Desde Colombia la dignidad por el cierre de la escuela de las Américas
Pudimos celebrar actos llenos de dignidad,de sentido y de memoria, no masivos, pero profundos, como cuando las primeras personas decidieron vigilar la escuela de las Américas y contagiar a otras y otros hasta volverse miles, como cuando los cuatro seguidores de Jesús decidieron regresar del miedo por el crimen de su amigo, a intentar anunciar su justicia, su libertad, su fraternidad, su comensalía abierta, su bienaventuranza a los perseguido por causa de la justicia, su maldición a los perseguidores y la condena de los zorros, hipócritas victimarios.
En la embajada norteamericana radicaron cartas los 10 ciudadanos estadounidenses representantes de cinco organizaciones que estuvieron presentes, dejaron las cruces que no permanecieron ni un minuto expuestas pues los guardias de seguridad las quitaron. Allí los cantos, la letanía de nombres, los PRESENTE ante el largo martirologio de las víctimas de las masacres de Chengue, Riofrío, la Rochela, el Palacio de Justicia, las ejecuciones extrajudiciales de Soacha, los cientos de la Argelia, Cacarica, San José de Apartadó, Jiguamiandó, Curvaradó, Dabeiba, Putumayo… Caminamos todas y todos, después, hasta la sede del Ministerio de Defensa, donde leímos, nuevamente uno a uno de los cientos de nombre de las víctimas de los “ilustres” asesinos adiestrados en la SOA, mientras poníamos la cruz con su nombre al frente del edificio, vigilado por solados y policías que no podían disimular los nervios por la manifestación. Luego caminamos hasta el lugar en que se radican las correspondencias y entregamos la carta de las y los ciudadanos colombianos pidiendo que el gobierno deje de enviar militares a instruirse en esa escuela.
Tanto en la Embajada como en el Ministerio de Defensa los rostros de los “ilustrados” de la tortura, la desaparición forzada, la conformación de grupos paramilitares, el control social de territorios se exhibieron en una pancarta de la indignación que puso nombre al pecado y al pecador, como cuando Jesús llamó zorro a Herodes, como cuando llamó raza de víboras a los fariseos, como cuando en el credo católico se recuerda que el poder de Poncio Pilato, procurador al servicio de Roma, dió muerte a Jesús. Violadores de derechos humanos formados en la escuela de las Américas, Rito Alejo del Río, Faruk Yanine Diaz, Mario Montoya, Harold Bedoya, Jesús Armando Arias Cabrales… tantos que han aprendido a violar de modo sofisticado los derechos de las humanas y humanos de nuestro país, algunos de ellos también instructores en prácticas “exitosas” de combate a la “subversión”, con trágicas consecuencias para millares de pobladores civiles ajenos a las acciones bélicas.
Fuimos también actores del ecumenismo del No a la Escuela de las Américas, con un rito desde la Iglesia Menonita, vigilamos la academia del crimen, con textos bíblicos, cantos y de nuevo las cruces con los nombres, velas que iluminaron, sobre el mapa de Colombia los lugares donde se realizaron las masacres. Vimos un video sobre el origen y desarrollo del movimiento por el cierre de esa escuela, un video que nos unió, también a los actos de dignidad que se desarrollaron en la marcha de protesta del valiente pueblo de Honduras contra el golpe de Estado del 2.009. También pudimos unirnos, por Skype, con las/los mas de 15.000 mujeres y hombres que protestaron en la vigilia de Georgia. Vimos a quienes cruzaron la línea y fueron después detenidos por violar la propiedad federal en ese sublime acto de dignidad que entrega la libertad física a cambio de la libertad de conciencia como sentenciaba aquel campesino de Nazaret, “quien ama su vida la perderá y quien la pierde por mi, la salvará”, testigas y testigos de la verdad, de esa que nos hará libres, como lo dijo también él.
Además la gran comunión con ustedes desde Caracas, con las y los Chilenos, Salvadoreños, con las cartas de solidaridad que desde otros países del mundo se escribieron. Todas y todos los que desde los 17 países nos sumamos a esta gran fiesta de la resistencia por la vida, contra el militarismo, contra la violación de los derechos humanos, por la memoria de las víctimas, desde el Sin Olvido…