Ha Pasado a la Historia-Luis Eduardo Medina
Ha Pasado a la Historia
Luis Eduardo Medina
Un franciscano de la sencillez, de las búsquedas incesantes, de un lado a otro, en una comunidad rural y urbana, afirmando la esperanza y haciendo los sueños de justicia de los excluidos de bases una realidad cierta, una expresión del reinado de Dios, del reinado de la Vida en la vida, desde la mañana de hoy está entre nosotros de otra manera. Luis Eduardo, nuestro Secretario Ejecutivo desde 1999 hasta el 2001 hoy es memoria de vida, de las epopéyicas de los pueblos ante la opresión.
Luis Eduardo un caminante incansable en las búsquedas de liberación de las almas y en los distintos niveles de la opresión, nos enseñó ese espíritu de búsqueda y renovación permanente, de perspectiva para construir sueños, compartirlos y hacerlos realidad.
En nuestra memoria permanece su historia como uno de los primeros impulsores de las Comunidades Eclesiales de Base, CEBs, y grupos cristianos en el departamento del Cauca, allí le conocimos en respaldo al proyecto educativo deache, a los inicios de Contagio y el impulso a la participación activa de las bases comunitarias y los procesos en la construcción de la paz con justicia social y la construcción de la Comisión de Justicia y Paz. Recordamos su sensibilidad especial en el trabajo con mujeres y población infantil en zonas vulnerables de Popayán con quiénes animó las esperanzas de transformación.
Luis Eduardo compartió una forma de ser entre iguales en el espíritu de Francisco de Asís, el amante de la vidas todas y en respeto profundo y complementariedad con los humanistas, sin importar su fe explicita o no, simplemente creyendo en el horizonte de lo nuevo. En esa misma fuerza se movió en el mundo del ecumenismo que se construye entre los empobrecidos que poca esperanza encuentran en la ideologización de la historia un sentido de transformación, ánimo las memorias de la persecución de los poderosos en comunidades del Urabá antioqueño y Bajo Atrato, en las comunas de Cali.
En momentos de persecución implacable por parte de estructuras estatales, contra decenas de laicos de las comunidades y de nuestra organización brindó un apoyo solidario estuvo presente ante estos embates propios de la defensa de los derechos humanos y de la construcción de paz con justicia social en el Carmen y San Vicente de Chucurí, el Urabá y el Chocó.
Luís Eduardo el fraile despojado de vestiduras de poder de arriba, el fraile caminante al lado de todas y todos en su simplicidad nos enseñó amar las causas de la transformación, las utopías de las liberaciones y el respeto profundo en el ejercicio de esas libertades por todas y todos.
Luis Eduardo el creyente de los derechos de los pueblos, que abrió sus espacios recientemente en Jamundi para allí tejer verdades de responsables de ejecuciones extrajudiciales con las familias de las víctimas.
Gracias Luis Eduardo por lo aportado, por lo que nos enseñaste.
Gracias y seguirás presente en nuestra historia y en nuestras memorias.
Gracias por tu servicio a la Vida en la vida.
A “Lucho” lo conocí a finales del año 91 en medio de mis de de juventud. Nos encontramos de nuevo, en el corazón de la triste historia de la semana santa trágica del año 1992 en Cali, buscando los cuerpos desaparecidos de Aldemar, del “Sardino” Almario y del negro Ramos…
Me invitó a hacer parte del proyecto de la iglesia de los pobres en Marroquín. Caminamos y aprendimos con las comunidades y desde ahí llegamos a “PARCES”
Siempre hubo una excusa para un café, una conversada y un encuentro fraterno. Siempre estuvo al frente de cada llamado contra la injusticia. No puedo olvidar que nos abrió la puerta de su “obra religiosa” cuando en 1994, corríamos a salvar nuestra vida. Lo encontré una y otra vez en diferentes lugares de la geografía nacional aprendiendo, levantando su voz y su puño. Siempre amigo…
Fue un artesano. Creador de esperanzas en lugares y en luchas, en las gentes y en las rutas que se abrían en medio del dolor. Siempre amigo…
En el año 2010, aceptó bautizar mi hija y en su palabra, nos entregó la vida entera que hoy se queda. Lo hizo conmigo y con mi hija, así como siempre lo hizo con muchas y muchos seres humanos que volvieron a vivir con su abrazo. Aquí estamos de regreso “Lucho”. Aquí estamos de regreso, amigo!” J.P Ochoa