Claudia López: “El patrimonio periodístico de El Tiempo no le pertenece sólo a sus dueños”
Como respuesta a la columna “Reflexiones sobre un escándalo” de la investigadora y analista política Claudia López, en la que criticaba algunos de los cubrimientos realizados por El Tiempo, este diario decidió sacarla de su planta de columnistas de manera pública e inmediata.
Según lo dicho por el diario al final de la columna y luego reiterado en un editorial al día siguiente, El Tiempo rechaza las afirmaciones de López por “falsas, malintencionadas y calumniosas”.
La Silla Vacía contactó a Claudia López y le pidió analizar cada una de las afirmaciones que hace en la columna y esgrimir los argumentos que la llevaron a sacar las conclusiones que presenta y que el periódico indica son mentiras. Este fue el resultado de la entrevista vía correo electrónico.
Usted afirma que en el cubrimiento que El Tiempo le dio al escándalo por la repartición de subsidios de Agro Ingreso Seguro, no profundizó en el tema mismo, sino que se dedicó a darle una lectura política. En el seguimiento que usted hizo de este medio y otros, ¿cuáles fueron esas diferencias fundamentales que encontró y la llevan a afirmar que El Tiempo no analizó realmente lo sucedo con el programa AIS?
No dije que El Tiempo no analizó realmente lo sucedido con el programa AIS. Dije que “El Tiempo no profundizó sobre el programa AIS sino sobre los efectos políticos del escándalo. Tomar ese ángulo era una decisión periodística válida dado que sus socios de la Revista Cambio ya habían hecho el resto del trabajo.” Mi crítica no es al enfoqué que escogió el periódico, que es válido, sino a la manera como lo cubrió, que me pareció sesgada.
En otro de los apartes de su columna dice que el periódico realizó un “foro inducido” para lograr una conclusión deseada: el rechazo al ex ministro Andrés Felipe Arias. ¿Por qué asegura que fue inducido? ¿Cuál es el criterio que le permite establecer que una pregunta cumple con el objetivo de inducir una respuesta específica?
Lo que me parece inducido no es la pregunta como tal -es apenas natural preguntar si una persona debe renunciar a una posición pública por un escándalo- sino al hecho de que el periódico lo pregunte en unos casos y en otros no. ¿Con qué criterio periodístico escoge El Tiempo consultar a sus lectores si Andrés Felipe Arias debería renunciar a su candidatura presidencial por el escándalo de Agro Ingreso Seguro, y no pregunta si Juan Manuel Santos debería renunciar a la suya por los falsos positivos? (ver artículo)
La tesis que defiende en gran parte de su columna es que el Tiempo fabricó, básicamente, una serie de contenidos para lograr apoyar un análisis que favoreciera a Juan Manuel Santos. ¿Más allá de su análisis personal, cuáles son las razones que la llevan a afirmar que el periódico pensó fríamente cada uno de los pasos (foro – artículo – análisis) para al final beneficiar en su lectura a un personaje determinado? ¿Qué contenidos ha visto, aparte del mencionado en esta columna, que cree son prueba de que el periódico favorece a Santos?
No creo que nadie en el periódico haya pensado un plan frío y fabricado. Creo que estas cosas pasan precisamente por no pensar, por no reconocer los conflictos de interés entre su actividad periodística y los intereses de sus socios. El Tiempo no fabrica noticias, pero el caso específico, aunque no aislado al que me referí, demuestra, en mi opinión, que usa noticias ciertas para hacer titulares y cubrimientos sesgados e inducidos en favor de uno de sus socios.
En el análisis hecho por el periódico, supuestamente, quien sale fortalecido después de los líos de AIS es Juan Manuel Santos. ¿Cuáles son los argumentos que ofrece el periódico para llegar a esa conclusión que a usted le parece que no son lo suficientemente contundentes? ¿En qué se basa El Tiempo para decirlo y usted para refutarlo?
El argumento del periódico es que Juan Manuel Santos fue el único “ganador neto” del escándalo que envolvió a Arias sobre AIS (Ver artículo)
Creo que es una conclusión sesgada, basada en unas afirmaciones falsas y sin fuentes y otras simplemente sesgadas. Por ejemplo, es falso que Juan Manuel Santos sea el candidato presidencial de la U, ¿Qué fuente le confirmó eso a El Tiempo?
Esa es una aspiración del candidato Santos que su periódico no puede dar por realizada y presentar como cierta. Hay varios candidatos presidenciales uribistas, si uno de ellos pierde respaldo por un escándalo, todos los demás ganan un poco.
Arias es el directo competidor de Noemí Sanín en la consulta conservadora, el periódico ni siquiera menciona que Noemí también gana con el traspié de Arias. Desconocer esas posibilidades es violar no sólo el periodismo sino el sentido común. Por lo demás, el periódico no usó una encuesta ni ninguna otra fuente verificable para respaldar su conclusión.
Uno de los apartes más críticos de su columna dice: “La calidad periodística de EL TIEMPO está cada vez más comprometida por el creciente conflicto de interés entre sus propósitos comerciales (ganarse el tercer canal) y políticos (cubrir al Gobierno que otorga el canal y a su socio en campaña) y sus deberes periodísticos”. ¿Cuáles son las pruebas en el contenido habitual del periódico que le llevan a asegurarlo?
Creo que las pruebas que ofrecí y analicé en la columna demuestran que la calidad periodística del periódico está en riesgo y que no se están tomando en serio los riesgos derivados del conflicto de interés entre la función pública del periódico y los intereses particulares de sus socios. Esa es mi preocupación fundada y honesta. Creo que el caso analizado es específico, pero no aislado, y eso aumenta mi preocupación. El patrimonio periodístico de El Tiempo no le pertenece sólo a sus dueños sino a todos los colombianos. Levanté mi voz, y la volveré a levantar, para proteger ese patrimonio.
Como dice el periódico al final, ¿su columna fue escrita como una carta de renuncia?
No renuncié. Me enteré por el periódico de la decisión de su director de despedirme por las opiniones expresadas en mi columna.
¿No cree que fue desleal criticar de esa manera al periódico que le había dado el espacio para escribir? ¿No había otra forma más discreta e interna de plantearles esas dudas?
Creo que lealtad es, entre otras cosas, decir con franqueza la verdad de lo que se opina a los amigos, más a los poderosos, tan acostumbrados a la adulación o el silencio por conveniencia o temor. Hace meses estuve en una reunión privada en el periódico y expresé el mismo tipo de preocupaciones, con la misma franqueza. En otra columna anterior había hecho un comentario sutil en el mismo sentido. No soy la única lectora de El Tiempo que se da cuenta del sesgo y manifiesta su preocupación. Tenía eso sí, un espacio para el debate público y la libre expresión, y nunca imaginé que el periódico consideraría que allí se puede debatir cualquier tema, menos uno relacionado con el propio periódico. Creo sinceramente que no se está tomando en serio el riesgo que representa para el periódico y para el periodismo y la democracia colombiana dejar que este tipo de cubrimientos sesgados continúen, sin debatirse ni corregirse.
¿Dónde va a escribir ahora?
No tengo ninguna oferta y no tengo afán. Es un momento difícil y prefiero reposar.