Declaración preasamblea regional SICSAL zona norte de Sudamérica

La ocupación militar estadounidense en Colombia es una afrenta a la dignidad de las/os hijos/as de Dios.

Nosotras y nosotros delegadas/os de organizaciones sociales y eclesiales de Brasil, Honduras, Ecuador, Venezuela y Colombia, reunidas en Bogotá el 21 y 22 de noviembre de 2009 con ocasión del encuentro de la Zona Norte de Sudamérica del Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad con los Pueblos de América Latina Oscar Romero –SICSAL-, queremos compartir nuestra posición en torno a la intervención indebida del gobierno de los Estados Unidos en los destinos de nuestro países.


1. La memoria de nuestros antecesores en fe y testimonio, tales como Oscar Romero, Leonidas Proaño, Dorothy Stang, Juan Vives, Yolanda Cerón, tantas y tantos que ofrendaron sus vidas por la defensa de la dignidad y la autodeterminación de los pueblos, nos inspira a rechazar de modo rotundo, con toda la fuerza que proviene del Evangelio, el acuerdo firmado entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos para el uso por parte de este último, de por lo menos siete bases militares colombianas e instalar en ellas batallones extranjeros con su tecnología, personal y estrategias militares.

2. Como ocurrió con el imperio egipcio que vio amenazada su seguridad por el antiguo Israel y decidió reprimirlo con una estrategia militarista, consideramos que también hoy, detrás de la presencia estadounidense en el área, se esconde el temor del imperio por los pueblos que se despiertan y se organizan para avanzar en su autodeterminación, en Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Paraguay, El Salvador, Nicaragua, Honduras… Consideramos que el gobierno de Colombia, al aceptar esta intromisión extranjera, se está convirtiendo en el Caín de la región porque pone en riesgo los esfuerzos por construir un modelo socio económico a partir del protagonismo de las mayorías empobrecidas del continente.

3. Así como Pilatos, delegado del imperio romano, se abrogó el derecho de decidir sobre la vida y la muerte de Jesús, el imperio de hoy, a través del pentágono, pretende imponer en nuestros países su poder militar para decidir sobre la vida de nuestros pueblos a nombre de la democracia, de la lucha antiterrorista y de la lucha contra las drogas. La presencia militar estadounidense no solo afianza la colonización de Colombia y el control estratégico en el área, sino que amenaza de manera evidente la soberanía de los países hermanos de nuestra región, en busca de su hegemonía .

4. Ratificamos nuestra participación en los procesos liberadores que se vienen construyendo interior de los pueblos de la Abia Yala basados en la solidaridad, en la justicia, en la equidad. Afirmamos nuestro compromiso con el fortalecimiento de la integración latinoamericana y el develamiento de las pretensiones estadounidenses con el aumento de la presencia militar, como del papel de el gobierno de Colombia en la materialización de esa ocupación.

5. Como creyentes y participantes de grupos que buscan una incidencia de nuestra fe en la realidad social, hacemos un reconocimiento de los pastores, pastoras y obispos que, en una clara opción por lo pobres han decidido pronunciarse públicamente frente a los casos de abuso de poder o de agresión a la dignidad de los pueblos; como el Obispo que denunció al gobierno Colombiano que hizo uso de su poder para repartir dineros públicos a los ricos del país e incrementar la ya desigual distribución de la tierra. Así mismo, transmitimos a nuestros pastores el clamor de los pobres de América Latina para que se dejen interpelar por el Evangelio y replanteen su complicidad con los poderes que respaldan la ocupación militar extranjera en nuestra región.

6. Que la palabra de nuestro Monseñor Romero siga resonando en nuestros pueblos inspirando la resistencia por nuestra autodeterminación, como cuando le escribió a presidente estadounidense Jimmy Carter en su momento: “la contribución de su gobierno en lugar de favorecer una mayor justicia y paz en el Salvador agudiza, sin duda la injusticia y la represión en contra del pueblo organizado que muchas veces ha estado luchando por que se respeten sus derechos humanos mas fundamentales”

Bogotá, D.C., 24 de noviembre de 2009

Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad con los Pueblos de América Latina Oscar Romero – Sicsal- Zona Norte de Sudamérica.

Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad con los Pueblos de América Latina Oscar Romero SICSAL- México-.

Asociación de Zonas Humanitarias del Curvaradó y Jiguamiandó, Chocó, – Colombia-.
Casa del Caribe Solidario, – República Dominicana-.

Centro de Formación de Misioneras Indígenas de Ecuador.

Centro Popular para América Latina de Comunicación, Cepalc, -Colombia-

Clínica de Crecimiento Humano, -República Dominicana-.

Comisión de Justicia y Paz -Japón-.

Comunidad Franciscana de Nuestra Señora de Lourdes -Colombia-,

Comité Monseñor Oscar Arnulfo Romero -Puerto Rico-.

Comités Dorothy – Brasil-.

Comisión Intereclesial Justicia y Paz -Colombia-

Consejo Comunitario de Río Naya, Valle -Colombia-.

Coordinadora Ecuménica de los y las pobres de El Salvador -CEIPES-.

Encuentro Ecuménico Juan Vives, ECUVIVES -República Bolivariana de Venezuela-.

Equipo Pastoral Todos los Santos Americanos, Tumaco -Colombia-.

Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos, FEDEFAN.

Fraternidad Eucarística de Jesús, FE de Jesús -Colombia-.

Fundación Pueblo Indio – Ecuador-.

Fundación Hombres de Futuro, -Colombia-

Iglesia Episcopal, Comunión Anglicana, -Colombia-.

Movimiento Monseñor Leonidas Proaño -Ecuador-.

Zona Humanitaria Comunidad de Vida y Trabajo la Balsita de Dabeiba – Colombia-

Organización pro recuperación y Posicionamiento de la Memoria de Gerardo Valencia Cano, Buenaventura – Colombia-

Red de Esperanza y Solidaridad Diócesis de Caguas, Puerto Rico.

Resistencia Popular de Honduras

Solidaridad Holanda – Guatemala.

Sororidad Ecumenismo y Democracia -Colombia-.

Declaración SICSAL