Comunicado de comunidades colombianas para el encuentro “Haciendo Paz en Colombia”
Reciban un fraternal saludo de las comunidades que resistimos por la vida y el territorio, construyendo alternativas en medio de la confrontación armada en distintas regiones de Colombia y que nos articulamos en la Red Internacional de Alternativas a la Impunidad y a la Globalización que integra organizaciones de Colombia, América Latina, Norte América y Europa.
Colombia 19 de febrero de 2011
Señoras/es
Piedad Córdoba
ENCUENTRO HACIENDO PAZ EN COLOMBIA
Buenos Aires
Argentina.
Reciban un fraternal saludo de las comunidades que resistimos por la vida y el territorio, construyendo alternativas en medio de la confrontación armada en distintas regiones de Colombia y que nos articulamos en la Red Internacional de Alternativas a la Impunidad y a la Globalización que integra organizaciones de Colombia, América Latina, Norte América y Europa.
Saludamos con alegría y esperanza la realización del Seminario HACIENDO PAZ EN COLOMBIA como un esfuerzo en la búsqueda de reconocimiento de la crisis humanitaria que padecemos en Colombia, de las causas de esta crisis asentadas en las graves y sistemáticas violaciones de derechos humanos con asesinatos, desapariciones, despojo de tierras, imposición de un modelo de desarrollo, inequidad social y en graves infracciones al derecho humanitario en la larga historia de nuestra violencia.
Con el apoyo de Colombianas y Colombianos por la Paz y en algunos casos antes de la existencia de esta importante expresión social por la paz, hemos concretado la aplicación del derecho humanitario, haciendo exigible al Estado y a las guerrillas nuestros derechos como población civil. Nuestra experiencia constata que en tanto se reconozca al otro y sus razones por el alzamiento armado, se comprendan los deberes y responsabilidades del Estado y de la ética en la guerra de guerrillas, cuáles son los límites en el uso de la fuerza y exista un reconocimiento cierto de nuestros derechos, es posible avanzar en la humanización de la guerra y en visualizar su culminación con el respeto integral a todos los derechos.
Creemos que el Seminario es en sí mismo la manifestación de la necesidad imperiosa de que se reconozca la existencia de un conflicto armado interno, no solo por sus consecuencias, por sus causas si no también por sus motivaciones. Si bien existen actos legítimos de guerra, no todo es permitido; si bien en la guerra se produce dolor no todo está permitido. Lo que los medios llaman secuestro o las guerrillas retenciones son una sola expresión de lo que se vive en nuestro país. Se silencian con estas situaciones de la guerra, las situaciones de los desplazados internos, de los que hemos regresado a las tierras, la imposición de operaciones agroindustriales para agrocombustibles o de explotación extractivas de recursos naturales en medio de la guerra y con violaciones de derechos humanos. Así la regulación de la guerra implica reconocimiento integral de derechos, entre ellos la posibilidad de habitar en las tierras en medio de la confrontación, el derecho a no volver ser desplazados y el acceso a información y a divulgar información a través de los medios masivos.
Nuestra experiencia y el acercamiento a experiencias de otros pueblos, como los centroamericanos, los de Sudáfrica o la propia situación vivida con el franquismo en España, nos muestran que los intentos de aplastamiento de los grupos disidentes, han sido arrasamiento a los pueblos, a las comunidades, a las organizaciones civiles, pero al final es necesario buscar otros métodos para cimentar la democracia social, la democracia ambiental y la democracia con justicia. Sin los cimientos ciertos hacia una democracia real, la paz es un silencio de fusiles y la cristalización de la muerte sin balas, pero con la persistencia de la muerte con hambre, con inequidad, con exclusión.
El genocidio, los crímenes de lesa humanidad son parte de esas conductas de las que no se habla, que se sostienen en la impunidad y que los medios de información y los sectores de poder se niegan a reconocer. Es muy importante, entonces que esas verdades se conozcan, pues la justificación por defender un modo de democracia y de desarrollo, no puede pasar y pisotear la dignidad de los seres humanos y de los pueblos. Debemos entonces abordar el tema de las garantías para la población, para que nos podamos expresar y organizar, sin el temor a ser asesinados, a ser desaparecidos, a ser desplazados e injustamente perseguidos por los entes judiciales.
Las experiencias de otros países que han adelantado procesos de negociación nos de luces para construir caminos de de paz con justicia social para que las causas sean resueltas con la construcción de un pacto social, con la participación de diversas organizaciones de las víctimas. Nuestras organizaciones puedan aportar desde la experiencia concreta en defensa de la vida, el territorio y los derechos humanos en medio del conflicto a definición de modos de regulación de la guerra, y el desarrollo de iniciativas para enfrentar el hambre, la negación de los derechos a la educación, a la salud, a la protección del ambiente, a la participación e iniciativas para una calidad de vida, de buen existir con dignidad y también de justicia frente a los crímenes cometidos. Estas iniciativas deben ser discutidas en un escenario de participación amplia con aporte técnicos que cualifican la viabilidad financiera dentro de planes de desarrollos de paz.
En nuestro encuentro internacional del año anterior que realizamos en el territorio colectivo de Cacarica, en la frontera con Panamá, con la presencia de Piedad Córdoba, y a la que otros actores políticos no asistieron, 38 organizaciones nacionales y organizaciones y movimientos sociales nacionales en presencia de organizaciones de Brasil, Bolivia, Argentina, Ecuador, México, El Salvador, España, Francia y los Estados Unidos, definimos nuestras apuestas estratégicas en relación con el conflicto armado, los territorios y la impunidad.
En estos años, antes del gobierno de Uribe, y con posterioridad hemos construido con nuestros esfuerzos, apoyos nacionales e internacionales en la concreción del derecho humanitario con acuerdos humanitarios parciales desde diversas formas organizativas.
En el proceso de articulación que venimos construyendo en la Red de Alternativas a la Impunidad y a la Globalización, hemos tenido ocasión de conocer detalles de los procesos de paz adelantados en el Salvador y Guatemala. Compañeras y compañeros de esos países nos han compartido que el número de víctimas después de los acuerdos de paz aumentó de manera considerable en razón que las causas de fondo que originaron la confrontación no se resolvieron con la negociación. Pero la guerra no puede prolongarse indefinidamente, es necesario ganar acuerdos en las garantías para la libre expresión en acceso a medios de información, garantías para que la vida sea respetada, garantías para que nuestras iniciativas de protección ambiental y de producción agroecológica sean respetadas, potenciadas y reconocidas como aporte al desarrollo del país y debe haber garantías procesales para la reparación integral y la no repetición.
Creemos que la paz no puede ser el simple cese de las hostilidades sino la consecuencia de una mejora considerable de las condiciones de vida de las mayorías, que pasa por la solución al problema de las tierras, por la superación de la impunidad, por el reconocimiento a las propuestas productivas desde las comunidades, por la posibilidad de nuestra participación en la política local con reales garantías, con acceso real a la verdad, la justicia, la reparación y a la no repetición de crímenes, con posibilidades reales de implementación de las propuestas de salud, educación y vivienda que venimos proponiendo las comunidades, con la construcción de alternativas para el acceso a la información, la justicia ambiental, jurídica, justicia social.
Cualquier salida en el diálogo político debe posibilitar la participación directa en las discusiones y en las propuestas de alternativas que hemos construido y sostenido en nuestras comunidades y organizaciones en búsqueda de equidad, de inclusión, de justicia integral en lo democrático, en lo ambiental, en lo social, de equidad de género y el acceso a la propiedad de los medios.
Valoramos y agradecemos las actuaciones adelantadas recientemente por Colombianas y Colombianos por la Paz para la liberación de retenidos de la guerrilla de las FARC – EP, a pesar de la invisibilización y tergiversación que pretendieron realizar los medios masivos de información y la persecución que continúa con nuevas formas a Piedad Córdoba.
Esperamos que este Seminario se el inicio de unas propuestas creativas, imaginativas e inéditas para que los cimientos de la paz, la esperanza de la paz sea posible para nuestro pueblo.
Llamamos a las guerrillas de las FARC EP y del ELN a explorar con creatividad, con originalidad y la responsabilidad que este momento de la historia de América y de nuestro planeta exige a evitar ser presos de los juegos del poder que usan su existencia como pretexto, para, a nombre del combate a la insurgencia reforzar los aparatos represivos, militarizar nuestros territorios y generar el desplazamiento forzado.
Invitamos a los gobiernos de Unasur a reconocer las iniciativas de paz que construimos las comunidades, a fortalecer estas experiencias de humanización y de construcción de alternativas para la justicia integral.
Llamamos al gobierno de Juan Manuel Santos, a los sectores económicos y a los medios de información a ser generosos, a abrir su mente, su corazón para explorar con sinceridad, con desprendimiento de sus intereses a construir un clima favorable para dar inicio a diálogos que culminen con una salida de paz con justicia social. Ustedes seguramente no padecen la guerra, nosotros estamos en ella en el día a día, somos humanos, somos sujetos de derechos, somos seres con dignidad, porque no dar una oportunidad para que todos podamos existir con dignidad en el territorio que se llama Colombia. Es un actitud de nobleza la generosidad, sean generosos con la posibilidad de construir otro país, incluyente, participativo, en el que todas y todos podamos ser felices en dignidad.
Agradecemos su atención,
Firmamos,
Asociación de Familias desplazadas de la Argelia -Cauca-
Asociación Campesina los Bienandantes Sucre -Cauca-
Asociación Campesina Tequendama -Cauca-
Asociación Campesina Mujeres Unidas Sucre -Cauca-
Asociación Campesina de Santander
Asociación de Zonas Humanitarias del Curvaradó y Jiguamiandó -Chocó-
AsoKoinonía Trujillo- Valle del Cauca-
Asociación de Desarrollo Integral Sostenible Perla Amazónica – ADISPA, Puerto Asís -Putumayo-
Asociación de Productores y Procesadores “Semillas de Paz” – ASPROSEPAZ, Puerto Asís -Putumayo-
Asociación de Productores y Procesadores “Camino al Futuro” – ASPROCAF, Puerto Asís – Putumayo
Asociación campesina de desarrollo sostenible de San Salvador – ASCADES, Puerto Asís -Putumayo
Asociación Consejo Regional del Pueblo Nasa del Putumayo KWE’SX KSXAW
Asociación Aagroecológica el Amparo- Trujillo Valle del Cauca-
Comunidades de Autodereminación Vida Dignidad del Cacarica -Cavida- Chocó
Consejo Comunitario Mayor de la cuenca del Jiguamiandó -Chocó-
Consejo Comunitario de Comunidades Negras del Bajo Naya -Valle del Cauca-
Comunidad Civil de Vida y Paz del Alto Ariari -Zona Humanitaria – Meta-
Comunidad campesina de la Perla Amazónica – Puerto Asís- Putumayo-
Comunidad de Vida y Trabajo la Balsita -Dabeiba- Antioquia-
Comunidad Indígena Nonam – Bajo Calima -Buenaventura Valle-
Escuela de Formación en Derechos Humanos vereda UllUcos Resguardo Indígena Toribio -Cauca-
Familiares de Víctimas de Crímenes de Estado de Inzá -Cauca-
Finca Empresa Comunitaria La Alemania San Onofre – Sucre-
Grupo Porvenir – Zonas de Biodiversidad Puerto Asís – Putumayo-
Jóvenes Unidos por el Bienestar del Calima, JUBCA- Calima Buenaventura- Valle-
Procesos Agrológicos Ester Cayapú ASOESCA Trujillo -Valle-
Resguardo Humanitario Ambiental Sobiadrua Comunidad Alto Guayabal Resguardo Urada Jiguamiandó -Chocó-.