El arte de manipular conciencias

Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, aprovechó muy bien las famosas profecías de Nostradamus.

El 1 de septiembre de 1939 el ejército alemán cruzó la frontera de Polonia. Dos días más tarde, Inglaterra y Francia declaraban la guerra a Hitler. La Segunda Guerra Mundial había comenzado.

Mientras los nazis ocupaban Varsovia, la fanática esposa de Joseph Goebbels —el ministro de propaganda de Hitler— estaba leyendo en su cama las profecías de Nostradamus.

La señora Goebbels, sobresaltada, despertó a su marido: Aquí está, léelo, míralo… ¡Esta guerra ya había sido profetizada!

Joseph Goebbels, viendo el entusiasmo de su esposa, ordenó a sus oficiales que estudiaran las 942 cuartetas del célebre adivino francés para ver cuáles le podrían ser útiles.

La búsqueda no dio resultado. Pero Goebbels, sin ningún escrúpulo, comenzó a juntar unos versos con otros, a falsificar palabras, a inventar profecías que no aparecían en el libro.

A continuación, dio orden de imprimirlas y lanzó miles de panfletos sobre Francia en aquel trágico verano de 1940.

Joseph Goebbels era maestro en el arte de manipular conciencias. Había utilizado la radio y la naciente televisión para condicionar la opinión pública alemana y hacer creer que la guerra de Hitler era tan inevitable como victoriosa.

Como buen terrorista de la palabra, Goebbels conocía bien la credulidad humana y encontró en Nostradamus una herramienta muy oportuna para engañar a los ingenuos.

Michel de Nostradame, más conocido como Nostradamus, fue un astrólogo francés del siglo 16. Dejó escritas sus predicciones en un lenguaje hermético, inventado por él, mezclando francés, latín y juegos de palabras. Estas profecías se conocen como las Centurias.

Después del atentado a las Torres Gemelas de Nueva York, las profecías de Nostradamus se han agotado en las librerías de Estados Unidos.

La razón del repentino interés por Nostradamus es, sobre todo, un correo electrónico que circula a través de internet y le ha dado ya la vuelta al mundo.

En dicho correo electrónico se lee una escalofriante profecía del visionario francés:

En la ciudad de Dios habrá un gran trueno, dos hermanos gemelos rotos por Caos.
Mientras que la fortaleza aguanta, el gran líder sucumbirá.
La tercera guerra comenzará cuando la gran ciudad se esté quemando.

El texto que acaban de escuchar es completamente falso. Nunca lo escribió Nostradamus. Lean de principio a fin todas las Centurias y no encontrarán nada semejante.

Y cabe la pregunta: ¿qué gana con este engaño quien envió este mensaje?

Lo mismo que ganaba Joseph Gobbels: hacer creer que la guerra es inevitable porque ya estaba profetizada.

Legitimar la guerra, presentarla como un destino manifiesto.

Vale la pena hacer notar que de las 942 profecías que escribió Nostradamus sólo cuatro de ellas contienen una fecha precisa. Y en las cuatro se equivocó.

A quienes crean en las profecías les conviene saber que este buen señor ni siquiera logró adivinar su futuro. Ya enfermo, Nostradamus predijo que se iba a morir pronto, exactamente en noviembre de 1567. La muerte lo visitó antes, en julio de 1566.

BIBLIOGRAFÍA

Francis X. King, El Libro de las Predicciones, Plaza Janés, Barcelona, 1988.

Fuente: https://radialistas.net/article/el-arte-de-manipular-conciencias/