Este es el ‘dossier’ de Wikileaks sobre Colombia
Aunque siempre se ha sobreentendido que la relación entre Colombia y Estados Unidos no es una relación entre iguales, los 18 cables revelados hasta ahora por Wikileaks sobre Colombia revelan el tipo de injerencia que tiene la Embajada gringa en el país.
Lo sorprendente es que más que una subyugación forzada de Estados Unidos sobre Colombia, los cables dan a entender que era el gobierno de Uribe el que pedía a gritos ese nivel de intervención. Y no, como se podía pensar, en la lucha antinarcóticos o incluso contra-insurgente sino en los asuntos internos del país.
Sorprende, incluso, que funcionarios cercanos al Presidente utilizaran al Embajador para enviarle mensajes a Uribe, y que lo mantuvieran al tanto casi que semana a semana, incluso de conversaciones con autoridades de otros países que uno pensaría serían confidenciales.
En cierta forma, el que mejor parado queda es el embajador Brownfield, cuya preocupación por los Derechos Humanos parece haber sido una presión constante sobre el Gobierno.
Después de leer los 18 cables revelados hasta ahora por Wikileaks, es claro para La Silla Vacía que la relación con la Embajada de Estados Unidos en Colombia se centró en los siguientes temas:
1. Rescate de los tres contratistas gringos: el tema del secuestro de los tres contratistas en poder de las Farc es recurrente en las conversaciones de la Embajada con los funcionarios colombianos. Llama la atención la siguiente cita de un cable de agosto 13 de 2004: “Uribe nos dijo que permitiría un esfuerzo unilateral de Estados Unidos de rescatar los secuestrados y pensamos que los militares –con algunas excepciones- aceptarían su decisión”.
2. El uso de las bases: después de que Colombia firmó el acuerdo con Estados Unidos para permitirle a las tropas gringas usar las bases aéreas colombianas, algunos medios colombianos revelaron que ésta había sido una iniciativa del presidente Uribe. Un cable de abril 4 de 2008 que transcribe una conversación entre el embajador Brownfield y el general Padilla, entonces Comandante de las Fuerzas Militares, lo confirma: “Padilla dijo que el gobierno colombiano sabía que anunciar un CSL en Palanquero provocaría la reacción de los venezolanos y los ecuatorianos”, dice el cable y cita a Padilla diciendo: “El gobierno nunca lo diría públicamente, pero eso es lo que queremos”. Padilla dijo que el apoyo de Uribe significaba que el Gobierno colombiano respondería rápidamente a una solicitud sobre Palanquero. No sería operacional en 2008, pero lo querían firmar pronto”.
Ya en julio de 2005, el entonces Ministro de Defensa, Camilo Ospina, le había dicho al Embajador que Colombia quería “la relación de defensa más profunda posible con Estados Unidos” pero que había un debate interno sobre el mejor momento para hacerlo. “En general, el GOC no quiere que pase nada importante antes de que la Corte se pronuncie sobre la reelección en septiembre”, dice el cable.
3. Relación con Francia por Íngrid: una lectura de los cables permite entender la inmensa presión que le tenía puesto el gobierno de Sarkozy a Uribe por la liberación de Íngrid Betancourt. Y que la embajada gringa era informada al detalle sobre cómo avanzaban las conversaciones con los franceses. En un cable de febrero 2 de 2008, el Alto Comisionado para la Paz Luis Carlos Restrepo le reporta a la Embajada información sobre una reunión entre Uribe y el canciller francés Bernard Kouchner. Y también una conversación posterior con un delegado del gobierno español en Colombia, quien le habría contado a Restrepo que Francia estaba dispuesta a hacer lo que fuera por liberar a Íngrid, incluyendo pagarle un rescate a las Farc o retirarla de la lista de países terroristas.
4. Venezuela: la relación con Hugo Chávez es un tema recurrente en varios de los cables, en los que el embajador transcribe las quejas y acusaciones de Uribe frente al presidente venezolano. Estas van desde que alberga a las Farc (sin que los cables suministren información detallada al respecto) hasta que su errático gobierno tenía disparada la inflación en Venezuela.
Entre las cosas que llaman la atención está un cable de abril de 2008, en el que el general Padilla le pide al Embajador continuar con el intercambio de inteligencia sobre Venezuela y también que le den información adicional sobre Ecuador. “El embajador se comprometió a mirar el asunto pero le recordó a Padilla que ambos países se beneficiaban de mantener el tema de la inteligencia en silencio”, dice el cable
Otro cable, de septiembre 16 de 2009, transcribe una conversación entre Brownfield y el vicepresidente Francisco Santos en el que Pacho insiste en que el presidente Chávez puede estar detrás de las chuzadas del DAS. “El vicepresidente Santos de manera repetida declaró que él sentía que una fuerza externa o interna –el presidente Hugo Chavez, las Farc, los narcotraficantes, el gobierno cubano, empleados del DAS corruptos o partidos de oposición- estaban detrás de los ataques al DAS. Dijo que esta “fuerza oscura” sabe que puede usar al gobierno de Estados Unidos y al Congreso como un punto de presión y dijo que temía que la Dirección de Inteligencia de la Policía fuera el próximo objetivo”, dice el cable
Y en noviembre de ese mismo año, el Embajador cita una fuente anónima que le cuenta que el presidente Uribe está furioso con Estados Unidos por su falta de respuesta a las agresiones de Venezuela contra Colombia. “Dijo que el gobierno estaba interpretando la cancelación de la visita del subsecretario del Departamento de Estado James Steinberg a Colombia como una señal política”. Y que hay una preocupante reacción anti-Estados Unidos en Colombia.
El último cable que hace alusión a Venezuela es el más preocupante de todos. Es una conversación entre el Embajador y Frank Pearl, el entonces Consejero para la Desmovilización. Brownfield le dice a Pearl “que el apoyo de Venezuela a las Farc podría cambiar el juego sobre todo si Venezuela le diera a las Farc los misiles tierra-aire portátiles (manpads). Aunque el cable no dice nada sobre cómo los afganos derrotaron a los soviéticos usando esos mismos misiles suministrados por Estados Unidos durante la Guerra Fría, es evidente que ese tema genera preocupación para los gringos.
5. Falsos Positivos: un cable de febrero de 2009, que transcribe conversaciones entre el embajador Brownfield y el general Carlos Suárez, inspector general del Ejército nombrado por el entonces Ministro de Defensa Juan Manuel Santos para investigar los falsos positivos, demuestra que Santos jugó un importante rol para investigar las ejecuciones extrajudiciales dentro del Ejército y para sacar a los oficiales corruptos, así como su actual Alto Consejero para la Seguridad Sergio Jaramillo, con quien también habla el Embajador.
De este cable quedan varias cosas claras: que el general Suárez considera que las ejecuciones extrajudiciales son un fenómeno de grandes dimensiones en el Ejército, no un asunto de unas manzanas podridas; que 51 oficiales fueron sacados del Ejército por falsos positivos; que la cultura de ‘contar bajas’ además de vínculos con criminales y narcotraficantes propició los falsos positivos; que oficiales dentro del Ejército montaron una campaña para intimidar a los oficiales y los civiles que querían depurar al Ejército.
Este cable compromete seriamente al general Óscar González. No solo cuenta que Suárez dijo que el comandante del Ejército impidió que sacaran de la institución a decenas de oficiales corruptos que él identificó sino que además “González trató de intimidar testigos para que no testificaran acerca de los homicidios cometidos por la Brigada 11 en Sucre” y que, además, Gonzalez trataba de limitar los recursos de su oficina.
Suárez cuenta, además, que militares retirados como Mario Montoya y Rito Alejo del Río “estaban trabajando con políticos de derecha como Fernando Londoño para bloquear iniciativas de derechos humanos de Santos”. Y cita como ejemplo una columna de Londoño.
El otro dato interesante de este cable es que Suárez dice que “el Presidente Uribe sigue viendo el éxito militar en términos de bajas, dejándolo vulnerable a los argumentos de algunos oficiales y políticos que dicen que el énfasis del Ministro (Santos) en derechos humanos está perjudicando la guerra.”
Tanto Suárez como Jaramillo le manifiestan al Embajador su preocupación sobre la persona que nombre Uribe para suceder a Santos como Ministro.
Dos meses después de la conversación con Suárez, el embajador Brownfield reporta una reunión con González para manifestarle el interés del gobierno de Estados Unidos en que se le refuerce la capacidad investigativa al Inspector General Suárez y que se permita llegar al fondo del asunto de los falsos positivos.
6. Embajador, espíenos, por favor: de varios cables se infiere la inmensa confianza que le tenían los funcionarios del gobierno de Uribe a la capacidad de la Embajada gringa para hacer contrainteligencia dentro de las instituciones colombianas. Por un lado, el General Padilla le pide ayuda para identificar a los militares responsables de las ejecuciones extrajudiciales dentro de su misma institución. El embajador dice que le contesta: “no queremos sustituir el debido proceso en Colombia o debilitar la capacidad –y la responsabilidad– de ustedes mismos de regularse”.
En otro cable, el Vicepresidente Santos le pide ayuda al gobierno de Estados Unidos para que les ayuden a encontrar “las fuerzas oscuras que están detrás de los ataques al DAS”. Y va aun más lejos: “Santos insiste en que el FBI se involucre en la investigación pero el embajador le advirtió que cualquier participación de Estados Unidos debe ser bajo la sombrilla de un organismo internacional y que incluso entonces no estaríamos seguros de querer participar”.
Y en otra reunión en la que discuten sobre las chuzadas del DAS a un funcionario de la Embajada que habla con el magistrado auxiliar Iván Velásquez, el entonces ministro de Defensa Gabriel Silva dice que tiene información que los fiscales que ordenaron la interceptación recibieron pagos ilegales en cuentas bancarias en Estados Unidos. Silva dice que no sabe quién les consignó la plata ni cómo y le pide al embajador que investigue.
7. DAS: el tema de las chuzadas está presente en varios cables. Brownfield aprovecha una reunión del 16 de septiembre de 2009 con Pacho Santos para advertirle sobre las consecuencias de no llegar al fondo de asunto. “El embajador les dijo que más le valía al gobierno colombiano tener un plan B. Si otro escándalo salía del DAS, nuestro Plan B era terminar toda asociación con el DAS inmediatamente”, dice el cable.
Como dato curioso, Pacho Santos le dice al Embajador “que el presidente Uribe no entiende del todo la gravedad de la crisis”, y le recomienda al Embajador que “le haga caer en la cuenta de la gravedad de la situación y le sugiera ideas para avanzar”.
Obviamente, lo que más le preocupa al Embajador es que uno de los funcionarios de su embajada ha sido chuzado y cuando pide información al respecto el gobierno patina. Un primer cable cuenta que el Vicepresidente y Felipe Muñoz, el director del DAS, le muestran el resultado de una investigación que demuestra que la grabación fue hecha por una persona ajena al DAS. “Le aseguraron al embajador que los equipos del DAS no podrían haber sido usados y que un experto en inteligencia ruso había estudiado el caso y llegado a la misma conclusión. Pero seis días después, en una reunión entre Brownfield y Uribe, el Presidente le cuenta que las órdenes de chuzar la conversación entre el gringo y magistrado Velásquez se lograron por vías legales. El Embajador cuenta en su cable que un Uribe “extremadamente agitado” llamó al fiscal Mendoza para pedirle que le dijera en qué iba la investigación. Lo puso en altavoz para que oyera Brownfield. Mendoza dijo que los investigadores de la Fiscalía habían encontrado dos órdenes judiciales, una por secuestro y otra por extorsión, y que el teléfono del magistrado Velásquez era el objetivo.
El Ministro Gabriel Silva, que está presente en la reunión, dice que tiene información de que los fiscales involucrados recibieron pagos ilegales en cuentas bancarias en Estados Unidos. Y Uribe le pide al fiscal Mendoza que convoque una rueda de prensa y explique que las órdenes eran legales. Dice que quiere que esto se sepa antes de su próxima reunión con los líderes mundiales en la ONU, ya que Angela Merkel, la Alta Comisionada de la ONU de Derechos Humanos y el mismo Obama le habían manifestado su preocupación. “Uribe repitió que (el escándalo del DAS) era una conspiración de los paras extraditados”.
Luego el Embajador cuenta que Muñoz por órdenes de Uribe lo llamó a decirle que iban a cerrar el DAS.
Otro cable de noviembre 27 de 2009, cuya fuente el Embajador no identifica y dice que se trata de “especulaciones informadas”, identifican a Bernardo Moreno y a José Obdulio Gaviria como los presuntos responsables de haber ordenado la chuzada a Velásquez.
8. Farc: los cables de la Embajada revelan que mientras Uribe hablaba de “cortarle la cabeza a la culebra” y tachaba a todos sus enemigos de guerrilleros o de idiotas útiles de las Farc, también buscaba afanosamente tender puentes con ellos. Un cable de junio de 2008, relata una conversación con el Alto Comisionado, en el que Luis Carlos Restrepo cuenta que se reunió en mayo 12 con el jefe guerrillero Fabián Ramírez, quien le preguntó qué beneficios legales recibiría si se entregaba con Ingrid Betancourt. “Restrepo nos prometió que nos mantendría al tanto de cómo evolucionaba el asunto con Ramírez”.
Y un cable del mes siguiente relata que “el gobierno sigue comprometido en buscar conversaciones con las Farc” y que están buscando a Alfonso Cano. “No va a insistir en la liberación de secuestrados como condición para la charla porque saben que las Farc no lo aceptarían”, dice el cable.
Y la transcripción de una conversación de mayo de 2009 con un político que se ha reunido con el guerrillero Pablo Catatumbo, de las Farc, dice que Luis Carlos Restrepo había trabajado en 2008 en un proyecto para los campesinos del Valle del Cauca con el conocimiento y el consentimiento de las Farc. “Dijo que Catatumbo inclusive había facilitado algunas de las reuniones entre el gobierno y los líderes campesinos. Dijo que había trabajado en un proyecto similar en el Tolima, pero que el esfuerzo se frustró dada la oposición del Ministro Santos, quien dijo que el proyecto “solo alimentaban a las guerrillas”. En cambio, Restrepo consideraba que trabajar con los campesinos era la forma del gobierno para construir confianza y establecer un contacto con las Farc.
Otro cable de febrero 11 de 2010, cuenta que Frank Pearl “aceptó una reunión en Suecia con delegados de las Farc mientras uno de sus representantes no sea Fabían Ramírez, a quien el gobierno considera un narcotraficante y criminal. Pearl dijo que había hablado con el gobierno de Suecia sobre su facilitación de la reunión, incluyendo el transporte de representantes de las Farc a Suecia.” Este mismo cable cita a un delegado de la Iglesia católica que se queja de que Piedad Córdoba estaba manipulando la fecha de liberación de los secuestrados para que estuviera cerca a las elecciones de marzo.
Ñapa: Chismes Internos: fuera de los temas gruesos, de los cables queda claro que la Embajada centraliza los chismes de varios funcionarios de alto nivel. En un cable que cita una fuente anónima, pero que se puede deducir que muy probablemente se trata del General Óscar Naranjo, comandante de la Policía, queda claro que bajo la conducción del ministro Gabriel Silva, actual embajador en Estados Unidos, el Ministerio de Defensa fue un caos.
“La fuente le dijo a la Embajada que había serios problemas en el Ministerio de Defensa pues el Ministro Silva no confiaba en el general Padilla, casi nunca hablaban el uno con el otro. Y la fuente creía que Silva permitía demasiado acceso a su secretaria privada a las reuniones lo que implicaba un riesgo de seguridad”, dice el cable.
El mismo informante les cuenta que la única solución para que la Corte Suprema elija Fiscal General es sacando a Valencia Cossio del Gobierno porque, según él, la animadversión de los magistrados se centra en el Ministro del Interior, una tesis que nunca se ha ventilado públicamente.
También cuenta que la “Administración de Uribe le había pedido al Procurador Ordóñez que negociara un acuerdo con la Corte para que aceptara la terna si sacaban el nombre de Juan Ángel Palacio y lo reemplazaban por el exmagistrado Gómez Gallego. Cuando Ordóñez presentó esta solución a Uribe, el presidente dijo que no abandonaría su candidato Camilo Ospina y reemplazó a Palacio con Marco Antonio Velilla. La Corte rechazó a Velilla por su falta de experiencia penal y ese rechazo del acuerdo que le habían pedido que sacara adelante enfureció a Ordóñez”, dice la fuente.
Estos son 18 cables. Faltan otros 2500.