Confesión de Martha Leal a un fiscal delegado
Ex subdirectora de Operaciones de Inteligencia del DAS, detenida en El Buen Pastor, reveló detalles del caso ‘Tasmania’, la visita de ‘Job’ y seguimientos a Daniel Coronell y Álvaro Leyva.
Martha Inés Leal Llanos, de 43 años de edad, graduada en relaciones internacionales, ingresó al DAS en octubre de 1996 a la Dirección de Extranjería. Luego de una exitosa carrera en la institución, llegó a ser subdirectora de Operaciones de Inteligencia y directora general encargada de Inteligencia. En desarrollo de estas últimas funciones fue protagonista del escándalo por interceptaciones ilegales y seguimientos ilícitos en el DAS, que hoy la tienen presa en la cárcel de El Buen Pastor y en proceso de colaboración con la justicia.
En tres sesiones, a partir del 25 de mayo y hasta el pasado 10 de junio, en espera de que se le aplique el principio de oportunidad, la ex funcionaria del DAS le reveló a un fiscal delegado ante la Corte Suprema de Justicia todo lo que, según ella, ocurrió en el interior del organismo en el referido escándalo de las chuzadas y seguimientos ilegales. Y lo hizo resaltando que “la verdad es el primer camino para resarcir las faltas y para tender los puentes que permitan un día componer las relaciones que hoy se encuentran tan afectadas entre las mismas entidades del Estado”.
El Espectador tuvo acceso a esta extensa declaración, en la que Martha Leal inicia con el relato de lo que sucedió en el llamado caso Tasmania. Un episodio ocurrido a partir del 29 de septiembre de 2007, cuando la funcionaria fue citada a la oficina de la directora del DAS María del Pilar Hurtado, para informarle que por conocimiento aportado por una persona de Presidencia, se había enterado de que el señor Sergio González, abogado de un paramilitar detenido apodado Tasmania, iba a entregar una información judicial muy importante.
Se trataba de la supuesta denuncia de Tasmania de que estaba siendo objeto de propuestas del magistrado Iván Velásquez para que declarara en contra del senador Mario Uribe, primo del ex presidente Uribe, por la presunta muerte o un atentado que sufrió otro sujeto conocido con el alias de René. Ese mismo día, Martha Leal viajó a Medellín, y en un lugar situado aproximadamente a 15 minutos del aeropuerto de Rionegro, recibió del abogado González la fotocopia del documento, sin autenticación, con la denuncia de alias Tasmania.
Según Leal, al día siguiente, cuando preparaba el informe sobre su encuentro con González, además abogado del jefe paramilitar conocido con el alias de El Tuso Sierra, recibió una llamada de María del Pilar Hurtado para que le hiciera llegar el documento. Y un día después, el 1° de octubre, la misma María del Pilar le dio instrucciones de volver a Medellín para recibir del propio Mario Uribe un documento urgente para el Presidente. Ella se comunicó con el entonces senador y él envió a un empleado suyo a entregarle un sobre en el aeropuerto de Rionegro.
Leal dice que nunca conoció su contenido y que en días siguientes su jefe, el capitán Fernando Tabares, le llamó la atención por no atender debidamente al abogado González. Por eso tuvo que viajar varias veces a Medellín cada que él quería enviarle mensajes a la Casa de Nariño a través de la Directora del DAS. Entre otros reportes, Leal llevó informaciones acerca del ex paramilitar Francisco Villalba, quien, según ella, había declarado en un proceso contra Mario Uribe por la masacre de El Aro y estaba en tratamiento psiquiátrico.
González solicitó el traslado de Tasmania al patio de los jefes paramilitares que estaban recluidos en Itagüí, y sugirió que también llevaran a Francisco Villalba proponiendo que la defensa utilizara sus quebrantos psiquiátricos para declararlo un testigo no apto. La última vez que supo del abogado fue en junio de 2008, cuando le ofreció información para la supuesta entrega de uno de los jefes paramilitares denominados Mellizos, y una llamada telefónica que le hizo para saber qué era lo que ella había declarado respecto al caso Tasmania.
Después de su versión sobre Tasmania, Martha Leal relató a la Fiscalía que en diciembre de 2007, tanto María del Pilar Hurtado como Fernando Tabares la llamaron a decirle que debía acudir a una casa ubicada en Chapinero Alto para recibir información. Acudió al sitio, la recibió un señor de acento paisa y sólo le dio un teléfono para localizar al abogado Diego Álvarez. A través de dos funcionarios se enteró de que, al parecer, este abogado estaba siendo objeto de un chantaje por parte de Henry Anaya, “un funcionario que trabajaba con el magistrado Iván Velásquez”.
Muchas veces intentó cumplir con la orden, pero Álvarez no contestaba. Entonces Fernando Tabares le dijo que hablara con Sergio González. Lo hizo y minutos después él se comunicó con ella y le dijo que Álvarez estaba esperando su llamada. Se encontraron frente a la Clínica Nicolás de Federman y siempre estuvieron en un BMW negro con otro funcionario del DAS. Durante el encuentro, Álvarez le comentó que un tal Henry Anaya le estaba pidiendo US$15.000 por otorgarle prebendas a un cliente suyo.
Ese cliente era Diego Murillo Bejarano, alias Don Berna. El requerimiento de Álvarez era grabar a Henry Anaya y así obtener una prueba para judicializarlo. Ese mismo día se acordó utilizar un equipo especial de video y una grabadora para colocarlos en una oficina en el Parque Central Bavaria. Dos funcionarios del DAS instalaron los equipos y le enseñaron a Álvarez a usarlos. La reunión se concretó el 21 de diciembre de 2007. Leal afirmó que el capitán Tabares y María del Pilar Hurtado estaban pendientes de que les entregara el video porque la Presidencia también estaba urgida de saber lo sucedido.
Pero por alguna razón, Álvarez desconectó el cable del audio y el video quedó sin sonido. Sólo se quedaron escuchando unos villancicos. De cualquier modo, a la directora del DAS se le entregó la grabación y no fue posible integrar el audio al video. De todos modos, a partir de lo sucedido el abogado Diego Álvarez empezó a hacer llegar grabaciones al DAS. Una diciendo que supuestamente el magistrado Iván Velásquez le estaba ofreciendo prebendas a Don Berna para que diera información, y otra que le hizo Don Berna al testigo de la parapolítica Rafael García.
El DAS le tomó fotografías a Henry Anaya en La Picota para probar que estaba haciendo ofrecimiento a los paramilitares y después supo que no trabaja en la Corte y que al parecer sólo era un amigo de Iván Velásquez. Entre tanto, Diego Álvarez seguía entregando grabaciones y lo hizo desde enero de 2008 hasta el 23 de abril, cuando él mismo, en compañía de alias Job acudieron directamente a la Casa de Nariño. Después se enteró de que primero hubo una reunión en el apartamento del ex gobernador del Cauca Juan José Chaux.
Martha Leal no fue a esa cita, pero sí estuvo el 23 de abril en el encuentro de la Presidencia. Ese día llegó al despacho del secretario jurídico Edmundo del Castillo. Después llegó el ex gobernador Chaux y luego aparecieron Óscar Iván Palacio, el abogado Diego Álvarez y alias Job. Y fue este último quien inició el encuentro diciendo que era representante de los jefes paramilitares, que ellos estaban inconformes con el Gobierno y que el doctor Álvarez tenía varios CD que probaban los ofrecimientos del magistrado Iván Velásquez.
Además, habló de una grabación a Rafael García, donde éste decía que el ex director del DAS Jorge Noguera y el Presidente no aguantaban una declaración suya a un periódico de Estados Unidos. Leal sostuvo que desde ese momento les quedó claro a todos que el abogado Álvarez y Job tenían la intención de filtrar esa información a los medios de comunicación. Discutieron sobre el tema y Chaux aportó un comentario desatinado al sugerir que se interceptara a Anaya y, de paso, se siguiera a los magistrados de la Corte Suprema.
Martha Leal dice que ella le dijo que eso no se podía hacer sin una orden judicial y la reunión terminó cuando Diego Álvarez y Edmudo del Castillo se apartaron de todos después de que el primero dijo que le iba a entregar las grabaciones. No volvió a saber de ellas hasta que María del Pilar Hurtado le comentó que la revista Semana iba a sacar una publicación con ese asunto. Leal dice que fue hacia agosto de 2008 y que seguramente, como le iban a pedir explicaciones, elaborara un documento de análisis de las grabaciones guardadas.
La directora del DAS llamó a un subordinado, le pidió que recibiera los CD, elaborara un informe y le advirtió que si le preguntaban cuándo los había recibido diera otra fecha. Y, en efecto, ese fin de semana la revista Semana sacó el informe sobre la presencia de Job en Palacio y luego se divulgaron las imágenes de DVD que se le habían tomado a Henry Anaya. Semanas después la Procuraduría empezó a investigar y por solicitud del abogado de Edmundo del Castillo se inspeccionó el computador portátil de Martha Leal. La verdad salió a flote.
Se encontraron dos archivos, uno elaborado el 23 de agosto de 2008 y otro el 29 de abril del mismo año. Esta anomalía fue dada a conocer por el diario El Espectador y, según Leal, hasta hoy no ha tenido conocimiento de una investigación disciplinaria de cómo se filtró esa información a los medios diciendo que ella había mentido. De todos modos, según se deduce de la declaración de Martha Leal a la Fiscalía, había una clara conexión entre el abogado Sergio González y el abogado Diego Álvarez y detrás de ellos Don Berna y El Tuso Sierra.
La declaración de Martha Leal admite que se les hicieron seguimientos a los entonces congresistas Piedad Córdoba y Gustavo Petro. En particular refiere que se reportó información de que la empresa Monómeros Venezolanos le había girado una alta suma de dinero a la congresista antioqueña y que esa información, junto a otros reportes sobre intervenciones de Córdoba en varios países, personalmente se la entregó en su apartamento a la senadora liberal Nancy Patricia Gutiérrez porque ella iba a hacer un debate en el Congreso.
De igual modo, la ex funcionaria del DAS aseguró que durante la dirección de Andrés Peñate se ordenaron seguimientos al periodista Daniel Coronell, al dirigente político Álvaro Leyva, entre otros. Respecto al segundo, Leal manifestó que lo que se buscaba era averiguar dónde iba a recibir los cadáveres de los diputados del Valle que habían sido asesinados por las Farc. Y que de paso, se buscó establecer qué gestiones estaba haciendo, con quiénes se reunía y qué estaba comentando. Lo siguieron en Bogotá, en Antioquia y en el Valle.
En cuanto al periodista Coronell, la idea era establecer quiénes le suministraban información, pues en palabras de Peñate, el presidente Uribe estaba muy molesto por los informes que divulgaba contra él y su familia. Pero el DAS fue más allá y, según Leal, se verificaron los movimientos migratorios del periodista y su esposa, se le pidió a la UIAF información sobre sus movimientos bancarios. Se ubicó su domicilio y, como él vivía en una zona militar, se alquiló un carro para hacerle seguimiento; nunca supo si lograron ingresar a su correo electrónico.
La confesión de Martha Leal quedó consignada en 66 páginas, en las cuales detalló cómo vivió los días en que el DAS infiltró a la Corte Suprema y se salió de sus linderos para conectarse con personajes allegados al paramilitarismo. Hoy está arrepentida y, según ella, siente un deber moral con la sociedad y con el mismo DAS de decir la verdad. Pide que la responsabilidad de los funcionarios del DAS se mida en su justa medida y que es consciente del riesgo que corre, aunque lo hace por el peso de lo que ha vivido sintiéndose impotente de no poder hacer nada por ella misma y por sus compañeros.
Estrategias sicológicas al informante
La ex detective del DAS Alba Luz Flórez le contó a la justicia que para que las personas que reclutaba le entregaran información se hacían trabajos sicológicos y puso como ejemplo a Blanca Maldonado, una empleada de aseo de la Corte que puso grabadoras espías durante las salas plenas.
De ella dijo: “Se potencializaba su buena actitud y minimizaba algún temor (…) se trabajaban estos pensamientos diciéndole que no debía sentirse inferior, porque era una gran persona que podía superar cualquier tipo de eventualidad, y se le hizo una reestructuración cognoscitiva cambiando sus pensamientos irracionales por pensamientos mucho más sanos. Entonces yo le decía a ella que para esto no debía sentir temor sino confianza en sí misma, seguridad, ella era una mujer muy valiente y yo estaba orgullosa de su colaboración, y le decía que todo iba a salir bien, que estaba segura 100% de su capacidad”. Flórez es estudiante de sicología.
Los preacuerdos de Lagos y Tabares
Hace una semana, la jueza 14 penal de Bogotá admitió el preacuerdo al que llegaron la Fiscalía y el ex jefe de contrainteligencia del DAS Jorge Alberto Lagos, según el cual éste pagará ocho años de cárcel y una multa de 44 salarios mensuales mínimos, luego de haber aceptado su participación en actividades cuyo objetivo “era desacreditar a la Corte Suprema”, tal como él mismo lo reconoció en audiencia, al tiempo que pidió perdón públicamente.
Por su parte, el ex jefe de inteligencia del organismo Fernando Tabares se encuentra negociando también un preacuerdo con la Fiscalía. El ex funcionario ha manifestado su deseo de cooperar con la justicia a cambio de beneficios penales que lo favorezcan.
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María del Rosario Arrázola | EL ESPECTADOR