Cuarta Razón
comprendemos el ejercicio del Derecho a la Reparación Moral, Social y Política como un imperativo ético y político en la construcción de una sociedad que pretenda construir un proyecto democrático, justo y participativo. La construcción de una sociedad al futuro supone de fondo que las posibilidades de otras formas de pensamiento, de expresión política, de organización comunitaria sean reconocidas y respetadas por el conjunto de la sociedad, por el Estado y las corporaciones privadas. Lo que ha sido destruido a través de diversas formas y mecanismos de terror, de decisiones económicas expoliadoras del mercado, debe ser en el presente, asumido como algo que es legítimo de ser escuchado, de ser valorado, de ser resonado, y en el futuro, esos modelos de sociedad deben ser posibilitados en su construcción en lo político, lo social, lo económico, lo cultural.
Los pueblos, las víctimas, las familias, los núcleos de memoria que exhuman la razón de ser de los torturados, de los desaparecidos forzados, de los detenidos arbitrariamente, de los asesinados selectivamente, de los masacrados colectivamente, de los judicializados “ilegalmente”, de los bombardeados, de los perseguidos y de los exterminados, de los desplazados y de los refugiados, han dignificado su condición a través de la pintura, de la música, de la escultura, del teatro, de los monumentos con los cuales se ejerce el derecho a la memoria, a la esperanza, a la enunciación de los proyectos de vida frente a los proyectos de muerte de los criminales