Ante la muerte de afrocolombianos en Suárez

La reciente tragedia ocurrida en el municipio de Suarez, departamento del Cauca, con el derrumbe minero que segó la vida de 22 personas, afrocolombianas y afrocolombianos, es la expresión de la resistencia negra que afirma su dignidad, su derecho al trabajo, su derecho a la alimentación y su derecho al Territorio en medio de las políticas de exclusión sistemáticas adoptadas por los diversos gobiernos. No se trata de una tragedia natural. No se trata de una tragedia anunciada. Se trata de una tragedia estructural Tragedia escondida en los discursos institucionales, los de modelos de desarrollo o los modelos de asistencia. Siempre es fácil responsabilizar a la naturaleza, a los excluidos, a los afrocolombianos de la tragedia. Los que afrocolombianos han vivido históricamente y ante lo que se han enfrentado es a la tragedia causada por unos, expresada en la discriminación, el hambre, la marginalidad, es el deber de la indignidad.


En la memoria de esas Vidas afrocolombianas se rememoran, las prácticas de la resistencia en los palenques, en los barcos de los colonizadores, en el territorio del pacífico y del Atlántico. En Suárez se rastrea el afrontamiento a los modelos anti y neo esclavistas, se percibe la construcción real de su derecho a la supervivencia como pueblo tribal. Las políticas públicas son la expresión de los ejercicios de exclusión y de sometimiento bajo formas democráticas ante las cuales las 22 víctimas y el pueblo de Suárez se han enfrentado.

:En memoria de Nancy Charrupí, Eider Nazaríth, Celimo Nazaríth, Yuli Nazaríth, Amanda Carabalí, Mariceli Charrupí, Yalena Solís, Bertulia Solís, Gilberto Solís, Luz Dary Ocoro, Fanny Alarcón Berrio, Dora Alicia Rodallega, Gloria Caicedo Diaz, Luz Mila Ruiz, Miller Landy Charrupi, Alejandrina Fajardo, Emerson Hernández (menor de edad), Ruber Solís, Maria Yuli Balanta, Rubí Marroquín, Damaris Nazarith Marroquin, Luis Delio Sanchez y Ubelino Viveros Nazarith; organizaciones afros se pronuncian exigiendo el reconocimiento integral de sus derechos, y la adopción de las Zonas Especial de Extracción Artesanal Minera, y el respeto a los compromisos asumidos desde 1986 por el gobierno nacional.
Adjuntamos el pronunciamiento de las comunidades de los pueblos negros del Cauca

PRONUNCIAMIENTO
Frente a la muerte de mineros afrocolombianos en el municipio de Suárez, Cauca

Históricamente la presencia de las comunidades negras en el Norte del Cauca, específicamente en los municipios de Buenos Aires y Suárez, ha estado asociadas con ser comunidades esclavizadas que incluso luego de conseguir su libertad siguieron siendo mineros artesanales dedicados a la explotación de minas de socavón y cielo abierto en las montañas, ríos y quebradas de la zona. Estas actividades siguen siendo el casi único medio de subsistencia de las comunidades; de las minas obtienen recursos para sobrevivir, no lo hacen por placer sino porque en medio de tanta ausencia gubernamental, en medio de precarias condiciones, lo único que les queda es arriesgar día a día su vida detrás de una veta de oro, que tal vez algún día llegara.

Cuando en Colombia se celebra un año mas del mal llamado Descubrimiento, las comunidades negras nos vemos sumidas en una tristeza irreparable, debido a que el día sábado 13 de octubre de 2007, cerca del casco urbano del municipio de Suárez, el derrumbe de una mina a cielo abierto acabo con la vida de 22 personas, entre ellas 16 mujeres cabeza de hogar. Ante un hecho tan lamentable, la respuesta del gobierno es el cierre de las minas, evadiendo la responsabilidad de generar medidas que ataquen de fondo el problema de miseria en la que vive esta población y sin pensar que dicha medida aumentara la crisis humanitaria de la zona.

Ante esto, El Consejo Comunitario de La Toma, las Juntas de Acción Comunal de Yolombo, Portugal, Honduras y Asnazu, el Consejo Comunitario del Cerro Teta, el Consejo Comunitario de Pilamo, la Asociación Municipal de Mujeres –ASOM-, el Comité Municipal de Derechos Humanos de Buenos Aires, el Palenke del Alto Cauca, la Asociación Juvenil Comunitaria , la Corporación Ancestros y el Proceso de Comunidades Negras en Colombia –PCN-, haciendo uso del derecho inalienable a la Memoria Colectiva, recordamos:

1. Con la construcción de la Represa de Salvajina en 1985, propiedad actual de la Empresa de Energía Eléctrica del Pacifico EPSA, filial de UNION FENOSA, muchos de los mejores trabajaderos mineros de la zona fueron sepultados por las aguas y las fincas inundadas. Las medidas para mitigar y compensar los impactos de este proyecto, que además llevo a cientos de familias a desplazarse de la región, han sido mínimas y a muchos pobladores ni siquiera se les pago el valor de sus predios. De acuerdo con las organizaciones y líderes de la zona, los acuerdos establecidos entre el gobierno y las comunidades en el acta del año 1986 no han sido cumplidos plenamente. La orden del Ministerio del Ambiente en el sentido de formular un Plan de Manejo de Salvajina, que es un marco para detectar, mitigar y corregir situaciones como las que ocasionaron la muerte de estos mineros, no ha sido cumplida por la EPSA.

2. Los intentos para despojar a las comunidades negras de sus territorios y los recursos que les sirven para sobrevivir han sido muchos en esta zona. A mediados de los 90 esta zona soportó una invasión de mineros procedentes de otras zonas del país que fue enfrentada por las organizaciones logrando que las retroexcavadoras y mineros salieran de la zona. Una situación similar se está presentando en los últimos dos años: a la zona han llegado mineros procedentes de Antioquia fundamentalmente, con capital y tecnologías que las comunidades no poseen que haciendo uso de medios bastante cuestionables están presionando a los propietarios ancestrales para que dejen los territorios, explotan las minas sin ningún control ambiental y contaminan las fuentes de agua con mercurio y cianuro. Sobre esta misma zona, la Empresa Sociedad Kedhaha pretende, a pesar de la oposición de las comunidades y líderes, adelantar actividades de exploración y explotación minera. Por estas causas muchos de los líderes comunitarios han sido amenazados de muerte.

3. El abandono a que han sido sometidas las comunidades negras de esta zona y del país, ha sido también histórico. A pesar de los aportes a la construcción de la nación, existe una deuda histórica con los afrocolombianos. Al abolirse legalmente la esclavitud, fueron reparados los dueños de los esclavizados. La reparación histórica para los afrocolombianos, y con ella para los pobladores negros de los municipios de Suárez y Buenos Aires, es un asunto todavía pendiente, como también lo es la reparación por los impactos del conflicto armado interno a que han sido sometidos. Por ello las afirmaciones institucionales en el sentido que las minas serán cerradas, no representan una verdadera salida a la situación de los pobladores de la zona, y pueden constituir en medio de la tragedia, un preludio para que los mineros afrocolombianos sean expropiados.

4. La mina donde ocurrieron los hechos es de propiedad de Segundo Perea, minero procedente de Uraba que pese a la oposición de los pobladores inició la explotación ilegal de la mina, con maquinaria pesada que inestabilizó aun mas el terreno que ya había sido desequilibrado por acción de la construcción del embalse La Salvajina. Los pobladores llegaron aun acuerdo para seguir explotando la mina de manera artesanal, tal y como lo vienen haciendo desde hace siglos, esto ocurría los días jueves y sábado. Ese día se encontraban trabajando en la mina mas de mil personas afrocolombianas y tras el derrumbe de la mina, ocasionado por la vibración de 3 retroexcavadoras, perdieron la vida 23 personas y quedaron 24 heridos. Las victimas fueron: Nancy Charrupí, Eider Nazaríth, Celimo Nazaríth, Yuli Nazaríth, Amanda Carabalí, Mariceli Charrupí, Yalena Solís, Bertulia Solís, Gilberto Solís, Luz Dary Ocoro, Fanny Alarcón Berrio, Dora Alicia Rodallega, Gloria Caicedo Diaz, Luz Mila Ruiz, Miller Landy Charrupi, Alejandrina Fajardo, Emerson Hernández (menor de edad), Ruber Solís, Maria Yuli Balanta, Rubí Marroquín, Damaris Nazarith Marroquin, Luis Delio Sanchez y Ubelino Viveros Nazarith. QUE LOS ORISHAS ACOMPANEN SU VIAJE!!!.

Después de tan desastrosos hechos, las organizaciones arriba mencionadas nos oponemos rotundamente a la decisión gubernamental de cerrar todas las minas de la zona porque con dicha medida se profundiza la situación de hambre y crisis humanitaria que ya vive la zona.

Por el contrario EXIGIMOS:

1. Se cumplan a plenitud los acuerdos del acta de 1986, firmados en el marco de la lucha por la indemnización de daños causados con la construcción de La Salvajina.

2. Se cumpla, por fin, lo ordenado por el Ministerio del Medio Ambiente a la EPSA en el sentido de formular el Plan de Manejo de la Salvajina con participación de los pobladores afrocolombianos, indígenas y campesinos.

3. Se declaren las zonas de Buenos Aires y Suárez como Zonas Especiales Mineras Afrocolombianas e Indígenas.

4. Se de paso a la reparación histórica por la esclavización y por los impactos del conflicto armado interno como marco para superar las desigualdades en las que estas comunidades viven.

Consideramos que estas medidas constituyen puntos mínimos y el marco mas idóneo para que de una parte el Estado colombiano asuma la responsabilidad por estos hechos y por el otro los prevenga para que no se vuelvan a repetir.

Norte del Cauca, municipios de Buenos Aires y Suárez, 16 de octubre de 2007.

El Consejo Comunitario de La Toma.
Las Juntas de Acción Comunal de Yolombo, Portugal, Honduras y Asnazu.
El Consejo Comunitario del Cerro Teta.
El Consejo Comunitario de Pilamo.
El Comité Municipal de Derechos Humanos de Buenos Aires.
La Asociación Municipal de Mujeres –ASOM-
La Asociación Juvenil Comunitaria
La Corporación Ancestros
El Palenke Regional Alto Cauca.
Palenque Regional El Congal
Proceso de Comunidades Negras en Colombia –PCN-“