Exgobernador de Córdoba salpica a presidente de Fedegan

Benito Osorio liga a José F. Lafaurie y las Auc con elección del fiscal Iguarán.

Benito Osorio Villadiego, gobernador por 17 días y director del Fondo Ganadero de Córdoba por más de una década, acaba de ‘pedir pista’ para convertirse en testigo de la Fiscalía.

Desde una cárcel de Montería, donde espera obtener beneficios (está acusado de concierto para delinquir y lavado de activos), juega tres cartas: información de los empresarios detrás del despojo de tierras en Córdoba y Urabá, la supuesta participación de los ‘paras’ en la elección del exfiscal Mario Iguarán y varios dardos contra la administración que lo nombró gobernador (e.) en el 2006.

EL TIEMPO tuvo acceso a sus declaraciones, que la Fiscalía evalúa en medio de la cascada de versiones de allegados al exjefe paramilitar Salvatore Mancuso contra círculos cercanos al anterior Gobierno. De hecho, esta semana los excongresistas de Córdoba Miguel de la Espriella y Eleonora Pineda arremetieron contra el expresidente Álvaro Uribe, quien asegura ser víctima de un complot orquestado por los jefes de las Auc a los que ordenó extraditar en el 2008.

Osorio salpicó ante la Fiscalía a uno de sus más cercanos amigos, el presidente de Fedegán, José Félix Lafaurie. Aseguró que él facilitó un encuentro entre el líder gremial y Mancuso, en el que supuestamente se habló de la elección de Mario Iguarán como fiscal general de la Nación.

“Me entra una llamada de José Félix, presidente de Fedegán, para decirme que lo busque en el aeropuerto. Cuando llega a Montería me dice que tenemos una reunión con Salvatore Mancuso (…) En esa época, el 2005, Mancuso estaba desmovilizado y se movía libremente”, dijo.

En una casa del barrio La Castellana, afirma Osorio, se llevó a cabo el encuentro: “José Félix dice: ‘Mono’ (Mancuso): vengo de parte del Gobierno, de Sabas (Pretelt). Vemos con buenos ojos que sea el fiscal Mario Iguarán, no que sea Jorge Pretelt, porque Iguarán ayudó a construir la ley de justicia y paz”.

Según Osorio, se retiró entonces de la sala, por tratarse de un “tema grueso”, pero después Lafaurie le mandó, vía correo electrónico, varios documentos para Mancuso.

Un sobre de miedo

“No recuerdo si fue a mi correo o al del Fondo, pero (Lafaurie) me mandó unos documentos (…) Eran nombres de miembros de la Corte Suprema, con correos, teléfonos, padrinos políticos, y eso me llenó de nervios. Cogí un sobre de manila, le puse ‘señor Mancuso’, lo llamé, no contestó y le dejé el sobre en su casa”, contó. EL TIEMPO intentó comunicarse con Lafaurie, que hace seis meses, cuando Mancuso habló de ese supuesto contacto, lo calificó de mentiroso, pero no fue posible.

Osorio, que confesó una antigua amistad con Fidel Castaño y una conexión “del alma” con Sor Teresa Gómez, familiar de los Castaño -condenada por el asesinato de la líder de tierras Yolanda Izquierdo-, aseguró que después, en un encuentro “informal” en el que Mancuso venía piloteando un helicóptero, se volvieron a encontrar los tres en el aeropuerto y se tocó una vez más el tema.

En medio de una de las crisis políticas en el departamento, Benito Osorio fue nombrado a la Gobernación de Córdoba, cargo que dejó ante las polémicas visitas que hizo a Mancuso en la cárcel. En su declaración, Osorio aseguró que no sabe por qué lo designaron, pero afirma que quien lo postuló fue el desaparecido jefe ‘para’ Vicente Castaño; después llegó la notificación del Gobierno.

La ‘reforma agraria’ de los paramilitares

Benito Osorio Villadiego es tal vez el empresario de más alto perfil preso y llamado a juicio por ser ficha de los paramilitares. Según la Fiscalía, jugó un papel clave en el robo de tierras de desplazados en Urabá y Córdoba.

Ante la Fiscalía, se declaró “chivo expiatorio” de una poderosa junta directiva de ganaderos de Córdoba que supuestamente ordenaron, y en algunas ocasiones negociaron directamente, la compra de propiedades que hoy están en el ojo del huracán por despojo.

Indicó que con conocimiento de esta junta, se construyó una carretera hasta el cerro Restrepo, en el nudo de Paramillo, donde Carlos Castaño instaló su centro de comandancia, ya que desde allí se veía la zona. “Había una casa de palma, con cancha de fútbol y alrededor tres hectáreas para helicóptero”, dijo.

El Corazón de la Montaña era otra finca de propiedad del Fondo Ganadero en la que, dice Osorio, se instalaron ‘paras’. En total, eran 600 hectáreas entre San Pelayo y Puerto Escondido, que fueron adquiridas en 1993. “Los paramilitares eran amos y señores de la zona. Ellos entraban allí, nadie podía denunciar. Y los directivos del Fondo sabían”, dijo. Incluso aseguró que allí hay cuerpos enterrados.

Mencionó además decenas de nombres de directivos del Fondo, exfuncionarios del Incoder y empresarios que supuestamente se beneficiaron de los crímenes de las autodefensas. Ahora, la Fiscalía evalúa su versión.

Osorio dice que un empresario mexicano, Benito Molina, fue quien se reunió con los Castaño para decirles que el Fondo Ganadero iba a comprar tierras en Urabá y quería asegurar precios bajos. Afirmó que Molina buscó a los paramilitares “para que no le dejaran invadir la finca que tenía allá”.

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