Cristianos seguidos por el DAS

Ser solidarios al estilo de Jesús, fundamentados en lo más profundo de los principios que subyacen en la memoria colectiva del Evangelio es motivo de sospecha, de investigaciones arbitrarias, de seguimientos ilegales, de persecución en países como Colombia.


Estas técnicas proscritas en la conciencia de la humanidad consignada en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos se adelantaron por la entidad, dependiente del presidente, Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, en ese entonces, Álvaro Uribe Vélez, contra diferentes hombres de fe que vinieron a nuestro país o se han comprometido con con él.

El G 3, como se conoce ese grupo de inteligencia ofensiva en el DAS, que tenía la finalidad de neutralizar la crítica y la solidaridad internacional con la causa de la justicia, definió como blancos a personas que se acercaron a realidades de violaciones de derechos humanos o a quiénes sin pisar un pie en nuestro territorio, acogieron y apoyaron a visitantes colombianos/as que hablaban en sus países del desangre de nuestra nación, de la barbarie criminal, de la impunidad y del valor de la esperanza de comunidades, movimientos sociales y organizaciones de derechos humanos que afirman sus derechos en medio de la confrontación armada.

En medio de centenares de AZ que aún no terminan de ser leídas, otras que siguen ocultas, aparece un documento fechado 28 de abril de 2005 con el rótulo de “Secreto” y los membretes del “Departamento Administrativo de Seguridad D.A.S” y “República de Colombia, Libertad y Orden”, con la firma del Director General de Inteligencia Enrique Alberto Ariza Rivas. En la misión se ordenó a la subdirectora de extranjería “de manera atenta y con la mayor reserva posible… informar a este Despacho cuando ingrese a Colombia alguna de las personas relacionadas en el documento adjunto” y al final, agrega la orden, que “no se cuenta con otros aspectos relevantes que coadyuven a la individualización de dichas personas”. El director del G3 solicita a los detectives del Das que no los detengan, que solo los investiguen.

El adjunto es un listado con los nombres, cargo y profesión, de quiénes suscriben una carta abierta y solidaria de intelectuales, obispos, y personas de iglesia enviada el 1 de abril de 2005 al entonces presidente Álvaro Uribe responsabilizándolo de futuras acciones contra la vida e integridad personal de miembros de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, los consejos comunitarios de Jiguamiandó y Curbaradó, las comunidades de Autodeterminación, Vida y Dignidad de Cacarica, CAVIDA; la Comunidad de Vida y de Trabajo La Balsita, en razón de las permanentes y sistemáticas violaciones de derechos humanos. Es decir, 27 días después de la comunicación solidaria la reacción del gobierno fue el seguimiento e investigación judicial.

Entre las personas blanco de la actividad del DAS se encuentran el obispo estadounidense Tomas Gumbleton, de la diócesis de Detroit activista de la no violencia y contra el militarismo. Es de recordar, que en una de las visitas a nuestros país el obispo ingresó hasta el territorio colectivo de Cacarica en Chocó, a una de las Zonas Humanitarias. En el trayecto un militar de la brigada 17 se refirió al Obispo con la expresión “gringo h.p.” En esa coyuntura efectivos de la brigada 17 acosaban a los hombres jóvenes de las Zonas Humanitarias para incorporarse como informantes del ejército para hacer falsas acusaciones a sus líderes, pretendieron inducir a mujeres jóvenes a la prostitución.

Figura, también, Pierluigi Di Piazza, sacerdote italino, pacifista, defensor de los migrantes, animador de la Red de Alternativas a la Impunidad y a la Globalización, director del Centro Balducci en Udine; Luis Capilla, sacerdote;Juan José Tamayo, uno de los promotores de la Asociación de Teólogos Juan XXIII de España, profesor de la universidad Carlos III de Madrid y columnista de El País; Leonardo Boff, reconocido teólogo de la liberación brasilero; Franz Hinkelammert, teólogo y economista Alemán director por muchos años del DEI en Costa Rica; José María Diez Alegría, fallecido, sacerdote jesuita; Javier Ruíz de Arana, teólogo, escritor y profesor Emérito, España y Presidente del Comité de Solidaridad Monseñor Oscar Romero, Madrid, España; Agustín Drake Drake, vicepresidente del Comité de Solidaridad Monseñor Oscar Romero de Madrid. Ninguno de los tres visitó nuestro país, mas sí abrían las puertas de sus oficinas y casas a quienes desde Colombia visitábamos Madrid para hablar de la situación de Derechos Humanos.

En el listado aparecen dos queridos patriarcas, obispos de nuestra América Grande y del planeta don Samuel Ruiz y don Pedro Casaldáliga, ellos fueron presa de los sabuesos de la agencia de inteligencia de la Presidencia de la República.

En la serie de documentos aparece el cumplimiento de la orden de seguimiento, con los registros de quiénes han visitado el país.

El temible grupo G3, creado en el interior del DAS cuando era director Jorge Noguera, convirtió este organismo en plataforma de inteligencia de los paramilitares, tal como lo califican sectores de la opinión y en una estructura de defensa ofensiva con persecuciones ilegales que comprende desde montajes judiciales, estrategia de desprestigio, otro tipo de operaciones psicológicas y hasta asesinatos de lo que pareciera, en los canónes de la ‘seguridad democrática”, nombre de la política se seguridad de Uribe, como aliado del terrorismo.

Cuando iniciaron las investigaciones sobre las implicaciones de éste alto funcionarios con estas operaciones, el expresidente Uribe lo defendió diciendo que se trataba de “un buen muchacho”, que se había hospedado en su casa y tenía un buen futuro como profesional. Hace pocos días, ese “buen muchacho”, fue condenado a 25 años de cárcel por la Corte Suprema de Justicia al probarse los nexos con los grupos paramilitares, su mediación en el asesinato del sociólogo barranquillero, Francisco Correa de Andreis, la destrucción de documentos públicos y por revelar a paramilitares asuntos secretos.

Esta persecución es solo una más de las padecidas por don Samuel Ruíz, en vida, por su compromiso con los pueblos indígenas de Chiapas. O las innumerables experimentadas por don Pedro Casaldáliga, en su Araguaia; se suma a las censuras eclesiásticas a las que se han visto sometidos, por su teología Leonardo Boff , Juan José Tamayo, José Manuel Diez Alegría, Javier Ruíz Arana, por su compromiso con la memoria profética de Romero, por la opción por una iglesia de base de Agustín Drake y Luis Capilla; por la honestidad académica y al compromiso en la construcción de un pensamiento critico y solidario.

Como dice el Evangelio, no hay nada oculto que no vaya a descubrirse ni hay secreto que no llegue a saberse, ni lo de los servicios secretos del presidente Uribe. Lo oscuro empieza a salir a la luz. Por eso, tenemos la esperanza, que algún día se conocerán las gestiones contra la humanidad que desarrolló el vocero de prensa, durante la turbia administración de Uribe, César Mauricio Velázquez, periodista, connotado miembro del Opus Dei y hoy embajador ante el Vaticano.

Estos son los costos de nadar contra la corriente, de ser fermento en la masa, luz en la oscuridad, de dar sabor a la Vida. En fin, no hay que temer a estos que han pretendido matar la solidaridad, una de las razones de ser del cristianismo. Aunque lo siguen pretendiendo en sus doctrinas, no han podido matar el alma.

Bogotá, D.C. 17 de septiembre de 2011

Comisión Intereclesial de Justicia y Paz

fotografía tomada de :edunewscolombia.com