Ha Pasado a la historia – Alfredo Molano Bravo
Hoy el caminante de historias en reconditos lugares del país, en los parajes bellos e innacesibles, en las voces silenciadas por la ilustración o la academia de la ascepcia ha partido de esta historia.
Con Alfredo Molano caminamos espacios de formación crítica en cursos de comunicación y derechos humanos. Allí su mochila, sus jeans, sus tenis eran el toque de un caminante que conectó el país rural con el urbano, rompiendo prejuicios, esquemas de conocimiento a inquietos estudiantes.
Nos encontramos con él y los asesinados Josué Giraldo y Manuel Cepeda Vargas, en foros públicos y discusiones de a pie con las comunidades del Meta buscando espacios de construcción de lo que hoy se llama paz territorial.
Le conocimos como facilitador de diálogos entre las comunidades y el Estado para lograr resolver multiplicidad de protestas justas de la Colombia rural ante dirigentes indolentes, mentirosos, corruptos e incluso criminales armados encubiertos.
Le escuchamos en conmemoraciones de un retorno al Ariari, luego de los desplazamientos causados por el FUDRA en el frustrado proceso de paz en El Caguán.
Su memoria prodigiosa y una lectura fenótipica identificaba con claridad los núcleos de familias del Tolima que huyeron al Meta, y que allí se asentaron.
Sus conversaciones con múltiples actores de epopéyicas populares en las regiones le mostraron como un interlocutor cotidiano, que bebía del alma popular para identificar trazados de historias de región y de país.
Conocimos sus memorias de Maguncia en las inventivas de paz con el ELN. Y la búsqueda insaciable de comprender y construir una democracia para todas y todos.
Coincidimos en múltiples viajes en pequeños pájaros de metal, en canoas y bestias para encontrar sentido a esas violencias territoriales. Nos encontramos con él en rostros mestizos, mulatos, indígenas y negros en el Tribunal de los Pueblos en Cacarica, Chocó.
Allí al lado de su amor eterno, del que nos queda la herencia de sus hijos y sus nietos, estuvo escuchando, redactando y escribiendo sentencias que redefinían el ejercicio del derecho, de lo que ahora llaman contextos e hipótesis de macrocriminalidad. Escritos que sustancian situaciones ante la JEP y la CEV.
Y nos encontramos en sus escritos en El Espectador, sus columnas y reportajes, allí aparecían las historias negadas por las empresas comunicativas, mucho antes que lo crítico como otras voces tuvieran un espacio en el mundo de los media.
El pasar sus últimos en dos ejercicios de verdad, el primero en el proceso de conversaciones de La Habana con las FARC, y luego en la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, y encontrarnos allí, honra parte de su historia para nuestro país.
Ha pasado a la historia un creador de memorias, un narrador de lo negado, un gestor de otra forma de hacer, de sustentar la historia.
Gracias maestro Alfredo Molano. Gracias por esa historia para construir otra democracia. Gracias por los tiempos compartidos en la historia que la vida nos concedió.
A su esposa, sus hijos, sus nietos y su cuñadas nuestro abrazo, en este tiempo en que Alfredo lo buscamos y lo encontraremos de una nueva manera.
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz.
Imagen: El Espectador.