enfrente de la presencia de un delegado de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados en el mundo, ACNUR, Peace Brigades International, PBI, Procuraduría General de la Nación, Red de Solidaridad Social y misioneros de la iglesia católica, algunos de ellos llegaron al Territorio Colectivo, desde el día anterior en respuesta a la alarma existente.

Ante la solicitud planteada expresaron que venían de largo y que se entendieran con el comandante que venían detrás de ellos. Manifestaron que venían de largo y continuaron su camino, cerca de 35 hombres fuertemente armados, con prendas militares violaron el Territorio de Vida habitacional y lo recorrieron de extremo a extremo. El primer grupo se presentó como parte del Bloque “José Elmer Cardenas del Chocó”, afirmaron que se encontraban en la zona 800 unidades, Agregaron que venían perdidos.

Cinco minutos después apareció el primer comandante, a quien le reiteraron nuevamente el no ingreso al Territorio de Vida de la población civil por ser un espacio humanitario en el que no se acepta la presencia de armas. El Comandante llamado El Tigre expresó que estaban perdidos y no sabían dónde quedaba el puente para cruzar el río, nosotros entendemos. Al llamado de la radio de comunicación todos los 35 armados se ubicaron en el extremo del asentamiento a donde se agruparon los restantes.

Luego de varios minutos de exigencia de respeto al Territorio de Vida de la población civil, se integraron varios de los llamados comandantes como “Rolando”, “David”, “El Tigre” y “Cristian”. A través de sus comunicaciones se reconstruyeron cuatro grupos dentro de los armados, “El Alfa”, El Aniquilador 6″, “El Tiburón”, “Los Dragones”.

El armado “Cristian” expresó que: “a pesar de los mapas se encontraban perdidos”, estaba vestido con el mismo uniforme de los días anteriores. Agregó que ofrecía disculpas “en el otro Asentamiento no nos dijeron nada ni nos explicaron nada ni vimos las vallas que hablaban de la presencia de la población civil”.

Las entidades plantearon insistentemente no ingresar al Asentamiento “Nueva Vida” y al conocer que venía otro grupo atrás se les solicitó pasar por un camino distinto. Algunos de los acompañantes decidieron trasladarse para exigir el respeto al Territorio de Vida de la Comunidad . Cuando los participantes del operativo militar se encontraron enfrente de este grupo humano, uno de los armados les exigió en varias ocasiones voltearse y mirar hacia la montaña, se presume que con el fin de no observar el paso de aproximadamente 20 integrantes de los armados. Uno de los armados reiteró que a pesar de los mapas se encontraban perdidos pero que necesitaban pasar, preguntó dónde se encontraba el puente para cruzar el río Perancho ?. Las entidades expresaron que debían ir más arriba. En el último grupo se encontraba el llamado comandante VICENTE MUENTES.

Uno de los participantes en el operativo militar irregular, expresó: “antes habíamos entrado como salvajes, ahora nosotros hemos hecho cursos” (…)“Venimos a traer el progreso y el desarrollo de la comunidad” …) “todos deben ir a sus fincas ” (…) “lo comunitario no funciona”, “no queda más que salir a las fincas, pensar en sus cosas y sembrar palma africana”. Preguntaron si había tienda comunitaria y ofrecieron por un paquete de cigarrillos hasta 20 mil pesos ( U.S. $ 10 ) que comercialmente tiene un costo de mil pesos ( U.S $ 0.50), reiterando que“ lo comunitario no funciona, el progreso llega pero hay que volver a las fincas”. Todos estos planteamientos los realizaron a unos pocos pobladores que habitan en el extremo del Asentamiento “Nueva Vida”.

Entre tanto, otro grupo de los armados, violando los derechos de la población y el uso de sus bienes, tomaron la embarcación de madera para cruzar el río a pesar que insistentemente se les exigió respeto al Territorio de Vida, a la población y a sus bienes. Se les planteó una y otra vez que se dejaba constancia que estaban violando los derechos de la población y lo estaban haciendo en contra de la comunidad. Alguno de los armados expresó que “estaban ahí para no volverse a ir”. Al final se despidieron y dijeron: “ hasta la próxima, nos volvemos a ver”.

A eso de las 9:55 hora local, los armados se trasladaron a cinco minutos del lugar humanitario. Allí permanecieron hasta las 17:00 horas camino hacia los canales de explotación maderera que conducen a Cirilo y a La Balsa, caseríos del Territorio Colectivo de las Comunidades Negras.

A las 17:20 minutos aproximadamente un poblador de la cuenca del Cacarica expresó que los uniformados se movilizaron hacia el Caño de Cesar, le quitaron unos pescados recogidos en el día y le preguntaron por los nombres de los coordinadores de la comunidad y los animadores del Asentamiento “Nueva Vida”

Desde ese día se presume que algún grupo de los 200 armados dentro de la estrategia paramilitar se encuentra aun sobre la zona de influencia del caserío La Balsa.

Entre los armados que participaron en este operativo militar encubierto fueron reconocidos varios integrantes de las unidades de soldados profesionales de la Brigada XVII que se encuentran en servicio activo, entre ellos LUIS HURTADO, y otros que habitan en Turbo, Apartadó y Chigorodó, algunos de ellos con cargos administrativos en este destacamento militar, jóvenes desempleados y que trabajaron en las fincas bananeras del Urabá Antioqueño, jóvenes reclutados y pagados a 300 mil pesos mensuales ( U.S $ 150 aproximadamente), así como civiles armados que participaron en la “Operación Génesis” (febrero de 1.997) y tres mujeres también uniformadas y armadas, algunas de ellas viven en el municipio de Turbo. .

* Lunes 11 entre las 10:20 hora local y las 15:30 hora local en el sitio conocido como La Tapa, que divide a los ríos Perancho y Peranchito, cinco pirañas de la Infantería de Marina y dos barcazas, realizaron operativos de control con la presencia de un hombre de civil vestido de uniforme militar de nombre CORNELIO MAQUILON, este civil reconocido integrante de los paramilitares, participó en la “Operación Génesis” de la Brigada XVII en febrero de 1.997, como auxiliar de la acción militar de desplazamiento.

A las 10: 25 hora local, dos embarcaciones de la comunidad, que cuentan con su respectiva identidad que los distingue como bienes de la población civil, fueron detenidas por unidades de la Infantería de Marina que se encontraban en dos pirañas – pangas militares con 2 motores de alta velocidad-. Los regulares que se encontraban en la primera piraña grabaron en formato video 8 a los integrantes de la comunidad y al misionero acompañante que se movilizó en la primera embarcación En esta se encontraba un civil vestido de militar e integrante de los grupos paramilitares de las “Autodefensas Campesinas”, CORNELIO MAQUILON. A la solicitud de apagar la cámara los militares respondieron que lo hacían por que “después dicen que no hicimos nada, tenemos que mostrar que estuvimos aquí”.

Minutos después la segunda embarcación comunitaria fue detenida en el puesto de control de las pirañas. Los armados realizaron preguntas sobre la ubicación de los Asentamientos, los habitantes, el papel de los misioneros, en el cuestionario se
encontraba presente el paramilitar CORNELIO MAQUILON. Uno de los integrantes de la Infantería de Marina preguntó por el nombre de uno de los misioneros que se encontraba respondiendo las preguntas de otro militar, su papel e identidad y su conocimiento de la región.

Más adelante a escasos 30 segundos una barcaza de la Infantería de Marina volvió a detener la primera embarcación de la comunidad, tomaron el bolso del misionero y lo abrieron, lo hicieron ponerse de pie, quitarse el sombrero de paja y subirse la camisa. Luego de más de 15 minutos los dejan seguir, habiendo tomado nota de los documentos de identidad del acompañante y de los integrantes de la embarcación que se movilizaron en el lugar.

Mientras esto sucedió las dos pirañas que realizaron operaciones de control sobre la población civil se acercaron a la barcaza, desde ella un oficial de la Infantería de Marina le ordenó a Maquilon subirse a esa embarcación y meterse en su interior.

Este mismo lunes en el puerto de Turbo, en horas de la mañana, una organización de altísima de credibilidad, recibió información del alquiler de varias embarcaciones destinadas al transporte de hombres armados posiblemente desde los municipios de Necoclí,y Unguía, y desde el poblado del Totumo.

* Martes 12 de junio, tres mujeres con signos evidentes de afección psicológica abandonan el Asentamiento “Nueva Vida” desplazándose hacia otros municipios de Colombia.

* Miércoles 13 de junio al medio día en el mismo puerto de Turbo, una congregación religiosa confirmó el movimiento de civiles integrantes de la estrategia paramilitar desde Unguía por el río Atrato hacia Riosucio. En horas de la tarde, otra fuente indicó que más de un centenar de hombres están siendo contratados para iniciar el cultivo de hoja de coca en la zona del Cacarica.

Hoy, pocos días después de los hechos aquí consignados, los pobladores retornados al Cacarica han sido testigas y testigos, que luego de 51 meses de los bombardeos y de los ametrallamientos, de los asesinatos y de las desapariciones forzosas, del refugio infructuoso buscado en Panamá y de la condición de desplazados en Turbo, no solamente las estructuras del paramilitarismo se mantienen como máquina de guerra contra la población sino que sus alcances sociales y políticos se han planteado en el nuevo escenario del Retorno, realizado en su totalidad hace escasos tres meses.
En lo militar, en la reciente incursión combinaron la presencia de unidades profesionales de la Brigada XVII, con nuevos jóvenes que han incorporado en sus filas a través de recientes reclutamientos en los municipios de Unguía, Necoclí, Turbo, Riosucio y manteniendo en el tiempo auxiliares de civiles armados que se han presentado en diversos escenarios como integrantes de las “Autodefensas Campesinas” como VICENTE MUENTES, o guías como CORNELIO MAQUILON o el “El Tigre” quiénes hace cuatro años y tres meses participaron en la “Operación Génesis” de la Brigada XVII. En el pasado las operaciones conjuntas de fuerzas militares y los civiles armados de las, en ese entonces, “Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá”, tuvieron precisas diferenciaciones a través de la distribución de roles en la actuación, el operativo militar por aire Fuerzas Militares, por tierra y por agua, unidades militares regulares y unidades irregulares diferenciadas, comunicadas a través de radio. Ahora lo han hecho del mismo modo, pero sin guardar mínimos de distancia ni realizar bombardeos, pues en la reciente incursión se mimetizaron para evitar la identificación.

Este hecho deja al descubierto, el estado de impunidad en que se encuentran los procesos, si es que alguna vez estuvieron abiertos y existieron por los hechos que originaron el desplazamiento y por sus responsables. Si los procesos y las investigaciones hubiesen sido exhaustivas, el entonces Presidente de la República ERNESTO SAMPER PIZANO, hubiese sido llamado por lo menos a declarar, lo mismo que Generales de alto rango, como RITO ALEJO DEL RIO, ascendido con posterioridad con aprobación del Congreso de la República; los fallos a favor por las acciones de tutela interpuestas por más de medio centenar de familias del Cacarica en 1.997 para propiciar el Retorno se hubiesen cumplido; las investigaciones por los más de 80 asesinados y desaparecidos en la etapa previa al desplazamiento y en el desplazamiento, hubieran avanzado y se habrían castigado a sus responsables directos e intelectuales, a los ejecutores y a quiénes han omitido en sus responsabilidades institucionales el haber hecho algo para evitar la persecución, el exterminio y el genocidio; la Unidad de Derechos Humanos en su momento podría haber dado respuesta a investigaciones de fondo, que hoy y mañana, seguirán siendo inexistentes, porque las víctimas del Cacarica y en general del Chocó, no tienen nombres ni existen, son una ficción en medio de la evidente barbarie desatada desde 1.996 a través de la estrategia paramilitar, hechos que ni siquiera están siendo investigados por esta unidad. Por eso no es de extrañar que sean inexistentes los procesos penales Así lo expresó un delegado de la Fiscalía General de la Nación en la reciente visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a nuestro país, en el marco de su presencia para evaluar los avances y realizar el seguimiento de las medidas cautelares solicitadas al Estado colombiano desde diciembre 17 de 1.997. En dicha reunión realizada en la Cancillería (10-05-01) el funcionario expresó enfrente de entidades de gobierno y de los peticionarios, que no existían procesos abiertos en muchos casos, que ni siquiera se poseía el listado y los nombres de asesinados y desaparecidos. Mucho más evidente la ausencia de una comprensión de la sistematicidad de los crímenes cometidos desde 1.996 y hasta la fecha, pues las estructuras, las motivaciones y los responsables son los mismos, pero, si existiesen algunos procesos abiertos, estos se miran de modo aislado. Tan pobre es el panorama de la justicia que ha permitido que lo que han vivido las comunidades del Cacarica durante estos 15 días, sea la continuación del terror del pasado. Ante un derecho de petición interpuesto por nuestra Comisión, hace más de un año, para conocer del estado de las investigaciones de los asesinatos y desapariciones cometidas en las familias del Cacarica, entre febrero de 1.997 y agosto de 1.998, previa entrega de los nombres de las víctimas, no se recibió ninguna respuesta.
Hoy la incursión al Cacarica pone al descubierto que la justicia no existe en Colombia para la víctimas del desplazamiento forzoso, que los desplazadores y los victimarios, tienen la puerta abierta, el aval y la patente para seguirlo haciendo, pues sus actuaciones gozan de la total impunidad, sus acciones criminales, sus acciones de terror, sus acciones ilegales contra los Afrocolombianos desatadas desde hace 51 meses, están aseguradas en el presente y en el futuro inmediato, pues no existió posibilidad de la verdad y de la justicia en lo sucedido hace más de cuatro años y medio, y mucho menos ahora.
Hoy la incursión al Cacarica deja nuevamente al descubierto que el Estado de Derecho se encuentra erosionado pues se comprueba desde, en los afectados y las víctimas de esta actuación, una distorsión estructural de lo regular militar, de la que decenas y centenas de mujeres y hombres solidarios de la vida religiosa de la iglesia católica da testimonio, que mujeres y hombres de la comunidad internacional que han visitado o estado en la comunidad dan fe, de personas de instituciones diversas que ante las evidencias pueden expresar lo mismo, en medio del temor de decirlo públicamente.
Hoy queda al descubierto nuevamente la necesidad de que las exigencias de las víctimas de ser reparadas integralmente, como lo indican los básicos comunes que ha ido siendo recopilado por la Sub Comisión de Prevención de Discriminación y Protección de Minorías de la ONU, sobre los Principios para la Protección mediante la lucha contra la impunidad, (08-91), aspecto sobre el cual las comunidades han exigido la Reparación Moral desde hace tres años pero nada ha sido respondido y sobre lo que no hay ninguna esperanza, pues la justicia en Colombia no existe. Las víctimas teniendo el derecho a la Verdad, a la Justicia y a la Reparación, no lo han podido ejercer. Por esta razón, los efectos de la perversidad de la estrategia militar del paramilitarismo a través de esta incursión de terror adobada con el discurso del “Progreso”, han hecho mella en la profundidad de la conciencia colectiva de la comunidad afrocolombiana del Cacarica.
La nueva incursión pone al descubierto la indefensión en que los pobladores en un territorio biodiverso se encuentran, ahora serán llamados a declarar, pues nuevamente la carga de la prueba recaerá en las víctimas, y cuando nada haya válido como sustento probatorio, todo quedará en archivos que se humedecerán y envejecerán en los archivos de oficinas fiscales; si los testigos se niegan a declarar, argumentaran que por la falta de colaboración no es posible hacer nada. Mientras tanto, los victimarios y sus artífices, con nombres falsos, con la idea que vestían “supuestos” uniformes oficiales, los que estuvieron y fueron vistos, los que se conocen y los que se desconocen pero planearon, argumentarán que no son del servicio activo, que no hubo oficiales, que los uniformes se pueden robar o adquirir clandestinamente, desvirtuando con su poder la verdad, haciendo que su mentira se convierta en “verdad”, y su injusticia convertido en “justicia”, ellos ahora serán las víctimas, tal vez de un plan siniestro de las comunidades, de sus acompañantes, de los grupos de solidaridad internacional de los USA o de Europa, fraguado en un territorio vedado para el Estado.
Hoy la incursión al Cacarica pone al descubierto, los intereses, las alianzas y el sentido social del paramilitarismo que nos ubica en la esfera del paraestado a través de las promesas e ideales de lo social basado en el “progreso” destructivo, involutivo, compulsivo, generador de nuevas formas de esclavitud y exclusión conforme a la ley del más fuerte, y de los performance de la Pax Romana. Los cultivos de hoja de coca promovidos por los armados -entre ellos militares- que participaron en el operativo nos habla de algo más de fondo frente al Plan Colombia, es la doble moral, es el pragmatismo político, son los intereses en la guerra y la punta de lanza de los nuevos planes estratégicos del Siglo XXI, la extensión ganadera, los productos de exportación como la Palma africana, es el modelo de control en la globalización del mercado.
Hoy queda al descubierto que los informes de satisfacción expedidos desde algunas de sus oficinas, expresando que el Estado hizo todo lo que estaba al alcance, agregando que en el Cacarica no ha pasado nada, no son ciertos. Las afirmaciones de los áulicos oficiales, acaso esperaban una masacre para creer?. No quieren ver, lo que todos vieron, se niegan a aceptar que el operativo militar es de Estado, se niegan a creer o mejor a aceptar que se está tocando la vena aorta , el corazón y el pensamiento de un proceso de las víctimas del Estado. Se niegan a aceptar que se violó el territorio afrocolombiano, que su tierra y su vida no es la misma ahora, que la estrategia militar está pretendiendo desarrollar una estrategia social y política, que también es de muerte, de exclusión y de indignidad. Se niegan a aceptar que los campesinos adultos y tres menores de edad fueron retenidos obligadamente. Se niegan a comprender o mejor a aceptar que el Proyecto de Vida de las comunidades labrado en medio del hambre, de la zozobra y de la memoria de sus asesinados y sus desaparecidos, está siendo enfrentado a una aparato criminal, sin sentimientos sin sensibilidades de humanidad. El pasado quiere repetirse e imponerse inexorablemente sobre el Proyecto de Vida de las comunidades, y es un hecho que algunos se desplazaran, pues sus profundos sueños de retorno han sido destruidos en su totalidad, la tristeza y el terror se han internado, otros con tozudez y terca esperanza seguirán intentando sobrevivir y vivir con dignidad ante el proyecto total de unos. El ayer que se repite renovadamente está ahí gracias a miles de silencios y de complicidades, de omisiones y de participaciones del Estado en el diseño de la estrategia clandestina y encubierta del paramilitarismo.
La nueva incursión en el Cacarica deja al descubierto que los miedos y los temores inundan las esferas civiles institucionales cuando las víctimas y sus testigos se pronuncian, quiénes cumplen su deber entran a ser vistos en el círculo de los mentirosos, de los exagerados, y de los paranoicos, pues como muchos, han dicho desde fuera, la comunidad exagera, los acompañantes mienten y manipulan, así la verdad se ha convertido en mentira, solamente para que la falsedad salvaguarde lo que es intocable.
La nueva incursión en el Cacarica deja al descubierto que los destrozos y el arrasamiento forestal implementado por la empresa Maderas del Darién con la complicidad de las autoridades ambientales regionales y de los silencios de las autoridades nacionales, han propiciado que las comunidades retornadas en el Territorio Colectivo hayan quedado en estado de indefensión pues sus medios naturales de protección de la vida biológica de mujeres, de hombres, de menores de edad, han sido sustituidos por canales artificiales que propician la movilización rápida y el desembarco de los armados en la estrategia paramilitar con toda seguridad y tranquilidad sobre el río Atrato y los caseríos del Cacarica.
Hoy en sus despachos, dejamos nuevamente esta Constancia y nuestra expresión de Censura Moral, retomamos al Profeta Isaías, cuando decía: “Sordos, escuchen! Ciegos, miren y vean. ¡ Quién está ciego? Y Quién tan sordo? Quién es tan ciego y tan sordo? Por más que has visto, no has hecho caso; mucho abres las orejas pero no has oído “.
Esta es una nueva Constancia en sus despachos, de las muchas que hemos dejado en sus oficinas, dejamos también en conocimiento de la conciencia de la humanidad, que este escenario de terror no ha terminado, que aquí se consignan las expresiones de un primer momento de la infamia, la barbarie no va a parar, a pesar de sus nuevos mecanismos, los daños irreparables que se han causado en 51 meses en estas comunidad no fueron evitados, los crímenes de lesa humanidad siguen en la impunidad.
Dejamos esta constancia con el anuncio a ustedes de la continuación de la tragedia, que tendrá muertos con hambre y con bala, en un proyecto que le ha sido conculcado a las comunidades y se ha querido mostrar ante la humanidad como proyecto piloto de Retorno, a pesar que han sido y seguirán siendo las comunidades las gestoras de un proyecto de vida en medio de tanta muerte.
Nuestra profunda expresión de Censura Moral ante la continuidad de una estrategia militar, que ni siquiera guarda los mínimos reatos de distinción de lo criminal, de lo irregular y de lo distorsionado, expresión de la erosión del Estado de Derecho,

Con profunda conmoción ética,

COMISION INTERCONGREGACIONAL DE JUSTICIA Y PAZ