Declaratoria de Paz – Asociación de Desarrollo Integral Sostenible Perla Amazónica
Declaratoria de Paz
Las comunidades de la Zona de Reserva Campesina Perla Amazónica, que integramos la Asociación de Desarrollo Integral Sostenible Perla Amazónica (ADISPA), expresamos con firmeza nuestro anhelo y compromiso irrevocable con la construcción de paz con justicia social y ambiental. Una paz que reconozca las particularidades de nuestros territorios amazónicos y posibilite la construcción de un entorno armonioso con nuestro trabajo comunitario, proyectos de sostenibilidad, protección ambiental, soberanía alimentaria, equidad de género, fortalecimiento del tejido social y reconocimiento de nuestra identidad y cultura campesina.
Rechazamos de manera categórica el asesinato del gobernador indígena y ex concejal de Puerto Asís Phanor Guazaquillo, con quién intercambiamos pensamientos, palabras y experiencias en la defensa territorial. El anhelo de paz en nuestro territorio amazónico es permanente, no pueden seguir cortando los sueños, historias y vidas de hombres y mujeres, que luchan por los derechos de sus comunidades y el futuro de nuestra Amazonía.
La paz es nuestro derecho, deber y valor fundamental, por tanto, reconocemos que el diálogo es el camino para la solución de los diversos conflictos armados que aún persisten y generan múltiples afectaciones en nuestra cotidianidad Agradecemos, desde nuestra Amazonía, a la Corte Constitucional por escuchar nuestra voz en la revisión realizada a la Ley 2272 de Paz Total. Es fundamental el diálogo con los actores armados rebeldes y no rebeldes para posibilitar el camino hacia la paz.
Desde nuestro territorio seguiremos en diálogos constantes, en intercambios de saberes y en el impulso a los promotores campesinos cuidadores del territorio, siempre bajo nuestro compromiso inquebrantable de respeto y convivencia. Nuestra experiencia de paz se potencia al conectarnos con la naturaleza y al reconocer todos los entornos de vida que existen en ella. Es desde este reconocimiento que encontraremos la serenidad para identificar las soluciones concretas a los desafíos cotidianos.
La paz tiene la obligación ética de respetar la vida de todos y todas, en especial de los liderazgos sociales, comunitarios, juveniles, ambientales, de género, étnicos y campesinos; que trabajan a diario por el bienestar de las comunidades y los territorios. Exigimos una vez más a todos los actores armados el respeto a la vida como una demostración real de su voluntad de paz.
Demandamos una paz que incluya una visión colectiva del buen existir, sin corrupción, sin desempleo, que enfrente la desigualdad social, que brinde educación de calidad, atención adecuada en la salud, garantías económicas para el día a día y acciones concretas como el apoyo a emprendimientos y organizaciones. Donde el gobierno cumpla los compromisos adquiridos con las comunidades. Una paz sin violencia en los hogares, que fomente la unión familiar y que proteja la vida por encima de todo.
Respaldamos los procesos de diálogo que se vienen desarrollando. Es urgente detener las confrontaciones entre grupos armados legales e ilegales, a través de ceses al fuego multilaterales y/o pactos por la vida, que permitan salva guardar la integridad de combatientes, así como de las comunidades que están en medio de la presencia armada. Deseamos una Colombia que refleje el
mayor respeto por los derechos humanos y por la vida en todas sus manifestaciones.