“Hay que aterrizar la euforia”
El presidente de Cerrejón, Roberto Junguito, explica por qué la multinacional desistió de su plan de desviar el río Ranchería para extraer más carbón y alerta sobre las cuentas alegres que se están haciendo con el sector minero.
SEMANA: ¿Qué tanto pesaron las razones ambientales y la oposición de la comunidad para posponer la idea de explotar las 530 millones de toneladas de carbón que están en el lecho del río Ranchería?
ROBERTO JUNGUITO POMBO: Hemos sido receptivos de las opiniones de la comunidad. Además de consideraciones económicas y técnicas, un proyecto como este debe tener una licencia social para poder hacerse. De 155 comunidades con las que trabajamos llegamos a preacuerdo con 103 lo que es un importante avance, pero en este caso la decisión de posponer es por la viabilidad económica. El precio del carbón bajó un 35 por ciento en los últimos dos años y así no es factible este proyecto.
SEMANA: ¿Esta caída de precios no va en contravía de los anuncios de un boom minero?
R.J.P.: Sobre esto no se está hablando lo suficiente y es algo que está sucediendo en la mayoría de los commodities mineros, menos el oro. Por eso se están cancelando proyectos por todo el mundo, como en el caso nuestro. Esto va a tener un impacto en las finanzas públicas pues somos el 23 por ciento de las exportaciones nacionales. De todas maneras seguimos trabajando para crecer, pero hay que aterrizar a la realidad la euforia que hubo en algún momento, y hay que llamar las cosas como son.
SEMANA: ¿De qué manera esta situación afecta las metas de Cerrejón en aumentar su explotación de carbón de 32 a 40 millones de toneladas al 2015?
R.J.P.: Posponer el proyecto del río Ranchería no afecta esa meta, pues esto no estaba incluido en ese presupuesto. Seguimos con la expansión del puerto con lo que aumentaremos la capacidad de exportación a las 40 millones de toneladas planeadas, mientras seguimos mirando alternativas de nuevas explotaciones.
SEMANA: Cada vez hay más demandas de la ciudadanía para que el gobierno les exija más a las mineras en materia ambiental y social, ¿se están enfrentando estos temas de manera adecuada o se están incrementando las trabas a la inversión?
R.J.P.: Vemos con muy buenos ojos que todas las compañías cumplan con los requisitos ambientales. Cerrejón ha sido líder en este tema. Lo que vale la pena discutir a fondo es el proceso de consulta previa con las comunidades. Como esta, las consultas pueden ser interpretadas de una forma inadecuada sin cumplir con los propósitos sociales de este mecanismo. Por eso, acompañamos al Gobierno en hacer una reglamentación adecuada que ayude a que sea un proceso más expedito y objetivo que no de lugar a interpretaciones. Esto es clave para el sector minero energético y de infraestructura del país.
SEMANA: También hay más exigencia para que se revisen las condiciones económicas de los contratos mineros alegando un desbalance entre las ganancias de las mineras y lo que le queda al país y a las regiones.
R.J.P.: En el último año en regalías e impuestos hemos pagado 702 millones de dólares. En los estudios que hemos hecho en el caso del carbón, comparando con nuestros competidores internacionales pagamos un poco más que lo que cuesta en los demás países. Esto nos hace menos competitivos. Este debate debe darse de cara a la realidad de la caída de los precios internacionales, lo que afecta el margen de utilidad. Además, nuestro mercado natural que era Europa no crece, está en crisis y ahora es cubierto por Estados Unidos. Esto nos deja con el mercado de Asia donde nuestros competidores son Sudáfrica, Australia e Indonesia, que no tienen los costos de flete que tenemos desde acá. Si no hay tarifas competitivas no tiene sentido hacer proyectos de expansión y el país termina recibiendo menos.
SEMANA: ¿Qué tanto perciben que con los debates alrededor de la minería se termina haciendo politiquería?
R.J.P.: Es sano y adecuado que los debates estén en la agenda pública. Pero deben ser debates técnicos, con elementos de juicio. No debe ser solo el ataque a los proyectos. Se debe hablar de las alternativas para las economías locales y de bienestar para las poblaciones de estas zonas. Es más fácil atacar proyectos que proponer nuevas soluciones económicas y sociales. Debe haber un justo balance entre los dos temas.
SEMANA: Además de lo que paga en regalías, Cerrejón ha invertido en los dos últimos años 19 millones de dólares en programas sociales en la Guajira, pero aún así los indicadores sociales son lamentables, ¿cómo hacer más efectivo este dinero en las regiones?
R.J.P.: Como país y como sector privado ese es el principal desafío que tenemos. La nueva Ley de Regalías exige un trabajo mancomunado entre las empresas y los gobiernos locales y el nacional para que se generen proyectos concretos. Para nosotros es una necesidad del negocio pues necesitamos que la gente esté bien para poder operar bien.
SEMANA: ¿En algo afecta que en sus primeras declaraciones en la instalación de los diálogos de paz las Farc arremetieran contra el desarrollo minero y que en particular mencionara casos como el de ustedes?
R.J.P.: Aquí debemos pensar en la paz más allá del proceso. Si no tenemos unas fuentes de ingreso, si las poblaciones no tienen salud, educación, acueducto, allí va a ser muy difícil que haya una paz duradera. En nuestro caso más que discurso lo hemos demostrado con hechos y cada año se fortalece con más generación de empleo. Con la expansión del puerto vamos a generar 5.000 empleos que se suman a los 10.000 que ya existen. El compromiso social de las compañías nacionales e internacionales es tan importante para la viabilidad de los negocios minero–energéticos como lo es para asegurar el bienestar de las comunidades y una paz duradera.
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