Decidimos erradicar la violencia y las estructuras paramilitares de nuestro espacio ancestral
Las 290 familias, aproximadamente 1.000 personas entre niñas, niños, jóvenes, hombres y mujeres que luego de desmontar la casa de “Pique” que tanto terror y daño causó en nuestra calle, decidimos erradicar la violencia y las estructuras paramilitares de nuestro espacio ancestral, desde el 13 de abril, constituyendo el Espacio Humanitario de Puente Nayero, en el Barrio La Playita de Buenaventura.
La iniciativa ha sido dinámica pues erradicar la presencia paramilitar ha tenido altos costos pues no hemos contando con el respaldo debido del Estado 2 familias desplazadas, 11 líderes amenazados de muerte, 45 amenazas contra nuestro Espacio Humanitario, más de 30 ingresos de paramilitares,, agresiones verbales e intimidaciones de paramilitares; 7 amenazas de picar a líderes, lideresas, miembros de la comunidad y acompañantes, 3 amenazas de colocar explosivos al Espacio Humanitario y al vehículo de protección de la U.N.P asignado a las y los defensores de DD.HH de Justicia y Paz de Bogotá; 5 amenazas recibidas contra los defensores y defensoras de DD.HH , 2 señalamientos y falsas acusaciones una por parte de la policía que dice que somos “república independiente” y otra en la que se informa a líderes sociales que un Coronel ® de apellido Mojica, dice que él se encarga de sacar a los de Justicia y Paz; un caso de tortura por parte de la policía; una desmovilización de cuatro paramilitares que conocimos, pero con muchas irregularidades; nueva presencia paramilitar a menos de 100 metros del Espacio Humanitario en Piedras Cantan, hechos ocurridos desde el 13 de abril hasta la fecha en total impunidad y ninguna corrección de la policía ni de la Fuerza Naval.
Llevamos 97 días en el Espacio Humanitario, hemos vivido una posibilidad de evitar que nuestros hijos e hijas sean involucrados en el accionar paramilitar; hemos sacado a paramilitares que pretenden asentarse de modo permanente en nuestra calle; hemos vuelto a recuperar nuestros espacios cotidianos de vida y esparcimiento; hemos podido dormir más tranquilos, hemos hecho celebraciones de la memoria; hemos pintado los sueños y los deseos en mándalas, en pinturas tradicionales; hemos vuelto a salir a las calles rompiendo los muros invisibles; hemos orado en distintas creencias afirmando el derecho a la paz y al territorio.
Sabemos de los intereses que hay detrás de esa violencia, los negocios del tráfico de drogas, y sobre todo la imposición de un modo de vida para la construcción del Malecón Turístico y su cadena hotelera, mientras nosotros los pobladores y verdaderos dueños somos desconocidos en el derecho a la tierra y nuestras propuestas eco turísticas desconocidas por los mercaderes del territorio
A pesar de todo continuamos esperando que el Estado cumpla con sus responsabilidades en materia de protección, con el control perimetral desde los cinco puntos identificados, la iluminación del espacio, la instalación de cámaras, la asignación de los vehículos para el transporte de los niños y niñas hasta sus colegios y de los líderes, así como la implementación de los esquemas individuales solicitados ante la unidad nacional de protección.
Solicitamos al gobierno nacional se garantice la labor de defensa de los DD.HH, de todas y todos los miembros de la Comisión Justicia y Paz, de modo que nuestro proceso de no violencia, defensa de la vida y del territorio continúe adelante; solicitamos el desmonte inmediato de las estructuras paramilitares que controlan militar y socialmente los barrios vecinos al Espacio Humanitario y reiteramos la exigencia para que instituciones como el ICBF, el ministerio del Interior y los entes gubernamentales del nivel nacional intervengan de manera integral para superar las secuelas y daños dejados por el accionar paramilitar en nuestra comunidad.
A las embajadas y organizaciones nacionales e internacionales defensoras de los DD.HH visitar el Espacio Humanitario para conocer nuestra propuesta de vida, dar seguimiento al papel de la fuerza pública y las autoridades locales en el cumplimiento de la constitución y la ley, de modo que no persista en ningún barrio de Buenaventura el control paramilitar, la desaparición forzada, el desplazamiento forzado, el desmembramiento o “pique” de personas, así como el despojo territorial, y el desarrollo de proyectos portuarios, turísticos y de infraestructura vial en los que no se nos garantiza ni la consulta, ni nuestra permanencia en el territorio.
Las 350 niñas y niños, las 300 adolescentes y jóvenes y los 300 adultos que habitamos el Espacio Humanitario de Puente Nayero, ratificamos nuestro compromiso por seguir construyendo la cultura de la no violencia y contamos con su solidaridad y acompañamiento para exigir que la labor de promoción y defensa de los DD.HH se garantice para la Comisión de Justicia y paz y todos sus integrantes,
Esperamos que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se pronuncie sobre nuestra situación
Atentamente,
Espacio Humanitario Puente Nayero,
Integrante de CONPAZ