Amenazas de la Brigada 7, Crimen de Genaro Potes, Lógicas paramilitares
Nuevamente nuestra Constancia y Censura Ética ante los abusos de poder, las intimidaciones y amenazas de muerte que profieren las unidades militares de la Brigada 7 sobre los pobladores de la región.
Bogotá, D.C. julio 21 de 2007
FRANCISCO SANTOS
Vicepresidente de la República
CARLOS HOLGUIN SARDI
Ministro del Interior
FERNANDO ARAUJO
Ministro de Relaciones Exteriores
MARIO IGUARAN ARANA
Fiscal General de la Nación
EDGARDO MAYA VILLAZON
Procurador General de la Nación
VOLMAR PEREZ
Defensor Nacional del Pueblo
Ref: Amenazas de la Brigada 7, Crimen de GENARO POTES, Lógicas paramilitares
“En el nombre de la Vida. ¡Quebranta su fuerza con tu poder! ¡Derriba su dominio con tu ira! Pues ellos pretenden profanar tu santuario, manchar la tierra con más sangre y destruir lo que los pueblos hemos reconstruido…” Judit 9, 8-9
Reciba un respetuoso saludo.
Nuevamente nuestra Constancia y Censura Ética ante los abusos de poder, las intimidaciones y amenazas de muerte que profieren las unidades militares de la Brigada 7 sobre los pobladores de la región.
Luego de la ejecución extrajudicial de GENARO POTES, el falso montaje para ser presentado como guerrillero, las acciones militares se han dirigido sobre los pobladores que han afirmado el derecho a la verdad. Para asegurar la impunidad no solo modificaron la escena del crimen, si no que los militares se dedicaron a intimidar a los pobladores para que estos afirmen la existencia de un combate armado que nunca existió.
Nada en absoluto se modifica, todo es parte de la cultura militar, es el derecho consuetudinario del terror. Por eso, nuestra Constancia y Censura Ética ante los hechos que siguen a continuación.
Militares de la Brigada 7, entre ellas un cabo, días después de la ejecución extrajudicial y sepelio de GENARO POTES, en el caserío Campo Alegre, jurisdicción del corregimiento de Puerto Esperanza, municipio El Castillo expresaron a varios pobladores del caserío que: “si llega a llamar mi coronel preguntando si se dieron combates, ustedes digan que sí. Es que nosotros matamos un guerrillero y ahora dicen que era campesino, Denme un número de teléfono al que nos podamos comunicar por si se necesita que alguien de la región diga que si hubo combates.”
En respuesta varios de los campesinos les expresaron que todo ha sido una ilegalidad, que quieren sostener la mentira, pues nunca hubo combates y el resultado fue el asesinato de GENARO.
* Jueves 7 de junio en horas de la mañana, en el casco urbano del municipio El Castillo, varios pobladores escucharon a un militar del Batallón 21 Vargas de la Brigada 7 del ejército afirmar que habían matado a un guerrillero a quien le encontraron una pistola, granadas y vestido de camuflado.
Los militares manifestaron su inconformidad por la Constancia y denuncia sobre el crimen de GENARO POTES. “Nos tienen jodidos diciendo que es un campesino, pero ese cuento lo saca es la gente que está en esa Zona Humanitaria al lado de Puerto Esperanza. Ese grupito está inventándonos cuentos. Nosotros dimos de baja fue a un guerrillero y por eso nos van a dar vacaciones, porque logramos un objetivo, porque nosotros estamos para buscar a la guerrilla”.
* Domingo 10 de junio hacia las 9:00 a.m., cerca de 70 unidades militares del Batallón 21 Vargas de la Brigada 17, llegaron al caserío del corregimiento de Puerto Esperanza, movilizándose en una camioneta blanca y al mismo tiempo 4 agentes policiales en dos motos.
Los militares se ubicaron en tres puntos. Uno al lado del colegio “El Encanto”, otro en la salida del corregimiento, sobre la vía que comunica hacia la Zona Humanitaria de la Comunidad Civil de Vida y Paz, y el tercero dentro del pueblo, sobre el camino que comunica al caserío La Cima.
Algunos se dirigieron a los establecimientos públicos, allí realizaron requisas e intentaron incautar bienes de consumo. Los uniformados expresaron que debían sacar “toda la gasolina guardada y la que existe en las vitrinas”. Otros militares requisaron a los pobladores, les solicitaron documentos de identidad, en particular, a los campesinos que llegaban de los caseríos de la parte alta. Igualmente los campesinos fueron fotografiados y registrados en video. Uno de los militares que se logró identificar tenía el apellido MAHECHA.
A quiénes se dirigían por el camino que conduce a La Cal les manifestaron que “está prohibido pasar pilas para las linternas y gasolina” (…) “ la gasolina que encontremos la quemamos” (…) “No vamos a dejar pasar combustible para la coca”. (…) “está prohibido el paso hasta después de dos horas más allá de Puerto Esperanza”.
Uno de los militares destruyó una pancarta en la que estaba escrito: “campesino asesinado. GENARO POTES, hombre trabajador y solidario, fundador de la región, vereda Campo Alegre. Justicia, Justicia”, instalado por pobladores de la región después del sepelio de este campesino el miércoles 30 de mayo en el cementerio de Medellín del Ariari.
Hacia las 10:15 a.m., un grupo de pobladores de la Zona Humanitaria, junto con acompañantes internacionales se dirigieron la orilla del río La Cal en el punto de El Matadero en búsqueda de un integrante de la Comunidad Civil de Vida y Paz
Los regulares expresaron que no era autorizado el paso por la existencia de un campo minado a la orilla del río. “Hacia el río nadie puede ir porque allá está muy delicado, encontramos un campo minado – refiriéndose a unos tubos viejos que se encontraban al lado del matadero -. “Vaya usted mismo y verifique” – señalando al acompañante internacional
Los integrantes de la comunidad manifestaron a los militares que se trataba de unos cilindros viejos que habían sido detonados por el propio ejército en el mes de febrero. Ante la respuesta los militares guardaron silencio.
Hacia las 10:30 a.m. a campesinos que se dirigían a la Zona Humanitaria, les expresaron: “esto por acá está muy jodido, esto no es para venir de paseo. De Puerto Esperanza para arriba es muy peligroso, hasta dentro de dos horas nadie puede subir por esa carretera que va a Campo Alegre.”
Después de varios minutos de espera, los dejaron pasar.
Hacia las 2:00 p.m. militares que llegaron al caserío de Puerto Esperanza con una mata de coca en sus manos expresaron: “acabamos de quemar dos cambullones con coca. La orden que tenemos es de acabar con todos los cultivos ilícitos y pobre de aquél que encontremos raspando coca o que sea dueño de cultivos porque le quemamos lo que tenga y si alguien corre se le da plomo. Al que encontremos comprando coca lo picamos en pedacitos. Nosotros tenemos que acabar con la coca que esté en la parte alta”
La presencia y controles militares en los tres lugares se mantuvieron hasta las 3:30 p.m., cuando empezaron a salir con dirección a Medellín del Ariari, usando vehículos de servicio público.
En uno de los vehículos, dos militares expresaron al conductor: “No se olvide de decir, que con el permiso de mi teniente vamos a acabar con todos los cultivos ilícitos de la región”. (…) “estos son los carros buenos, los que fabricó mi buen amigo Hitler.”
* Viernes 5 de Julio desde las 9:15 a.m. y hasta la 1:15 p.m. dos niños, un varón y una mujer, de 16 años de edad, fueron retenidos ilegalmente por unidades militares del batallón 21 Vargas en el paso del río La Cal que conduce de Puerto Esperanza al poblado de El Retiro.
Los 15 militares que permanecían ocultos en el puente, rodearon a los niños a quiénes les preguntaron por la presencia de la guerrilla, y la forma como se movilizaba para no ser descubiertos. Los niños expresaron que desde hacía mucho tiempo “los únicos armados que andan por acá, son ustedes”.
Los efectivos de las fuerzas militares lo obligaron a andar, y al niño le ordenaron quitarse la camiseta y las botas, mientras repetía las preguntas sobre la guerrilla. A los niños les tomaron el celular que llevaban, por cerca de 30 minutos.
Uno de los militares indicó que deberían acompañarlo hasta la última casa de la zona y que solamente hasta el siguiente día los dejarían en libertad. Los militares volvieron a hacerlos andar, y les preguntaron por casa una de las familias del caserío. Posteriormente, los separaron y a cada uno le hicieron el interrogatorio.
Nuevamente fueron presionados por los militares. A la niña le dijeron que debía colaborar y que debía estar dispuesta a caminar. Al niño, los militares lo presionaron a obligarla a andar. “Sí ella ha dicho que no puede caminar más, es que es así”, expresó el niño campesino. Un militar manifestó que no les iban a servir y era mejor dejarlos ya.
Posteriormente, los obligaron a firmar un documento escrito en el que manifiestan haber recibido un buen trato, luego les tomaron varias fotos con un celular y al niño lo obligan a manifestar ante una cámara de video en el día, la fecha, la hora y el lugar.
Luego los dejaron en libertad, hacia las 1:30 p.m.
* Martes 17 de julio a las 4:20 p.m. en el retén militar sobre el río Cumaral en dirección hacia Puerto Esperanza, unidades militares pertenecientes al Batallón 21 Vargas de la Brigada 7 obligaron detener un vehículo de servicio público en el que se movilizaban pobladores de la región, y, los acompañantes humanitarios de derechos humanos, YAGO REDONDO, cooperante internacional y ELKIN SARRIA de Justicia y Paz.
Los militares realizaron una requisa a los equipajes, obligando al acompañante del Estado Español a sacar todo el contenido de las maletas. Uno de los regulares expresó: “tal vez lleva contrabando”. El cooperante llevaba entre su equipaje 1 kilo de arroz, 1 kilo de pasta, libros y material pedagógico donado por sectores de iglesias de España para la escuela de la Zona Humanitaria.
El Sargento de apellido SUESCA solicitó a los dos acompañantes documentos de identidad y les interrogó, irónicamente, sobre su identidad: “¿ustedes son realmente civiles?”.
El militar, luego de que los acompañantes le respondieron con claridad quiénes eran y el tiempo que llevaban de acompañantes en la Zona Humanitaria, agregó: “hago la preguntas, porque hay unos que vienen por acá que son curas o estudian para curas y otros que no, como ustedes. (…) Yo soy nuevo por acá y vengo a hacer un control de todo”. “A mi me han hablado mucho de esas familia de las Zonas Humanitarias, como soy nuevo, voy en estos días por allá en los alrededores de esa Zona Humanitaria, a ver qué es”.
El acompañante de Justicia y Paz expresó su preocupación pues toda la información la posee el Gobierno Nacional debido a los requerimientos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Nuestra Constancia y Censura Ética ante las actuaciones contra derecho realizadas de modo permanente por las unidades de la Brigada 7. No solo matan contra el Derecho y contra la ley, que ellos mismos dicen defender. Además, el derecho a la libre expresión, a la actuación en conciencia de los campesinos pretende ser transformada para negar la realidad y la verdad e imponer no solo la impunidad jurídica sino social.
Las actuaciones de la Brigada 7 son la expresión del desarrollo de nuevos mecanismos de impunidad, que se suman a los propios de la ejecución del crimen, a los que se instauran en la Justicia Penal Militar.
Hoy continúan los militares que participaron en el crimen de GENARO POTES actuando sin ningún límite. Intencionalmente los militares ocultan sus nombres inscritos en los camuflados, quieren asegurar el anonimato, y la nueva formas de operación clandestina.
Los aprendizajes de lo paramilitar están enquistados en las formas de operación en el terreno en las que han presionado a los campesinos para que no denuncien o cambien la versión de los hechos. Ellos aún saben, que en el proceso de la Justicia Penal Militar están seguros, que la inacción de los entes de control propicia su protección y la vulnerabilidad de las víctimas.
Es claro que a las víctimas se les niega el derecho a saber los nombres de los responsables directos de los crímenes, pero ellos se aprovechan de esta condición para presionar, para registrar los nombres, las cédulas, los datos de los ciudadanos, que se usarán para falsos procesos judiciales. Es para todo eso que la impunidad se convierte en funcional, para dejar en estado de vulnerabilidad a las víctimas, a los testigos.
Hoy es parte de la estrategia militar devenir en estrategias criminales, entre ellas, las paramilitares, como en las épocas de la Triple AAA. No deja entonces de causar escozor que estén anunciado que cortarán en pedacitos a los campesinos o a quiénes en reacción corran les dispararán.
No deja de sorprender a quiénes creemos en los principios que rigen la actuación del derecho, que diferencian con claridad la mentalidad bárbara de la racional y humana, que los militares de la Brigada 7 se refieran así mismo como criminales, esto parece ser parte de una conducta normal.
Matar a campesinos con bala o con las prácticas de sevicia que se desarrollaron a través de la estrategia paramilitar como el corte en pedacitos, debería por lo menos generar una actuación efectiva de ustedes, para enfrentar el enquistamiento de la lógica criminal en la Brigada 7.
Expresamos por eso nuestra Censura Ética, como único mecanismo con el que contamos para develar esas lógicas que han corroído a las fuerzas militares y que continúan siendo norma de su conducta.
Expresamos nuestra Censura Moral ante los abusos de autoridad como las retenciones ilegales sobre menores, a quiénes pretenden involucrar en acciones militares de registro, de control, y todas las actuaciones persecutorias sobre la población que más adelante derivarán en falsos procesos judiciales o en ejecuciones extrajudiciales.
Expresamos nuestra Censura Ética ante las restricciones al apoyo humanitario y a la protección de los derechos humanos que se realiza en la Zona Humanitaria de la Comunidad Civil de Vida y Paz, CIVIPAZ, en el caserío “El Encanto” a través de los acompañantes internacionales y nacionales. La actitud hostil sobre cooperantes humanitarios y defensores de derechos humanos significa el desconocimiento del Derecho Internacional de Derechos Humanos y los traspiés de una política institucional que no quiere reconocer la verdad sobre su responsabilidad en los Crímenes cometido en el Ariari.
Los apelamos desde sus responsabilidades institucionales, a actuar en coherencia y en conciencia, destituyendo los mandos y los militares que participaron en el crimen de GENARO POTES, el 26 de mayo y quiénes hoy participan en las amenazas e intimidaciones contra los pobladores que se han negado a mentir, como mienten los militares.
A destituir a todas las unidades militares que han participado en las operaciones recientes en el corregimiento de Puerto Esperanza y sancionarlos penalmente a fin de evitar que consuman sus amenazas. A actuar inmediatamente a fin de que la lógica criminal que se encuentra cimentada en su relación con la población sea extirpada de una vez por todas.
A dar a conocer a la sociedad los nombre y apellidos de los militares que ordenaron, que instruyeron y participaron en la ejecución extrajudicial de GENARO POTES
De ustedes depende, que las amenazas proferidas por los militares al mejor estilo paramilitar, no se realicen ni se produzcan. De ustedes depende que la admiración hitleriana expresada por los militares, o el corte en pedacitos, Tortura, proscrito por la Conciencia de la Humanidad no se vayan a repetir ni a producir.
Si el Presidente Uribe, ayer en la instalación del Congreso expresó que no existe ya el paramilitarismo en Colombia, he aquí, en el Ariari, otro ejemplo, preciso de cómo persisten las lógicas de operación paramilitar en la propia institucionalidad castrense, de la cual no creemos que nadie pueda sentirse orgulloso y mucho menos tener una actitud falsa fundada en la ceguera, la sordera y la mudez.
COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ