CartAbierta 44 – Las mujeres defendemos las vidas, protegemos nuestros territorios y tejemos la paz
#SomosGénesis
8 de marzo 2022
Las mujeres defendemos las vidas, protegemos nuestros territorios y tejemos la paz.
Hoy honramos la memoria sensible de aquellas mujeres que marcaron aquel hecho histórico en 1908, donde 129 mujeres fallecieron incineradas en la fábrica de algodón de Nueva York, Estados Unidos, tras la lucha sindical que libraban por la igualdad de condiciones y garantías laborales; este hecho motiva a las Naciones Unidas la declaratoria del 8 de marzo como día internacional de la mujer trabajadora.
También hoy y siempre honramos la memoria de todas aquellas mujeres del mundo, de los diversos territorios de nuestro país, que nos antecedieron, que lucharon por los derechos humanos de las mujeres desde sus cotidianidades y diversos espacios y que hoy seguimos las huellas de los pasos recorridos por la dignidad.
Saludamos y nos hermanamos con todas las mujeres campesinas, afrocolombianas, indígenas, a las mujeres de los barrios populares de las ciudades; a las mujeres, madres de los desaparecidos que libran batallas en su búsqueda, a las madres, hermanas, esposas de jóvenes que se movilizaron en el marco del paro nacional del 2021 entre los meses de abril y junio; a las mujeres de origen y afecto de todos los combatientes y excombatientes, a las mujeres viudas, huérfanas y todas aquellas mujeres que en cualquier rincón de la Colombia profunda son luz diáfana para el mundo.
Mujeres diversas, lideresas, defensoras de comunidades étnicas, campesinas, de sectores urbanos, afirmamos que:
Hoy por hoy mantenemos la lucha por el reconocimiento a nuestra contribución desde los diversos ámbitos por la equidad de género y garantías para el goce de los derechos fundamentales tanto de hombres y mujeres; por el reconocimiento a nuestra capacidad y liderazgo que aún en medio de un contexto hostil cada vez más complejo vamos rompiendo el silencio y por encima de los miedos ponemos en el centro del debate social, que a pesar del marco normativo internacional y nacional que ampara los derechos de las mujeres, se mantiene el continuum de afectaciones a nuestras vidas, a nuestra integridad física, emocional y sexual, que implican también afectaciones a los procesos comunitarios y políticos de los que hacemos parte.
Que esta realidad que vivimos en los territorios, aunque empaña nuestras luchas, no ha sido un obstáculo sino una razón más para continuar consolidando los procesos, a transformar desde nuestras vidas hasta nuestras comunidades, en razón de la paz, la equidad y la justicia social.
Nos reconocemos como actoras políticas con capacidad de incidir, como gestoras y guardianas de vida, que queremos un mundo sin violencias en la que podamos gozar plenamente de nuestro derecho a un trabajo digno, derecho al acceso y goce de la tierra, el derecho a una educación pertinente, al ejercicio de la ciudadanía y liderazgo político sin ningún tipo de exclusión.
Que el territorio es el elemento esencial para nuestra existencia, con el cual establecemos un vínculo profundo como un medio para el desarrollo personal, familiar, social, político; a él nos arraigamos, por lo tanto, no concebimos su explotación indiscriminada y voraz para los intereses del capital.
Queremos una vida digna para todas las personas aún para aquellas que por diversas circunstancias terminaron en uno u otro actor armado; que les respetamos sus ideas, pensamientos, sentimientos, emociones, así no los compartamos, pero que talvez es posible encontramos en historias comunes, en lo que nos diferencia y a la vez nos enriquecen.
Como mujeres cuidadoras y gestoras de vida afirmamos la importancia de generar un equilibrio en las relaciones con los hombres y las demás personas con diversa identidad sexual. Nuestra identidad de mujeres nos exige buscar la inclusión y unas relaciones respetuosas justas y armoniosas con todas las personas.
Manifestamos públicamente el derecho que tenemos a participar eligiendo y a ser elegidos, elegidas, en ese sentido en el VII festival de las memorias en Cacarica Chocó que se celebró entre el 26 y 28 de febrero, candidatos y candidatas que aspiran a ser elegidos en el senado y cámara y a la presidencia de la República y candidatas de las circunscripciones de paz, compartieron y escucharon las propuestas de las comunidades y procesos organizativos presentes, que al unísono expresaron que sin resolver todas las violencias armadas en simultaneidad con cambios básicos y sustanciales en lo social y lo ambiental, y con disposiciones financieras y jurídicas es inviable la posibilidad de una paz global, territorial, incluyente con justicia social, ambiental donde las mujeres podamos concretar y afirmar nuestros derechos y seguir generando vida
Como mujeres constructoras de paz, nos comprometemos a:
Continuar abordando la complejidad de las violencias que nos afecta distintamente como mujeres, y buscar salidas y estrategias transformantes a nivel personal, colectivo, social, político para que esas violencias que finalmente nos hace victimas tanto a mujeres y hombres no se repitan; recoger el sentido de paz desde una visión transformadora, incluyente, con un horizonte de reconciliación.
Seguir en la tarea de unir lazos, nuestras voces, memorias e idearios de mujeres de distintos territorios rurales y urbanos, que nos mantenemos en el compromiso y reto de fortalecer con nuestros aportes la construcción de un país con medidas afirmativas que propugnen una salida, desarmando los conflictos negativos que persisten en nuestros territorios; resignificando lo que somos y hacemos.
Motivar desde nuestra experiencia y aprendizajes a transformar los imaginarios sexistas, que discriminan y violentan la dignidad de hombres y mujeres por proyectos e iniciativas económicas, sociopolíticas, culturales, ambientales a favor de las comunidades.
Nos asumimos como mujeres pactantes de una paz global y territorial y en ese sentido abogamos porque la propuesta de diálogo humanitario global sea escuchada y acogida por los diversos actores a quienes a través de las cartas abiertas hemos hecho el llamado a detenerse un momento, a reflexionar y considerar las posibilidades de buscar puntos de encuentro para parar estas violencias sociopolíticas y armadas que a todos y todas nos afectan; en ese sentido queremos volver a insistir, reiterar, retomar nuestras iniciativas de la propuesta de Acuerdo Humanitario Global; de su voluntad, su palabra y compromiso, depende en gran medida que se logren salidas integrales y completas para el logro de una Paz global, territorial con seguridad humana y ambiental.
Reiteramos entonces como mujeres desde nuestros territorios el llamado a que cesen las actuaciones ofensivas en nuestros territorios, evitar involucrar, atacar a nuestras comunidades en operaciones de apoyo, y acciones estratégicas de la guerra militar.
El respeto a nuestras normas internas, ello fragmenta la comunidad; les llamamos a que cesen de involucrar a niñas y niños y jóvenes; si hay niñas o niños como mujeres estamos abiertas a recibirles para que sean asumidos en nuestros procesos de cuidado.
Respeto a los lugares de enterramiento, lugares sagrados; les invitamos a respetar los lugares donde existen fosas comunes, nuestros cementerios, nuestros lugares de expresión y de reconocimiento espiritual, nuestros semilleros y bosques de memorias, y nuestros caseríos de vida comunitaria.
Libertad de Movimiento y de trabajo conforme a nuestros usos y costumbres, permitir el acceso a nuestras comunidades de ayuda humanitaria de iglesias, organismos de paz y derechos humanos, sin amenazas sobre estos.
A los actores empresariales abstenerse de invertir o de intervenir en nuestros territorios En medio de la militarización o de las confrontaciones o disputas armadas es inviable para nosotras un diálogo en libertad con ustedes. Las empresas deben asumir ya los principios voluntarios sobre derechos humanos y ambiente, y por esta razón, medir los impactos negativos de sus actuaciones en regiones donde persiste la violencia.
Las mujeres somos vida, somos génesis, existimos, estamos y persistimos