FRANCISCO JAVIER MONTOYA
Asesinado el 4 de julio de 1998
Dabeiba (Antioquia)
Memoria y Justicia
Hace 9 años, un sábado 4 de julio de 1998, “civiles” armados de la estrategia militar encubierta asesinaron a FRANCISCO JAVIER MONTOYA, líder de los campesinos desplazados de La Balsita, del municipio de Dabeiba (Antioquia), quien animó el surgimiento de la Comunidad de Vida y Trabajo.
Ese sábado 4 de julio, FRANCISCO JAVIER viajó a La Balsita en un bus escalera (Chiva), cuando fue interceptado por tres reconocidos paramilitares en el sitio conocido como “La Recta de Papayero”. Los paramilitares exigieron a FRANCISCO JAVIER su documento de identidad y luego de verificar su nombre, lo obligaron a bajar del vehículo y a que se sentara en el suelo. Los victimarios lo interrogaron mientras lo golpeaban, le quitaron su gorra y le preguntaron en qué trabajaba, a lo que FRANCISCO JAVIER contestó que trabajaba con el municipio como Promotor de Salud. Los paramilitares afirmaron: “es verdad que usted es promotor, pero es un sapo de la guerrilla… usted es el que manipula a los desplazados en Dabeiba”.
Los “civiles” armados de la estrategia militar encubierta le dispararon a FRANCISCO JAVIER un tiro en el corazón, luego uno en la boca y finalmente uno en el cabeza.
El cadáver de FRANCISCO JAVIER fue colocado en una camioneta de color azul, de placas KFD 965 de Medellín, que tomó rumbo hacia el caserío de Urama, mientras el bus del cual lo bajaron fue obligado por los paramilitares a continuar su ruta hacia La Balsita. Nunca fue posible encontrar su cadáver.
FRANCISCO JAVIER, desplazado forzadamente entre el 24 y el 27 de noviembre de 1997, se encontraba asentado en los albergues del casco urbano en Dabeiba. Antes del desplazamiento había sido Presidente de la Junta de Acción Comunal del corregimiento de La Balsita y durante el desplazamiento era Promotor de Salud.
Hoy, 9 años después del asesinato de FRANCISCO JAVIER y casi por completarse diez años del desplazamiento forzado, todo sigue en la impunidad. La verdad se ha disfrazado de mentira, el municipio de Dabeiba para muchos es “un remanso de paz” como se lee a la entrada del pueblo. “paz” de las estrategias militares encubiertas con la acción y omisión de unidades militares de las Brigadas 4 y 17 del ejército, de la policía nacional, de las autoridades locales que no hicieron nada para evitar el desplazamiento, para evitar los centenares de crímenes de lesa humanidad ocurridos en Dabeiba entre 1997 y el 2001. Por lo menos 300 de esos crímenes se encuentran documentados y fueron presentados a la fiscalía a través de Constancias Históricas y Censuras Morales. Nada se ha hecho para esclarecer la verdad, para allanar caminos de justicia y sanción integral. Todo continúa en la impunidad.
Hoy, 9 años después, vuelven los abusos sobre los campesinos que regresaron a La Balsita, las violaciones a los derechos humanos en el desarrollo de operativos militares de las Brigadas 4 y 17 del ejército. Hoy, 9 años después, nuevos desplazamientos forzados de familias. Ojalá que al cumplirse los 10 años del desplazamiento forzado de 1997 no se vuelva a repetir un desplazamiento forzado de las comunidades de Antasales, Buenavista, Tucunal, Galilea, Chamuscado y Argelia, del corregimiento de La Balsita.
La memoria hoy continúa perpetuándose en un puñado de familias campesinas que afirman el Derecho a la Verdad, a la Justicia, a la Reparación desde la Zona Humanitaria “El Paraíso” de la Comunidad de Vida y de Trabajo La Balsita.
Ellas y ellos, desde la Zona Humanitaria víctimas del desplazamiento, testigos de tantos crímenes también son victimizados como ocurrió con IRMA AREIZA, testigo de múltiples crímenes ocurridos en la región entre 1997 y 1999, quien fue asesinada el 5 de marzo de 2005.
Hoy la comunidad mantiene viva la búsqueda de justicia. Ya no es la esperanza en un aparato de justicia inactivo cómplice de la criminalidad, es la esperanza que nace desde la memoria, desde la expresión de la creación en algo que hunde sus raíces en el monumento, que la propia vida erigió para no olvidar, para arraigar, es el Árbol de la Vida. Porque como dijo en una ocasión una de las matriarcas de la Comunidad “Nos duele recordar, pero más nos duele olvidar”. Por ello,
FRANCISCO JAVIER MONTOYA… en la Memoria
FRANCISCO JAVIER MONTOYA… Sin Olvido
Bogotá, D.C Julio 4 de 2007
COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ