Carta en la Libertad de Mauricio Avilez

Hacemos llegar a todos la carta que Mauricio Avilez nos envió solicitándonos hacerla pública entre todos los que de una u otra manera, desde Colombia u otros lugares se solidarizaron con su privación de la libertad. Mauricio, defensor de los derechos humanos y de los derechos de los pueblos, escribió, como el mismo dice: “desde un lugar cualquiera”, ya no interesa el nombre de los sitios, cualquiera adquiere nuevas significaciones en el ejercicio de la Libertad… estas son sus palabras


“Carta en la libertad:

Desde un lugar cualquiera, 21 de octubre de 2004

A todos aquellos solidarios y solidarias

Desperté de una pesadilla, así como me despertaron en medio de la noche, para decirme libertad en una hora inusual; no lo podía creer, al fin estaba frente a mi, ahí estaba tan anhelada, detrás de la firma de unos papeles, había pensado que en ese instante haría tantas cosas y en ese momento no supe que hacer: no sabia si abrazarla, si besarla, si gritar su nombre; mientras que unas lagrimas rodaban por mis mejillas, ellas también ya eran libres y con gusto lo podían hacer.

El resto de esa noche no pude (no quise) dormir, estaba nuevamente libre, aunque me tocase estar escondido; estaba feliz aunque la investigación penal hecha en mi contra por ese burdo montaje aún estuviese abierta; sentía ansiedad de abrazar al viento, de encontrar el tiempo que había perdido y conversar con él, y así poco a poco fui reconociendo lo conocido; redescubriendo lo descubierto; reinventando lo inventado.

Los recuerdos me dijeron que yo una vez también fui a conocer el hielo, que conocí piedras como huevos prehistóricos y había visto como las cosas tomaban vida por si solas; sentí la hierba mojada en mis pies; eleve mi cometa; golpee fuerte un balón y me tire revolcándome en el barro con mis amiguitos de quinto de primaria celebrando un gol; bese las manos infatigables de mi madre y sentí su calor maternal, sus cálidos besos en mi rostro; vi acercarse a mi padre con su caminar cansado por tanto trabajar, acariciándome toscamente con ternura con sus manos pesadas y ordinarias de tanto buscarnos un pan; mi hermano sonriendo con su sonrisa de niño que yo imito sin querer y mi hermana con su lindo rostro iluminado y sus brazos abiertos para unirnos los tres como siempre en un pacto silencioso de sangre y hermandad; mi novia, esa alma de niña-cuerpo de mujer, corrió a mis brazos para quedarse a mi lado, dejándome sus huellas imborrables que hacen que siempre esté allí; los pude sentir, estuvieron conmigo, a pesar de estar muy lejos, escondido y no poder verlos, pero no sólo acudieron ellos, no fueron los únicos convocados en la “memoria del fuego” por el tiempo, llegaron ustedes, cada uno de ustedes hasta juntarnos todos, si, mis hermanas y hermanos, mis compañeros y compañeras, mis amigas y amigos, para renovarnos entre todos, para decirnos que siempre valdrá la pena, sintiendo que todos juntos con esa ilimitada e incondicional solidaridad, con nuestros sueños compartidos y soñados, resistiendo, luchando, venciendo, construiremos ese mundo tan humano, tan mundo que queremos…

Estoy libre, siempre lo estaré, a pesar de que siga la investigación penal; a pesar de que ellos aun quieran mantener ese burdo y vil montaje.

Soy libre, siempre lo seré, porque se que cuento con su inmensa solidaridad para terminar de derrumbar lo que injustamente ellos han edificado en mi contra.

Siempre seremos y estaremos libres, si seguimos uniendo nuestras manos para que nadie sea arbitrariamente detenido, para que no haya ni se cometa ninguna injusticia, para que no se viole o se amenace ningún derecho, para que ninguna vida por sus ideas se tenga que marchar o sea segada, para que nunca más, para que nunca jamás hechos como estos vuelvan a repetirse…

Es cierto siempre seremos, estaremos libres, si seguimos amando como amamos, soñando como soñando y luchando como luchamos.

Tengo que decirles además, que lentamente el tiempo ha vuelto a mi o viceversa, y no ha sido perdido, nunca se ha extraviado, una compañera noruega – de la cual por mi torpeza no recuerdo su nombre- me lo enseñó en su acogida y fraternidad, me lo mostró en su sonrisa y su voz que decía que en esos momentos y días transcurridos “han nacido muchos niños, muchas personas se han enamorado”; sonrió y veo que es cierto cada mañana, mañana a mañana las flores siguieron levantándose para saludar el día, los pájaros se llenaban de aire y afinaban su trinar, y así muchos han empezado a soñar y luchar, haciendo que al despuntar cada amanecer nosotros sepamos y tengamos la plena convicción que hemos resistido y avanzado.

Una a una las puertas que me confinaban, que se habían cerrado tras de mi, se fueron abriendo en mi frente; uno a uno empaque mis sueños – los vividos y soñados, esos los que regué con sus voces, con sus abrazos, cartas y saludos de solidaridad – ; uno a uno los he encontrado, me han encontrado ustedes, y ahora mi opción, mi vocación es más fuerte, mis ganas de vivir son más intensas y de darme a los demás.

Hermanas y hermanos, Compañeros y compañeras, Amigas y Amigos, estoy eternamente agradecido por toda la solidaridad y apoyo recibido y que seguiré recibiendo, una y mil veces gracias…!!!

De ustedes,

Mauricio J. Avilez A.”

Bogotá, DC, 25 de octubre de 2004

Comisión Intereclesial de Justicia y Paz