Carlos Pizarro León Gómez
En su generación promotor del movimiento estudiantil en la Universidad de la Compañía de Jesús. Su mirada critica y la decenas fueron expulsadas de esa academia.
De allí pasó a la Universidad Nacional de Colombia y en su ejercicio estudiantil se vinculó a la Juventud Comunista JUCO.
Meses después se vinculó a la guerrilla de las FARC y en su libre pensamiento revolucionario lo llevó as seguir su sentido de vida al lado de Jaime Bateman pensando en un proyecto más a la “criolla”, a lo nacional.
Así, al lado de Álvaro Fayad, Bernardo Jaramillo y otros, crearon el Movimiento 19 de Abril, M-19, leyendo el fraude electoral que sseguró la victoria de Pastrana.
En septiembre de 1979 en el gobierno de Julio César Turbay, fue capturado y llevado a la cárcel La Picota, en Bogotá, en donde permaneció detenido tres años.
Desde ese escenario derrochó imaginación para plantear con sus compañeros de celda el diálogo hacia la paz. Un esfuerzo truncado a mediados de los 80, tomó fuerza en los 90.
Firmada la paz el M-19 conformó el partido de la Alianza Democrática M-19, año en que se lanzó como candidato a las elecciones de alcaldía en Bogotá y posteriormente como candidato a la presidencia. Durante su campaña siempre afirmo: “Ofrecemos algo elemental, simple y sencillo: que la vida no sea asesinada en primavera”.
La estrategia paramilitar de un sector del establecimiento le asesinó el 26 de Abril de 1990 en plena campaña electoral siendo candidato presidencial por la Alianza Democrática M-19.
Gerardo Gutiérrez Uribe, alias Yerri, había disparado hacia el candidato presidencial por órdenes de Carlos Castaño Gil, jefe de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU). El verdugo de murió segundos después asesinado por Jaime Ernesto Gómez Múñoz, exagente del DAS y ex escolta del candidato.
Menos dos semanas antes de su asesinato Pizarro volvió a la Universidad Javeriana, además de dialogar con su legendario decano de la Facultad de Derecho, Gabriel Giraldo, ingresó a un recinto abarrotado de una nueva generación que también empezó a soñar en otro país.
A sus 39 años su magnetismo lo sacó casi a hombros de la Universidad en donde su pasión por otro proyecto de país, lo compensó en nuevas generaciones que veían la importancia de un nuevo país.
Su asesinato días después a muchas y muchos de esas generaciones les llevó a llorarle y dar un rumbo de vida distinta en el compromiso con otro país.
Su legado sigue ahí, resignificado en su hija María José y miles que siguen apostando por la paz con justicia.
El asesinato de Pizarro era parte de un plan criminal en que estructuras del Estado, desconociendo la constitución y los derechos humanos extermino con torturas, asesinatos, desapariciones forzadas a militantes del M-19 y a quiénes concebían como apoyos, simpatizantes o simplemente civiles todos concebidos como enemigos internos sin derecho a la vida o un proceso judicial si eran capturados. Aunque la impunidad es el manto de este asesinato, así como el exterminio del M-19 en la memoria colectiva persiste la terquedad que va esclareciendo y sancionando éticamente a los responsables y sus instituciones. La impunidad continúa sin ser la última palabra.
Carlos Pizarro en la memoria transformante de la paz
Carlos Pizarro Sin Olvido