En tiempos de aislamiento, llueve solidaridad entre los pueblos.
El pasado sábado 4 de diciembre 24 familias, 96 personas, entre ellos 23 niños y 24 niñas, 5 mujeres embarazadas y 6 madres lactantes, que habitan la comunidad de El Guadual, bajo Calima, en el Valle, población distante a 20 minutos de la desembocadura sobre el río San Juan, tuvieron que desplazarse internamente hacia el resguardo indígena de Guayacán, debido a los fuertes aguaceros el río se desbordó.
El pueblo Nonam que se fue obligado a desplazarse por las operaciones paramilitares y abandono su caserío autorizó a las familias negras a habitar allí.
La comunidad negra perdió con las lluvias sus siembras de pan coger, animales domésticos (6 cerdos, 60 gallinas), bienes materiales (5 canoas y 8 trasmallos), y están a punto de perder viviendas .
Una joven afrocolombiana expresó, que de las siembras de papa china, maíz, arroz, caña, que habían resistido a la ola invernal se lo llevó la creciente.
El temor al arrasamiento de sus viviendas obligó a los afros para prevenir ser llevados por las aguas a sobrevivir en el caserío indígena. EL temor es que allí vuelvan los paramilitares que recientemente salieron de este lugar.
“”Estamos muy mal, las operaciones paramilitares y las lluvias están agravando la crisis alimentaria. Ha sido un año malo, desde julio cuando ingresaron los paramilitares todo cambio y ahora esta salida de nuestras viviendas ponen más grave la situación. Lo estamos perdiendo todo, solo la comunidad Nonam ha respondido con solidaridad, y el gobierno no hace nada”, expresó una líder afrocolombiana.