De testigos, De montajes, La Justicia y la Mercancía

La construcción de pruebas en procesos judiciales, en acusaciones que se valoran sin los principios de la sana crítica, que se fundamentan en motivaciones pecuniarias están dejando a la vista, los resultados equívocos, y catastróficos. Bajo la apariencia de la legalidad, en un país de desempleados, subempleados, de 60 por ciento de pobres y 25 % de habitantes en miseria, de endeudados, el dinero es motivación de algunos testigos, no lo es la verdad. Es la simulación de debidos procesos, es la creación de actores novatos lanzados al profesionalismo para repetir libretos, mal hechos y por supuesto mal representados.


Las máscaras ocultan pretensiones oscuras, hacer del aparato de investigación el aparato de guerra, muchos fiscales logran a pesar de la tendencia, mantener la independencia; existe la pretensión de hacer de la mentira la verdad, de lo injusto lo justo … actuaciones humanitarias son interpretadas como insurgentes, cómplices de la guerrilla, auxiliadores o colaboradores, caso de Monseñor SERNA; la organización civil o el simple hábitat en un contexto de conflicto armado, es razón de la judicialización, caso Cartagena de Chairá, Sucre, Cacarica; el ejercicio de afirmación de derechos sociales, políticos, económicos, culturales y ambientales son actuaciones terroristas, caso Arauca, Cacarica.

Desde la “sana crítica” de la investigación motivada en el dinero en rencillas o venganzas personales, imposible imparcialidad, por eso no importa la incoherencia lógica, no importan las retractaciones, no importan las presiones bajo los cuales se montan testigos, no importan….. sus relatos mal dichos -pero al fin al cabo pagos- son simplemente aceptados, como la verdad, no hay contraste, no hay preguntas, el investigador como escribiente del libreto ya aprendido, como en las novelas rosas, se sabe de antemano su final.

Los abismos entre el sentido común y los testimonios mal preparados son protuberantes, como entre la identidad de los testigos, ayer eran civiles pero de un día a otro son guerrilleros”, los interrogatorios de los supuestos “testigos” se caracterizan por el candor de las preguntas. Las distancias entre la verdad real y el cinismo de los “informantes” es ahora parte del escenario vergonzante de la justicia colombiana, el esclarecimiento es el control de los procesos sociales o su destrucción, las victimas son ahora los victimarios, los pobladores civiles ahora son los guerreros.

La justicia es una mercancía, como el testimonio humano., lo saben quienes han diseñado el mecanismo de perversión de las investigaciones. En el escenario de la distorsión del derecho, el testimonio falso es empleo temporal, asegura la sobrevivencia, cuando no la privatización de las propiedades colectivas y las inversiones privadas. Muchachos, hay tiempo de matar con balas hay tiempo de usar las leyes… hoy es el tiempo de encarcelar, la vergüenza es menor, todo se reviste de legalidad, por eso, se va cayendo en esa legalidad, injusta y peligrosa: las detenciones no son arbitrarias, son en estricto sentido apegadas a las normas vigentes, tanto como los procesos de investigación

Curiosamente, ese ropaje de legalidad en las investigaciones se cobijan con prendas armadas, se pierde la independencia entre el justiciero y el armado. Nadie habría de negar al Estado a actuar, pero acaso, ello justifica la “cacería de brujas”, las detenciones de cientos o de miles de inocentes, que meses después de haber aparecido en los media como terroristas, y rebeldes, recobran la libertad pero cargan con el estigma de la sociedad; o de decenas dilapidados públicamente por Generales de la República al tiempo que se orquestan los montajes para desprestigiar y encarcelar.

Mientras sigue la cocción a fuego lento en los crematorios con rostro democrático, se idean crímenes de Lesa Humanidad y de Guerra los hombres nobles de nuestra sociedad reconciliada, reproducimos el editorial del diario El Tiempo sobre el proceso que se sigue al Obispo X Y ZZ y de la Revista Semana sobre las redadas. Ellos contienen muchas preguntas.

Aquí dos artículos, uno del diario El Tiempo, editorial y otro de la Revista Semana, ustedes juzgarán.

COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ