Antonio Hernández Niño
El 11 de abril de 1986 Toño te llevamos en nuestra frágil memoria, apareces en la sede de la JTC, en la plaza de Bolívar o en la transformada carrera décima, allí nos despedimos, la última noche, que nos vimos, horas antes de aquel día. Esos días después tocaron la piel, el corazón, el alma, hicieron hacer aparecer fantasmas y sueños, por eso tal vez, estamos hoy donde estamos… Pero dejemos a otros, que hablen de ti, otros que estuvieron cerca y que compartieron tus sueños, nos falta aquí Yolanda, la comunicadora popular, abriendo caminos en la radio masiva, rompiendo mitos, sigues en su corazón, pero repetimos, mejor que hablen otros, los que escribieron “Aquellas Muertes que hicieron resplandecer la vida”.
Su padre Don José , uno de los primeros habitantes del barrio Tunjuelito, conoció de cerca al Padre Camilo Torres y trabajo junto a él, cuando iba allí con grupos de universitarios a desarrollar una experiencia piloto de trabajo social. El testimonio de Camilo marcó profundamente a Toño desde su niñez y conservó siempre una gran admiración por él.
Desde el colegio, Toño hizo parte de los grupos cristianos que buscaban comprometerse con la causa de la justicia. En 1982 se vinculó al equipo responsable de la revista Solidaridad.
En ese mismo año comenzó a hacerse sentir el alarmante fenómeno de la desaparición forzada de personas, como modalidad relativamente nueva de represión en Colombia, aunque en otros países latinoamericanos era ya práctica corriente. Un grupo de familias de personas desaparecidas, inspirándose en la lucha de las Madres de la Plaza de Mayo, de Argentina, comenzó a hacer manifestaciones públicas de denuncia todos los jueves, hacia el mediodía, por las calles centrales de Bogotá. Toño fue desde el comienzo uno de los incondicionales en esas marchas.
El 8 de abril de 1986 , en la noche, Toño participó en una reunión para preparar la visita a Colombia de Juan Pablo II. Luego de la reunión y de tomar un café con otro compañero en la cafetería “Sahara” en un lugar céntrico de Bogotá. Toño se despidió para tomar un bus hacia su casa, donde nunca llegó.
Entre el 9 y el 11 de Abril, su familia y sus amigos lo buscaron incansablemente.
El viernes 11 de abril, su cadáver apareció en un basurero, en el kilómetro 10 de la carretera del norte. La necropsia dictaminó que la muerte se había producido pocas horas antes. Tenía los ojos vendados y las manos atadas. Su cuerpo presentaba hematomas .
En 2014 se supo que su desaparición y posterior asesinato fue en manos del ex Sargento Viceprimero Bernardo Alonso Garzón– ex Agente de inteligencia del COICI-Comando Operativo de Inteligencia y Contrainteligencia del Batallón Charry Solano involucrado en la preparación y/o ejecución de más de 30 desapariciones forzadas ocurridas en la ciudad de Bogotá entre 1984 y 1990.
Qué doloroso fue tomar conciencia de su ausencia. Pero a través del dolor descubrimos su presencia trascendente en todos los caminos de nuestras luchas, donde se forja, entre dolores y lágrimas, la realidad del hombre nuevo y de la nueva humanidad”.
Aquí con nosotros, sigues presente, entre cristianos entusiastas de la opción en y con los excluidos, aquí entre los riesgos que son propios de este avatar, cuando la indolencia y la intolerancia de pocos hace de las demás desgracias de vidas e historias.
Antonio Hernández en la Memoria
Antonio Hernández Sin Olvido
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz.