Crecimiento económico y trabajo decente no jalan para el mismo lado
A pesar de que los gobiernos y las élites económicas del país muestran los avances en el crecimiento económico como un gran logro para la sociedad, el lado excluido de esta realidad: el trabajo, no parece verse favorecido según las mismas estadísticas oficiales. Tasas de crecimiento económico del 4%, 6,6% y 4% presentadas en los años 2010, 2011 y 2012 respectivamente, no le han generado un punto de inflexión significativo al desempleo, que para los mismos años ha presentado tasas que oscilan entre el 12% y el 10.4%.
Si bien, como lo destaca El Colombiano en un artículo del domingo 28 de abril, se están evidenciando ejemplos de empresas y sindicatos que sí jalan para el mismo lado. El asunto puede tener diferentes matices, pero lo cierto es que crecimiento económico y trabajo decente parecen jalar en direcciones contrarias.
A pesar de que los gobiernos y las élites económicas del país muestran los avances en el crecimiento económico como un gran logro para la sociedad, el lado excluido de esta realidad: el trabajo, no parece verse favorecido según las mismas estadísticas oficiales. Tasas de crecimiento económico del 4%, 6,6% y 4% presentadas en los años 2010, 2011 y 2012 respectivamente, no le han generado un punto de inflexión significativo al desempleo, que para los mismos años ha presentado tasas que oscilan entre el 12% y el 10.4%.
El dato presentado a marzo de 2013 por el DANE anuncia una tasa de desempleo nacional del 10.2%, de 12,3% para las trece áreas metropolitanas y de 14,1% para Medellín y el Valle de Aburra, ciudad en la que se presenta un aumento en el desempleo.
En parte, esta ausencia de correlación entre crecimiento económico y empleo se presenta porque los mayores crecimientos en el PIB se explican en el sector de la minería, establecimientos financieros, actividades inmobiliarias y servicios a las empresas, sectores que no son tan dinámicos en la generación de empleo.
Del mismo modo, la informalidad en las trece áreas metropolitanas representa el 50,3% de las personas empleadas según la última medición. Si bien el 90% de estos esta afiliado a salud, el asunto de un seguro de vejez como la pensión es grave, pues solo un 44% cotizan a pensiones.
La alta tasa global de participación, que se mueve alrededor de un 64% está explicada en parte por los bajos ingresos de la mayoría de los trabajadores, pues la renta esta polarizada en el país. Según el último informe de la CEPAL, en Colombia mientras el 10% de las personas más ricas de la población recibe el 35,6% de los ingresos totales, el 40% más pobre recibe apenas el 13,9% de estos ingresos (datos de 2011).
Así, informalidad, bajos ingresos y asociación entre trabajo y seguridad social dejan mucho que desear de los impactos sociales del crecimiento económico, y los avances en el trabajo decente están por verse. Por ello si bien la relativa mejora en casos de acuerdos sindicales es de destacarse, de esa posibilidad está excluida la mayoría de la población en un país con los más bajos niveles de sindicalización de América Latina.
De ahí que si el país logra consolidar un acuerdo de paz sostenible, la agenda del trabajo decente deberá ser una de las que aflore con fuerza en esta sociedad.
María Soledad Betancur
Coordinadora del Observatorio de Derechos Humanos del IPC