Elias López, Patriarca del Curvaradó
Elías López, patriarca fundador del caserío de Andalucía, en Curvaradó, luego de padecer una enfermedad que lo obligó a salir del territorio colectivo recientemente para recibir atención médica en Apartadó, murió.
Hace más de 40 años junto con Enrique Petro, don Elías llegó al Chocó a buscar un mejor vivir para su familia: Allí en el Curvaradó, bajo Atrato, encontró una tierra que le posibilitó alimentar a sus hijos, que poco a poco crecieron y por la violencia paramilitar se fueron ubicando en otras zonas de esta región del nor occidente de Colombia.
Él, como los más de 3 mil miembros de los Consejos Comunitarios del Curvaradó y Jiguamiandó fue víctima del desplazamiento forzado por parte de paramilitares y militares de la Brigada 17 que lo obligó a deambular, buscando sobreponerse a la adversidad, por distintas ciudades y municipios de la Costa Atlántica, desde el año 1997.
En ese período de desarraigo, su cuerpo se fue secando hasta que sus huesos se hicieron casi la propia piel. En esos años eternos de dolor, no salía de la casa donde fue acogido. Dedicó meses a hacer y deshacer hamacas de nylon. El miedo le corroía el alma.
La ausencia forzada nunca le llevó a abdicar de su deseo por volver a lo suyo, incluso, a pesar de su propia familia, que presa del temor se negó a regresar. Cuando los años pasaban, fue sintiendo de nuevo, el llamado de la tierra que como un imán lo acercaba a su amado. Llegó primero al Urabá Antioqueño y de allí al Curvaradó. Y ya con su amada su cuerpo empezó a transformarse de nuevo cuando regresó al territorio. Sus huesos se cubrieron de nuevo con carne, su cuero volvió a recobrar vigor, volvió a sentir la alegría por la tierra, su amada.
Desde esa cercanía se propuso recuperar sus tierras que habían sido usurpadas violentamente por los auxiliares de la brigada 17, los paramilitares, que beneficiaban a los empresarios de la ganadería extensiva y la palma aceitera, Javier Daza Pretel y Gabriel Jaime Sierra.
Elías fue uno de los guías de la primera Comisión de Verificación en 2005 en contra de la presión paramilitar, la protección de la brigada 17 de la privatización del territorio colectivo que hicieron las empresas Urapalma y Palmas de Curvaradó, entre otras. Gracias a esa irrefutable verdad de despojo paramilitar y empresarial se pudo establecer que el 93% de la palma aceitera estaba sembrada en territorios colectivos de las comunidades negras.
Bajo su guía, el país y el mundo conocieron que la comunidad de Andalucía, uno de los caseríos más grandes y prósperos del Curvaradó, había sido quemado, sus construcciones derribadas y sembradas por palma aceitera. Mostró, con inmenso valor, como la escuela, donde se educaban cerca de 100 niñas y niños, había sido convertida en bodega de insumos químicos por parte de los empresarios y su tablero verde, se había convertido en mural de amenazas paramilitares a las comunidades con calaveras y nombres de comandantes.
De su mano, la conciencia de la humanidad conoció las ruinas de las casas de dos plantas, de las dos iglesias en que se congregaban los sábados y domingos las familias, las instalaciones telefónicas consumidas por la selva, los tanques y tuberías del acueducto que prestaban el servicio a cada casa. Todo destruido por el “progreso” de la palma aceitera.
Sus paso lento, su voz calmada, invitó a contemplar otro de los monumentos a la indolencia humana, de la ruina moral y ética: el cementerio de Andalucía. Supimos por él, que ni los muertos pueden descansar en paz cuando del control de los territorios se trata.
Elías mostró y contó como la maquinaria de las empresa palmeras pasó por encima de los despojos mortales de los muertos de 40 años de historia de la comunidad de Andalucía. Entre las raíces y tallos de la palma se podían ver los restos óseos de sus seres queridos desenterrados y las maderas de los ataúdes que los acogían. En ese campo santo profanado, se le vio llorar, prender una vela y poner una cruz con los nombres de los seres queridos.
Elías fue uno de los 48 mujeres y hombres de esta resistencia amenazados de muerte por parte de los paramilitares por la exigencia de la restitución de sus tierras y por liderar la conformación de la Zona Humanitaria de Andalucía. Sostuvo enfrentamientos verbales con el paramilitar Pedro Tordecillas cuando éste, hablando en favor de la familia Sierra, pretendía que saliera del territorio, en medio de la presencia militar. Fue claro y contundente ante los militares que, por mandado de los empresarios, pretendieron impedir que extendiera el alambre hacia el casino de los palmeros, dentro de su comunidad, para la conformación de la Zona Humanitaria: “esto es nuestro, son ellos los que tienen que salir, no nosotros”.
Elías Ha Pasado a la Historia, es parte de la memoria de las luchas populares, de la dignificación de los pueblos. El es memoria colectiva, el que regresó a pesar de todo, el que volvió a pisar su tierra, el que volvió a resembrar el arroz, el maíz el plátano, de haber compartido, en medio del dolor, la esperanza de la recuperación de sus territorios. Se fue, luego de haber atestiguado en la |Fiscalía, con el conocimiento de que uno de sus victimarios, Jaime Sierra, estaba recluido bajo la medida de casa por cárcel, pero sabiendo que seguía moviendo sus negocios a través de su sobrino Juan Pablo, experimentando que no cesa las presiones en sus territorios, que el paramilitarismo sigue existiendo.
Elías conoció los Autos de la Corte Constitucional a favor de las comunidades, sin que estas hayan sido cumplidas, los invasores de sus territorios siguen moviéndose libremente por el vecindario de su comunidad, experimento así la distancia entre el derecho y la realidad, entre el poder y la justicia.
Desde el infinito del que es parte su cuerpo, del que es parte su dignidad en la memoria colectiva, es un intercesor del nuevo sol, de los nuevos vientos de la justicia.
Elías pasa a la historia como sus ancestros libertarios en los territorios, como el amante del sol y del viento que anima la dignidad de los presentes
Elías ha pasado a la historia en la búsqueda de justicia, la construcción de la paz desde las Zonas Humanitarias, en la recuperación de las biodiversidad perdida en las zonas de biodiversidad, en las apuestas agroecológicas y el saneamiento de las tierras, en el desarrollo de los Planes de Ordenamiento Territorial Alternativos como apuesta de futuro ante la imposición de lógicas empresariales criminales y excluyentes.
Elías Ha Pasado a la Historia, en certeza de que desde el más allá, está él en el más aca, porque dignidades como las que lo inspiraban y orientaban, no se acaban con la muerte física, sigue su vida en la memoria colectiva.
Comisión Intereclesial Justicia y Paz
19 de julio de 2012