#DesdeLaInjustaPrisión Jóvenes Paro Nacional
Juan Camilo Narváez, joven y padre de familia, involucrado arbitraria e injustamente en una investigación penal, lleva desde el 10 de noviembre de 2021 privado de su libertad sin garantías y con una anulación real de sus derechos. Nuevamente nos vemos obligados a evidenciar que los postulados fundamentales de nuestro régimen constitucional se tornan difusos en la práctica judicial. Su caso ejemplifica como a pesar de la ausencia de pruebas reales, la libertad y dignidad de un individuo es reducida bajo la necesidad de presentar resultados y en clara contradicción con los postulados mínimos en materia penal y la presunción de inocencia como criterio rector de las actuaciones de esta naturaleza.
Confronta la afectación que se hace frente a una humanidad y una familia, en aplicación de una presunción de culpabilidad, sin considerar que las afectaciones a la integridad física, mental y familiar, en el contexto de la privación de la libertad no podrán ser reparadas. El tiempo no podrá devolverse, ni los difíciles recuerdos borrarse. El caso de Juan Camilo representa al de muchos otros que, pese al criterio antropocéntrico que supuestamente legítima nuestro modelo de Estado Social de Derecho, demuestran la realización de los derechos de las personas no son el fin del Estado, sino que estamos sumidos en una práctica en donde las formas institucionales absorben la humanidad y el fin del derecho.
Invitamos a la comunidad de derechos humanos y a la sociedad en general, leer las cartas que Juan Camilo escribe a su familia desde su injusta prisión, como testimonio del perverso efecto que tiene sobre la vida de una persona el ejercicio distorsionado de las instituciones jurídicas y el desconocimiento de las garantías fundamentales en materia penal.
Invitamos que, tras leer sus cartas, la comunidad en solidaridad pueda acercarse a conocer su caso y dirigir comunicaciones de apoyo a Juan Camilo y a su familia, para salvar -o recuperar- la humanidad y el derecho que la práctica judicial desconoce. Así poder reivindicar la presunción de inocencia como imperativo de acción e interpretación, hasta tanto no se demuestre realmente lo contrario.