Doris Valenzuela
Era integrante de Comunidades Construyendo Paz en los Territorios, Conpaz, una organización conformada por afrodescendientes, indígenas y campesinos que defienden la justicia social y ambiental.
Desde el año 2014 se conoció su voz, cuando en febrero de ese año escuchó gritos de personas en una casa que estaba ubicada en frente de la suya. Sin tener conocimiento de quienes gritaban o que pasaba al interior del lugar, se dirigió con las autoridades, para denunciar y poner en conocimiento lo que ocurría.
Desde aquel momento, Doris denunció las casas de Pique en Buenaventura, donde se desmembraba a quién no pagara algún tipo de extorsión o vacuna, manifestó su negativa por la violación de derechos humanos a lo largo de su territorio y sobre la continuidad de operaciones por diferentes grupos armados.
A partir de ello, empezó a ser perseguida, identificada y violentada. Bandas criminales y paramilitares empezaron a amenazarla de muerte junto a su familia, por lo que, debió desplazarse a Jamundí para sobrevivir.
Para contrarrestar el riesgo la Unidad Nacional de Protección, UNP, le asignó un escolta para ella y el resto de sus familiares. Hasta abril de 2014, luego de qué se creará el Espacio Humanitario Puente Nayero, barrio La Playita, Doris pudo retornar a su tierra, con medidas cautelares para toda su comunidad, asignadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, sin embargo, esto no fue suficiente.
En 2015, Cristian su hijo de 17 años fue sacado de una tienda, llevado a una casa de pique, apuñalado e impactado por cinco tiros de bala en diferentes partes de su cuerpo, logro huir y aunque fue asistido, murió, en el hospital Luis Ablanque de la Plata, en Buenaventura.
Ante las amenazas, las sombras que la asediaban y la perdida de dos de sus hijos, es acogida junto con su familia por el Programa de Protección Temporal de Defensores y Defensoras de los Derechos Humanos por Amnistía Internacional. Allí le fue posible residir de manera segura con dos de sus hijas una de 20 años y otra de 18, con su hijo de 15 años, durante 15 meses en La Palma, Murcia, España.
Hasta que finalmente la violencia de género alcanzó y apagó su vida el 11 de abril de 2018 a las 3:50 p.m. en la Calle San Félix, cuando su pareja de 47 años la asesino cuando ella tenía 39 y se encontraba en un proceso de divorcio, ella siempre tuvo un caparazón, siempre negaba ser víctima de malos tratos por su pareja y afirmaba “Soy una superviviente”.
Nadie esperó que la violencia armada que la llevo a refugiarse fuera del país, no tomara su vida, a pesar de las graves heridas sobre su vida, su familia y su tierra ocasionadas por la misma, y que la pérdida de su vivir fuese por quien un día entrego su compromiso y lealtad.
Así como en algún momento indicó dar dos de sus hijos en medio del conflicto armado de Colombia, su vida fue segada y sumada a cientos de casos por violencia intrafamiliar y de género, sin embargo, el dolor, las lágrimas y la angustia por la pérdida de Doris, no hacen que su memoria se olvide, porque su alma sigue viva ante el amor y la resistencia por los suyos, por su tierra, por su vida y porque el odio jamás fuera parte de su historia.
Doris Valenzuela en la Memoria
Doris Valenzuela Sin Olvido