Colombia parece transitar hacia una estructura militar
Es importante que se revisen y se conozca de donde salen las cifras, porque al mirar los tres problemas de la sostenibilidad fiscal del país, se deduce que hay un problema estructural que no se ha solucionado. Cuando hablamos de un déficit fiscal, la diferencia es de 2% del PIB y aquí estamos viendo una diferencia de 3%.
Al duplicarse el número de militares nos damos cuenta que las cifras no cuadran, porque es un poco extraño que aún con ese aumento tan violento en el número de soldados no haya aumentado el gasto de sostenimiento. En estos momentos existe un aumento de 160 mil a 254 mil soldados en el 2008 y en el 2009 respectivamente, hecho que pone a Colombia como la primer potencia en América Latina en materia de fuerzas militares, porque entonces estaríamos hablando de que tenemos un Ejército mayor que Brasil, país que cuenta con un pie de fuerza no mayor a los 270 mil efectivos.
Hay algo que se debe destacar y es que buena parte de ese crecimiento se da en el número de soldados profesionales, lo cual es estratégico, pero al mismo tiempo es riesgoso porque crea un pasivo pensional de un tamaño que no está medido.
Tengo fuertes preocupaciones sobre la sostenibilidad fiscal de Colombia en salud, pensiones y gasto militar, elementos que no se han calculado. En la parte de salud uno podría pensar que es un tema en que las economías más desarrolladas han estado trabajando y no han podido encontrar el mejor esquema; en la parte pensional uno pensaría que a partir del 2025 las cifras van a mejorar, pero mientras eso sucede, ¿qué hacemos?.
En el gasto militar hay varias preocupaciones y la otra parte es que poco a poco nos estamos convirtiendo en un país militarista, hecho que hasta el momento ha pasado desapercibido.
En el siglo pasado Colombia tuvo una dictadura militar en una época de violencia y sin embargo el gasto militar no superó el 1.7% del PIB. Pero hay otros puntos, por ejemplo, cuando uno mira la tasa de militarización por 1.000 habitantes, encuentra que cuando termina la dictadura el número de soldados era de 40 mil y hoy estamos por encima de los 200 mil, lo que quiere decir que hemos multiplicado por 7 el número de efectivos, lo que significa que estamos transitando a una estructura militarista.
Si a lo anterior agregamos lo que se gasta en defensa, sin duda alguna la conclusión es que Colombia está incurriendo en un gasto militar desbordado, con la excusa de que es muy difícil negociar con un sindicato armado de 280 mil personas, se está justificando una guerra que para una sociedad civil es un riesgo. Cuando se han tratado de hacer modificaciones al régimen pensional de las fuerzas armadas como lo trató de hacer el ex presidente Andrés Pastrana las voces opositoras no se han hecho esperar.
No hay duda que la guerrilla está debilitada en lo político y en lo militar, por lo que es lógico pensar que no se requiere de tanta armadura militar en aras de presionar un acuerdo de paz.
La justificación de este gasto militar no satisface, más si se tiene en cuenta que el número de efectivos ilegales se haya reducido sustancialmente refiriéndome por ejemplo a los paramilitares. Cualquier observador con los cinco sentidos bien puestos diría que sin uno de ellos en el campo de batalla, lo normal hubiese sido que se redujera el gasto militar, sin embargo este se duplica.
El discurso oficial es que los militares combatían a dos fuerzas irregulares armadas, pero si se desmoviliza uno, viene quedando un solo enemigo, lo que significaría que habría menos desgaste en las operaciones porque entonces tendrían que concentrarse en acabar con el que queda. Como lo que ocurre no es precisamente lo que indica la lógica, podría pensarse que los paramilitares no se han desmovilizado del todo.
De acuerdo con los gastos del Ejército en el 2002 las Farc y el Eln tenían 21.600 efectivos, al 2007 había 12.500, pero lo más interesante es que si uno suma las capturas, las bajas y desmovilizados en el período 2002 -2007 le da un total de 50 mil, ¿Qué quiere decir lo anterior?, que por cada 100 guerrilleros, que el Ejército abate, se desmoviliza o se captura, hay 84 que se reclutan. Aquí entonces valdría la pena hacer un análisis de eficiencia y desde ese punto de vista, la conclusión es que en materia de resultados sería muy pobre esa eficiencia.
Las estadísticas se modificaron porque entre los abatidos estaban los falsos positivos, más los detenidos que sueltan y lo vuelven a detener, lo que quiere decir que lo están contando dos y más veces, lo que pone en duda la eficiencia de ese gasto militar.
El pie de fuerza colombiano, al día de hoy es mayor al de Brasil sumado con el Ecuador y Perú, lo que demuestra que estamos justificando un creciente gasto militar con implicaciones muy graves sobre la sostenibilidad fiscal, no solamente por el gasto directo, sino por las pensiones militares y sobre esto el estimativo de estas, según las cifras oficiales al 2006 era de 52 billones y crece al 1.7% del PIB y el país tiene todo el derecho de saber cómo se va a pagar.
José Fernando Isaza
Rector Universidad Jorge Tadeo Lozano