Hernán Bedoya otro líder asesinado en el Bajo Atrato
Fotografía: Contagio Radio/Gabriel Galindo
“Atribulados en todo más no aplastados; perplejos más no desesperados; perseguidos más no abandonados; derribados, más no aniquilados. Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo” (2 Cor 8-11).
El diálogo Intereclesial por la Paz DiPaz, expresa su más profundo dolor, por el crimen perpetrado hoy por paramilitares contra el líder de la comunidad de Pedeguita y Mansilla, Hernán Bedoya.
Hernán como el Nabot bíblico, se negó a entregar la heredad de su familia a los empresarios que la querían parcelar para el desarrollo de plantaciones de plátano de exportación. Hernán sin saber leer ni escribir, tuvo el valor de decir la verdad, de constituir la zona de biodiversidad “Mi Tierra”, de denunciar las plantaciones ilegales de palma aceitera por parte de la empresa Recife SA.
Hernán, perteneciente a la comunidad de Pedeguita y Mancilla hace parte, también, de las Comunidades Construyendo Paz en los Territorios -CONPAZ- y ha sido acompañado por la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, organizaciones miembros del Diálogo Intereclesial por la Paz -DiPaz-.
Tal como lo comunicó públicamente la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, hacia la 1.15 p.m, Hernán se dirigía a en su caballo a la casa, cuando fue abordado por paramilitares quienes le dispararon varias veces acabando con su vida.
Este nuevo crimen contra un líder social del Bajo Atrato que se suma a los cometidos contra esas comunidades reclamantes de tierras ante poderosas empresas bananeras, palmeras y de ganadería extensiva, hace que acreciente aún más la incertidumbre por el rumbo de la implementación de los acuerdos de paz.
Volvemos a solicitar las necesarias investigaciones, el desmonte a las estructuras paramilitares que siguen actuando bajo el amparo de la impunidad en el Urabá y Bajo Atrato como en otras regiones del país bajo la omisión de la fuerza pública. Sin embargo, estas peticiones han sido como voz que clama en el desierto por parte de organizaciones eclesiales, de derechos humanos en nuestro país.
Al menos, ante tanta impunidad y libertad para que los criminales operen a sus anchas en el país, manifestamos nuestro testimonio, por el conocimiento que tuvimos de Hernán, de que han vuelto a asesinar a un hombre justo, bueno, padre de familia abnegado, de gran corazón, indeclinable en su decisión de defender sus tierras para el sustento de sus familias, es decir, un hombre de Dios.
Nos queda abrazar a la familia, a las comunidades que están sufriendo el dolor de su partida, e invitarlas a aferrarse a la fuerza que tienen sus organizaciones, al respaldo que tienen de las iglesias y organizaciones que nacional e internacionalmente les apoyan, entre ellas las iglesias y organizaciones de DiPaz y buscar consuelo en el Dios de la Vida que está del lado del pobre, del que busca la justicia y la paz.
Queremos decirles, como San Pablo a los Corintios, que, ante la tribulación, la perplejidad, la persecución, la muerte de sus líderes; ustedes no están aplastados, ni desesperados, ni abandonados ni aniquilados. La fuerza del Dios de la vida, de la justicia y la paz, está con ustedes en medio de tan intenso dolor.
Diálogo Intereclesial por la Paz -DiPaz-
Colombia, 8 de diciembre de 2017