Explosivo coctel

Y seguimos con el negocio de Dios. Porque impresiona. Impacta como avanzan los cristianos en su esfuerzo por hacer de la religión un arma política, copar la mayor cantidad de espacios posibles desde el nivel local al nacional y traducir los sermones y los ritos en poder terrenal.


El primer resultado de la adhesión de los ocho parlamentarios de origen cristiano, pastores o representantes de movimientos o iglesias al Partido de la U fue veloz. Con inspiración del senador cristiano Charles Schultz el Gobierno Nacional creó el Comité Interreligioso Consultivo en el Ministerio del Interior y de Justicia que instaló el ministro Fabio Valencia Cossio para “vigilar la eficacia en los trámites en materia de libertad e igualdad religiosa, conciencia y culto”. Se trata sin duda de una instancia ad hoc desde la cual podrán presionar y hacerse sentir de manera sectorial. Porque detrás de tan pomposo enunciado se cocina una estrategia clara dirigida a conseguir prebendas tributarias, apoyo a procesos educativos escolares y un mayor acceso a recursos presupuestales y a bienes del Estado.

Lo sucedido en el Valle del Cauca a comienzos de octubre es sólo una muestra de las agallas con las que empiezan a actuar y de su creciente poder, que no es nuevo, en el gobierno de Álvaro Uribe. El Presidente, muy deferente con ellos, ha instalado ocho veces consecutivas, desde 2002, las Asambleas del Movimiento G12 que presiden los esposos César y Claudia de Castellanos. El último apoyo fue a través del representante vallecaucano Roy Barreras, uno de los políticos que mejor ha usufructuado su sonoro voltearepismo, quien consiguió que el Presidente presidiera la entrega a la Iglesia Misión Carismática del mundo de un millonario predio que perteneció al narcotraficante Pacho Herrera y que la Dirección Nacional de Estupefacientes entregó con una diligencia nunca vista, sin que la documentación legal esté aún en regla. Barreras con un claro propósito electoral organizó el tinglado en el que el concejal de Cali, también del Partido de la U, José Fernando Gil Moscoso reunió 300 pastores. Un evento que sirvió también para presentar la candidatura a la Cámara de María Consuelo Hernández de Villamizar, quien reemplazará a Roy Barreras, que intentará llegar al Senado.

La moñona en Cali fue total. Falta ver la manera como se va a acomodar en el Partido de la U Armando Benedetti con tanto apóstol cristiano para seguir defendiendo polémicos temas como la despenalización parcial del aborto, los derechos de gays, lesbianas y transexuales, y el derecho a tener una muerte asistida.

Derechos que tienen desde la orilla de la dominante Iglesia Católica, otro férreo opositor: el procurador Alejandro Ordóñez, quien nunca ha ocultado su intención de acudir al explosivo coctel de religión y política cuando las circunstancias lo ameriten. Ordóñez ha mostrado ser un experto en hacer de sus convicciones religiosas, doctrina de obligatorio cumplimiento y aprovechar su condición, como lo ha hecho últimamente para atravesársele a la cátedra de educación sexual exigida por la Corte Constitucional. La libertad de religión y culto no puede conducir a hacer de la fe y las creencias individuales, fuente de poder y manipulación política, bajo amenaza del castigo divino como en los tiempos de las oscuras cavernas.

María Elvira Bonilla