Continúa la deslegitimación contra Amnistía Internacional
“A mi no me preocupa el apoyo de amnistía, me preocupa que el pueblo confie en nosotros”: Uribe
En el escenario militar. Ahora, en la Escuela Militar “José María Córdoba”, el Presidente ALVARO URIBE VELEZ, el viernes 18 de junio, además de alentar a los militares en la derrota contra “el terrorismo” para que los “bandoleros definitivamente entiendan que no tienen espacio en Colombia, ese día tendrán que reconciliar con el país. Cuando entiendan que el ejército de la patria es victorioso en todas las esquinas del territorio nacional, ese día renunciarán a su acción armada y terrorista”, por segunda ocasión en la misma semana deslegitimó públicamente a Amnistía Internacional.
Desde el miércoles pasado y hasta hoy sábado, las expresiones del Presidente URIBE se han convertido en el desarrollo de un escenario mediático de apreciaciones virtuales o en directo donde los colombianos se han pronunciado sobre las afirmaciones del mandatario en donde se percibe el desconocimiento, la descontextualización y la consolidación del imaginario poco crítico y cercano a la realidad
Las versiones descontextualizadas de los periodistas, (ausencia de memoria ) el desconocimiento de los contenidos de los Informes de Amnistía Internacional, (falta de lectura), los vacíos conceptuales sobre el sentido de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, (oficialización de la realidad) han convertido la noticia en editorialización. Desde el imaginario construido hace muchos años sobre los Derechos Humanos y los Defensores de Derechos Humanos, hoy consolidado desde la máxima autoridad del Estado, el juicio mediático –no razonado, ni razonable- “opinión sin más” es el efecto más grave de las expresiones institucionales. No hay posibilidad de debate público, de aclaración, de rectificación, de profundización, de contextualización, de confrontación de fuentes y de versiones en condiciones de igualdad, en circunstancias democráticas. El unanimismo mediático es la tendencia. El flasheo de opinión domina la razón, controla la conciencia.
Las expresiones del Presidente URIBE
“Mis queridos soldados de la Patria: a mi no me preocupa el apoyo de Amnistía Internacional, con el cual nunca vamos a contar. Me preocupa que el pueblo pueda confiar en los soldados de la Patria, que pueda confiar en nosotros. Eso sí me preocupa”.
“Todos los días inventan justificaciones para maltratar al ejército y no condenan a los terroristas… siguen con su perorata… ellos quisieran con sus palabras y acciones que el terrorismo triunfara”
“Mientras ellos quisieran, con sus palabras y sus acciones, que el terrorismo triunfara en Colombia, nosotros de la mano de la Constitución, con el pueblo y con ustedes -jóvenes Subtenientes que hoy se gradúan- vamos a tejer la artesanía de la más bella victoria: de la seguridad para el pueblo colombiano”,
La defensa de los derechos humanos no es el ejercicio legítimo de preservación de los principios del Estado de Derecho o de los mínimos humanitarios en los conflictos armados. Ni la protección del Derecho a la memoria, a la verdad, a la justicia y a la reparación Integral de las víctimas. Hoy en el imaginario colectivo mediático los Derechos Humanos, los Defensores de Derechos Humanos, las comunidades que afirman sus Derechos son el amparo de la atrocidad y de la barbarie. Hoy todas y todos los referidos a los Derechos Humanos son los sujetos colectivos del terror. Es el símil de la impunidad. Las víctimas son las responsables de que no exista verdad, ni justicia ni reparación. Hoy en las calles de las ciudades colombianas, en los poblados y los caseríos la defensa de los Derechos Humanos, los Defensores de Derechos Humanos son los “enemigos”, el obstáculo de la paz y del uso de la fuerza. Amnistía Internacional, y con ella, los Derechos Humanos y los Defensores de Derechos Humanos no somos salvaguardas de la dignidad humana ni de las garantías de los ciudadanos. Hoy todas y todos, los que creemos en los principios del Estado de Derecho, en los límites del uso de la fuerza, en los límites de poder, en los mínimos humanitarios, en la necesidad de la Verdad, de la Justicia y de la Reparación Integral, somos los garantes de la indignidad, de la atrocidad y de la barbarie.
Bogotá, D.C. 19 de junio de 2004
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz