Asesinada defensora de derechos humanos con su hijo menor de edad

“…Por este motivo, no solo los judíos, sino también gente de otra nacionalidad se indignaron y se apenaron por estos asesinatos” (2 Macabeos 4, 35)


RESUMEN

El viernes 6 de febrero de 2004, a las 22:30 horas, civiles armados de la estrategia paramilitar, que han actuado con la complicidad y omisión del Batallón 21 Vargas, asesinaron a la defensora de derechos humanos MARIA LUCERO HENAO y a su hijo YAMID DANIEL HENAO en la vereda Puerto Esperanza.

DETALLES

• Viernes 6 de febrero de 2004 a las 22:30 horas, civiles armados de la estrategia paramilitar llegaron hasta la casa de la defensora de Derechos Humanos MARIA LUCERO HENAO en la vereda de Puerto Esperanza, municipio El Castillo Meta, golpearon en la puerta y llamaron a MARIA LUCERO quien al principio se negó a abrir. Los armados amenazaron con tumbar la puerta si no abrían inmediatamente, por lo que MARIA LUCERO se ve obligada a abrir y se la llevan a la fuerza los hombres armados mientras ella grita llamando a su madre, a sus hijas e hijo YAMID DANIEL HENAO, quienes salieron tras ella intentando arrebatarla de las manos de los armados.

En el trayecto intentaron amarrar a MARIA LUCERO con unas cuerdas de nylon mientras le gritaban “desde hace tiempo le teníamos ganas pero no se había presentado la oportunidad” y a la familia que la acompañaba “ustedes son unos h.p guerrilleros”. Ella se abalanzó al cuerpo a uno de los armados impidiendo que la amarraran. Al llegar a las afueras del caserío, a 5 minutos de la casa, obligaron a las niñas y abuela a regresar y forzaron a quedarse con MARIA LUCERO a su hijo, YAMID DANIEL, de 16 años de edad, estudiante de la Unidad Educativa el Encanto de Puerto Esperanza.

Minutos más tarde, su familia escuchó varios disparos, pero por temor a la presencia de los paramilitares, no salieron de la casa hasta la madrugada en que se encontraron los cuerpos con impactos de bala. El rostro de YAMID DANIEL se encontraba desfigurado, con impactos en la boca y con una oreja amputada.

A lo largo del día, se presentaron enfrentamientos entre civiles armados de la estrategia paramilitar y las FARC-EP en la vereda la Esmeralda, distante a tres horas de camino de Puerto Esperanza. Los paramilitares en horas de la tarde, pasaron por el caserío de Puerto Esperanza con dos cadáveres y un herido en dirección desconocida.

La familia de MARIA LUCERO HENAO era una de las diez familias que se mantuvo en el caserío Puerto Esperanza, después de la incursión paramilitar del 2 de agosto del 2001 en la que los armados de la estrategia paramilitar con la complicidad del Batallón 21 Vargas obligaron a desplazarse a sus pobladores. MARIA LUCERO como Defensora de Derechos Humanos y Presidenta de la Junta de Acción Comunal, ante la ausencia de la actuación pronta y oportuna de las autoridades competentes, debió realizar el levantamiento de por lo menos 7 cadáveres de vecinos de su vereda. En varias ocasiones como Defensora de Derechos Humanos MARIA LUCERO HENAO se entrevistó con representantes de delegaciones diplomáticas con asiento en Colombia como la embajada de Austria, Canadá, Gran Bretaña, Italia, Alemania, Francia y con la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y con la Defensoría del Pueblo para presentarles la grave situación de los pobladores de Puerto Esperanza luego del desplazamiento y de la presencia paramilitar permanente.

A nombre de la comunidad MARIA LUCERO intervino ante Comisión Interinstitucional que visitó la zona en el primer semestre del año anterior relatando los hechos de agresión paramilitar de la que venían siendo víctimas, en medio de la presencia paramilitar que permanecía en la zona.

MARIA LUCERO HENAO, defensora de Derechos Humanos fue objeto de amenazas durante dos ocasiones y de un intento de asesinato en los últimos tres años. Una noche llegaron a su casa buscándola , pero ella no se encontraba en el lugar y su familia no abrió la puerta, días después, varios paramilitares en el frente de su casa estacionaron una camioneta, pusieron música y uno de ellos le manifiesta que en ese momento no la iban a matar porque no les habían dado la orden.

Ante las amenazas recurrentes de los miembros de la estrategia paramilitar se atrevió a entrevistarse con uno de los jefes paramilitares en El Dorado para preguntar por las razones por las cuales se le amenazaba, a lo cual el jefe paramilitar respondió: “con usted no tenemos ningún problema”. A pesar de estas amenazas, MARIA LUCERO HENAO se mantuvo en el trabajo organizativo de su comunidad, en la denuncia de las violaciones a los derechos humanos de las que eran víctimas y en el desarrollo de actividades productivas para su familia, dada su condición de cabeza de familia.

LINEAS DE INTERPRETACIÓN

En estos dos asesinatos se asiste al cortejo fúnebre del cadáver insepulto de la justicia. Nunca se investigaron los más de 100 crímenes que antecedieron a estos dos asesinatos que han sido perpetrados por las estructuras armadas encubiertas que se han extendido, consolidado y amparado en agentes estatales del Batallón 21 Vargas. La violencia en el Ariari contra la población civil es una práctica sistemática, con un patrón común de exterminio a los pocos vestigios, a los pocos restos de comunidad campesinas que se niegan a aceptar la apropiación de sus vidas y de sus tierras. Esta práctica de arrasamiento ha sido posible gracias a la complicidad, la anuencia, la omisión de agentes estatales con estructuras criminales.

El pretexto de la guerra contra la guerrilla de las FARC-EP se convirtió en la justificación sin razón, en ética de aniquilamiento y de control a la población.

En las vidas cegadas de MARIA LUCERO HENAO, defensora de Derechos Humanos y de su hijo, el menor YAMID DANIEL HENAO, renace la dignidad de los campesinos del Ariari que afirman integralmente sus derechos.

En la memoria de LUCERO HENAO y de su hijo, el menor, YAMID DANIEL HENAO, se constata el desmoronamiento del Estado de Derecho y el resto de la barbarie en las políticas de seguridad.

Bogotá, Febrero 7 de 2004
COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ